Tatiana Huezo vuelve al género documental con un nuevo retrato sobre la infancia mexicana, esta vez de una forma distinta a lo que hizo con Noche de fuego; y es que, la cineasta permea la vida en un poblado donde la sabiduría y el vínculo con la tierra se hereda de generación en generación.
A través de una videollamada desde la Berlinale, donde compite por el premio de la sección Encounters, Tatiana habló sobre el reto de llegar a El eco, el poblado que da título a su documental y que se ubica en una zona recóndita de Puebla, donde pasó parte de la pandemia para su investigación.
“Esta película nació de una enorme necesidad de seguir hablando de qué es Mexico, desde el cuidado de la tierra, la crianza de los niños y cómo se hacen adultos desde muy chicos por la importancia de la tierra y los animales, por una cuestión de supervivencia”, dijo Huezo.
“El eco habla de esta herencia de los papas a los hijos, de lo que implica el mundo campesino y cómo se forja un carácter para sobrellevar esa vida tan ruda”, agregó la cineasta sobre el lugar que descubre cómo una especie de inicio y fin del mundo, un lugar que impone la forma de habitarlo.
Este documental estaba en la mente de Tatiana antes que Noche de fuego, pero las circunstancias la llevaron a filmar su primera ficción. Ya había visitado varios lugares y no lograban transmitirle esa magia que buscaba, hasta que en su lista apareció El eco, el nombre por sí solo la cautivó.
“Está contextualizado por una atmósfera fascinante, es un pueblo de clima extremo, empieza en la tormenta y luego llega el otoño y la sequía con el invierno, se mueren los animales. Hay un apunte del cambio climático sin decirlo, es una película que no explica nada, solo te invita sentirlo”, dijo.
“Hay una forma de vida asombrosa y llena de dificultades que está en peligro por el acoso económico, por los proyectos exhaustivos del país. El fantasma del peligro y la violencia sí sobre vuela la película, pero el foco es desde un lugar distinto a mis anteriores películas”, agregó la cineasta.
Para filmar el documental, Tatiana invirtió cuatro años, primero comenzó con una investigación en la cual se encontró con una habitante mayor que le contó el por qué del nombre de El eco, ese fue un primer gancho, después se enamoró de su gente y cómo se forja el carácter para sobrevivir al lugar.
Esencia de México en Berlín
Esta es una de las historias mexicanas que ha logrado cautivar a la crítica de la Berlinale. Desde el pasado 17 de febrero El eco ha tenido varías proyecciones exitosas, en la que agradecen a Tatiana por mostrar un México distinto que, desde la vida campesina, logra tocar temas universales.
“Tenía mucho miedo de presentarla aquí, tengo 15 años trabajando ciertos temas que me parecen urgentes y que tienen que ver con lo que nos está pasando en México y para mi sorpresa la película ha tenido un recibimiento muy emotivo”, explicó Tatiana sobre la buena recepción del documental.
“Esta historia toca de forma distinta, hay algo que captura la atención del público con mucho amor, el primer Q&A fue de 50 minutos con sorpresa y gozo de recibir noticias de un México distinto que no se conoce afuera, de una luz inmensa que nuestro cine no suele retratar”, agregó.
El matriarcado mexicano
Algo que, durante estas charlas con medios internacionales, llamó la atención de la mexicana fue la apreciación que se tiene del matriarcado mexicano, “yo no tenía esa reflexión, pero pienso que sí es un matriarcado dentro de un sistema patriarcal”, cuenta sobre esas charlas.
Y es que, el documental deja ver que “la en las comunidades y el sistema en el que funcionan estas comunidades es patriarcal, pero son las mujeres las que tiran para sáldela te con los hijos, las siembras y las cosechas, porque los hombres salen a ganarse la vida para mandar dinero”, dijo.
caov