El Comediante, el primer filme de ficción que dirigió Rodrigo Guardiola, integrante de Zoé, junto a su amigo Gabriel Nuncio, explora, a través de lo experimental, los caminos de un artista frustrado desde la ironía y el humor negro.
"No tuvimos miedo de experimentar y hacer cosas más arriesgadas y libres. El filme tiene momentos oníricos, de baile y muy musicales y todo eso ayuda a darle una personalidad distinta a la película y para mí eso viene de la escuela de experimentación con la que crecí con Zoé", explica en entrevista Guardiola.
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Gabriel está cerca de cumplir 40 años, tiene problemas de dinero, no tiene un trabajo fijo, su carrera como comediante no está dando frutos y no encuentra la forma de hacer lo que más desea: una película que narra la historia de la primera mujer en llegar a Marte.
Además, acepta con ilusión -pero malentiende- la propuesta de su amiga de tener un hijo, algo que no se había planteado antes, y rechaza la invitación de otra de sus personas cercanas de dejar todo para hacer un viaje intergaláctico.
La historia, dirigida por Guardiola y Nuncio, y escrita y protagonizada por el último, recoge algunas de las vivencias del también productor de cine y llega a Netflix este viernes después de haber ganado el título de Premio Mezcal a la mejor película mexicana en la edición número 36 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara.
"Gabriel (Nuncio) fue comediante en la vida real, tuvo una etapa fallida y de ahí se extrae esta parte. Los comediantes suelen traducir la tragedia y el fracaso muy bien y esta no es la excepción. A través de un comediante logramos extraer la desesperación y frustración de alguien que no logra el éxito por ningún lado", cuenta Guardiola.
Estos son para el director algunos de los temas que ayudarán a que los espectadores conecten con el filme y además cree que puede aportar a una reflexión personal sobre "lo que significa para cada quien una frustración o un sueño no resuelto".
Proceso creativo y necedad
En la ficción, Gabriel está cerrado a las alternativas que el mundo que lo rodea le ofrece. Aunque Rodrigo considera debatible hasta qué punto es válido aceptar las críticas hacia los proyectos personales o a la obra de los artistas, cree que es importante estar abierto a las ideas de los demás.
El caso de su personaje no se asemeja a la forma de trabajo de Nuncio y Guardiola, quienes se conocieron hace más de 20 años en la norteña ciudad de Monterrey, lugar en el que crecieron y donde compartieron junto a un grupo de amigos su pasión por la música y el cine.
Su mancuerna creativa supuso el primer largometraje de Guardiola y el quinto trabajo como director de Nuncio. "Siendo buenos amigos y compatibles en gustos de cine logramos algo más exponencial a lo que hubiéramos podido hacer el uno o el otro por separado", apunta Guardiola.
"Hay que ser pacientes y saberse moldear a otro tipo de esquemas y oportunidades y eso fue lo que hizo que lográramos hacer esta película", explica.
La experiencia de hacer El Comediante deja en Rodrigo las ganas de seguir haciendo cine sin abandonar la música.
"Desde que empecé con la música tengo la ilusión por el cine, ambos son un gran vehículo para sumergirte, pasar el tiempo y convertir las experiencias de vida en algo que pueda contagiar a los demás", finaliza.
yh