El legendario Vittorio Storaro, ganador de cuatro oscares, y un sinnúmero de reconocimientos internacionales, colaborador cercano de Bertolucci y Saura, dio una master class anoche en el marco del Festival de Cine de Guadalajara (FICG).
Ovacionado al entrar y al salir, comentó entre muchos temas: “Suelo preferir el rojo, pero cuando nací era de un color brillante, y el sentimiento que evocaba el pecho de mi madre, el amor de mi madre, del sentimiento familiar, yo fui naranja; cuando crecí, entendí la clase de cambio de conectar con mi propia sexualidad, yo fui amarillo, la consciencia; cuando todo fue frío, no tenía conexión con nadie, fui gris; cuando crecí, me casé y tuve hijos, me fui volviendo más y más consciente, azul, es el color de la inteligencia o de la máxima concentración o de estar abrumado; (…) índigo es el color de la pasión, (…) blanco es el último color, es menos físico y más espiritual, es muy difícil conceptualizarlo, es el color que tiene la oportunidad de transferir tu conocimiento en algo más profundo”.
El maestro de la imagen rememoró cuando conoció la obra de Caravaggio en 1969, a través de un cuadro de San Mateo que vio en una iglesia. Parteaguas en el uso de la luz, por lo que cambió para siempre. “Me dije ¿cómo es posible que en nueve años de estudiar fotografía nadie me dijo de Caravaggio?”, compartió el artista; al mencionar que ese estudio lo plasma en otras películas como Apocalypse now, entre otras. Destacó que con los cineastas Bertolucci y Carlos Saura filmó siete películas con cada uno y que le proveyeron de grandes experiencias.
También contó anécdotas de los rodajes de El Padrino 1 y 2 que hizo con Francis Ford Coppola: “No quería que fuera cualquier historia no fue cualquier historia, por eso grabaron partes en Nueva York, otras en el estudio. Y que lo hizo porque quería un realismo que generara respeto no sólo en los miembros de la comunidad, sino, con la gente".
SRN