Hoy es mucho más fácil hacer cine, sin embargo la dificultad para hacer una buena película es la misma, “la magia no existe todos los días, ni es patrimonio de todos”. Esas fueron algunas de las palabras del director de cine Francisco Lombardi, quien dio una master class en el Conjunto Santander de Artes Escénicas dentro del marco de la edición 35.2 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, que lo ha premiado con el Mayahuel Iberoamericano, en un año que Perú es también el invitado de honor.
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La actividad se realizó en un formato de entrevista-charla en la que el también director de cine Oscar Sánchez, le formuló algunas preguntas que sirvieron para que el creador de cintas como “La Ciudad y los perros”, adaptación de la novela de Mario Vargas Llosa, repasara en poco más de una hora los momentos más entrañables de su trayectoria como cinéfilo en su natal Tacna, Perú y cineasta como egresado de la escuela de cine de Santa Fe, Argentina dirigida por el destacado cineasta Fernando Birri, así como su salto a la marquesina internacional.
Durante la charla Lombardi compartió que son dos estímulos de los que parte para hacer una película, uno es alguna experiencia personal que tiene que ver con alguna situación social que le ha impactado y otra es algún texto literario que le ha llegado a sorprender.
Dijo que en su obra hay mucha tensión entre literatura y cine, describió que ha experimentado con varias alternativas cuando se trata de adaptar un texto, una es siendo fiel a la obra literaria tal y como lo hizo con “La ciudad y los perros”, la otra fue el haber tomado el cuento “Los gallinazos sin pluma” de Julio Ramón Ribeyro, y narrarlo, adjuntando dos historias más como lo hizo en “Caídos del cielo” y otra en donde sólo tomo los diálogos de “Crimen y Castigo” de Dostoievski y los recreó con otra atmósfera visual, dando origen a la película “Sin compasión”. Al respecto comentó que actualmente trabaja en una cinta basada en algunos cuentos de un autor iberoamericano, “cuentos de un mayor vuelo imaginativo”, sobre los cuales, por motivos de contrato no podía dar más detalles.
Con decenas de reconocimientos en 40 años de trayectoria, la charla fue una oportunidad para recordar que entre esa lista de galardones destacan los que obtuvo por “Muerte de un magnate”, mención especial del jurado, en Huelva en 1982, “Maruja en el infierno”, también reconocida en Huelva en 1983, “La ciudad y los perros”; Concha de Plata al Mejor Director en el Festival de San Sebastián, en 1985, “La boca del lobo”, con premios en San Sebastián, “La Habana y Cartagena”, o “Caídos del cielo” que le valió el Goya, y premios en Montreal, Bruselas y el ser seleccionada para participar en los premios Óscar. Sobre los reconocimientos adquiridos comentó que siempre los ha visto como una respuesta al esfuerzo y propuesta de su trabajo, destacó que el lado positivo de los mismos para los cineastas es que les ayuda a impulsar sus carreras, sobre todo cuando se obtienen cuando alguien va iniciando una trayectoria.
Explicó que para él, la película ideal es “la que pueda ser fiel a sí misma, que no tenga que apoyarse en esquemas bastardos, pero que al mismo tiempo sea capaz de convocar a una gran cantidad de público”. Como ejemplo de esto mencionó que es lo que hacen varias de las películas de Martin Scorsese o Woody Allen. En su perspectiva “el cine es un arte popular, tiene un poco de espectáculo”.
Lombardi también compartió que está satisfecho de poder compartir actualmente una forma de hacer cine con jóvenes, en Epic, Escuela de Cine y Artes Visuales (www.epic.edu.pe) en donde colabora diseñando los plantes de estudio y dando algunas charlas. Entre las actividades del FICG que perduran hasta el 27 de noviembre puede encontrarse la proyección de algunas de las películas más emblemáticas de Lombardi. Mayor información en www.ficg.mx
JMH