Gonzalo Suárez es un hacedor de historias… le brotan en cualquier lugar y en cualquier situación... son como monedas: anécdotas con una reflexión al reverso, a veces las contiene en papel, aunque termina por no asirse a las páginas que escribe. Al menos eso quedó explícito ayer durante la charla Queremos tanto a Julio.
El escritor y director de cine, tejió un entrañable discurso partiendo de un escrito que preparó anticipadamente y conforme lo leía, le hacía acotaciones u omitía líneas. En él rememoró esa mañana en la que Julio Cortázar lo visitó en su casa, la ocasión en que él manejaba, se le caló el coche y el autor de Rayuela le dio consejos para que no le sucediera eso, comentó cómo una vez cuando estaban en la plaza del Centro Pompidou en París y veían unas ventanas pintadas en una fachada y le dijo: “Mira, eso es lo que hacemos nosotros, pintar falsas ventanas tras las que no vive nadie”, y la manera en que luego en su película Epílogo recreó esa misma plática a manera de homenaje al amigo”.
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Platicado así es muy pobre, para fortuna el texto que preparó se encuentra en la página de Facebook de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar y puede consultarse e inicia más o menos así: “Algún tiempo antes de su muerte, escribí un cuento para Julio Cortázar que él nunca llegó a leer. El cuento está inspirado en el prólogo de Persiles y Sigismunda en el que, dos días antes de morir, Miguel de Cervantes se despide de la vida en un imaginario viaje a Toledo que podría equipararse al momento en que Próspero renuncia a su magia en el epílogo de La tempestad…
Narró cómo conoció a Iván Trujillo, ex director del FICG y quien le acompañó en la charla y entre los cuales surgió una amistad que es la que lo ha traído a este encuentro.
La charla plagada de aplausos que inició en el Paraninfo de la UdeG, continuó más tarde en la Sala Guillermo del Toro de la Cineteca FICG con la proyección de su película más reciente El sueño de Malinche que recién se estrenó en el Museo del Prado.
Ahí mismo, antes y después de la proyección, las historias continuaron, algunas incitadas por los mismos espectadores que asistieron y apreciaron lo que él ha llamado “Un experimento, un cuento de hadas cruel”, “una historia fabulada de la Conquista”. Se trata de una exquisita pieza cinematográfica de 40 minutos que surgió a partir de una banda sonora, a la que Pablo Auladell agregó dibujos, con música de Luis Mendo y Bernardo Fuster, una pieza que comienza diciendo “En la noche de los tiempos, un hombre soñó con otro. Y lo vio venir, como entre nubes... con el viento”…