Cuando Guillermo del Toro habla de su versión de Pinocho lo hace con una sonrisa en el rostro, el ganador del Oscar por La forma del agua no puede evitar referirse a esta adaptación del clásico de Carlo Collodi como el viaje de su vida, pues ha invertido más de 15 años en el proceso creativo, el cual tiene como pilar sus trabajos previos en la animación.
“Es un viaje, el viaje de mi vida, hace 15 años comenzamos con Pinocho, y hace unos 10 me hice la promesa de comenzar a concentrarme más en la animación, porque la animación es cine, la animación es arte; no es un género, ni es solo para niños, puede abordar historias profundas y conmovedoras”, explicó Guillermo del Toro en una conferencia virtual.
“Empecé un largo viaje en DreamWorks, codirigí y produje Trollhunters y todo el Universo de Arcadia y Rise of the Guardians. Han sido 10 años de entrenamiento intensivo para entrar en esto: iniciamos un taller en Guadalajara de stop motion, entregamos las dos becas; así que, esto no es solo un capricho, ha sido un viaje para llegar hasta aquí”, agregó Del Toro.
Su versión de Pinocho es fiel a los elementos básicos del clásico de Collodi, pero toma un rumbo mucho más arriesgado de lo que lo han hecho con otras entregas, ya sean animadas o en live-action. El Pinocho de Del Toro apuesta por ofrecer una reflexión sobre la fragilidad de la vida y lo que nos hace humanos, esta idea la reforzó tras la muerte de su padre.
“Hace cinco años perdí a mi padre y eso se reflejó en la profundidad de esta película, en la importancia de cuán breve e importante es la vida. Soy padre y soy hijo; tengo una gran experiencia en ambos campos y sé lo desgarrador que es esta idea, por eso quería presentar la figura paterna”, explicó el cineasta, respecto a la reconfiguración del guion.
Lo que busca el cineasta es que el público aprenda de su historia, “todos aman a Geppetto porque hace lo que todos quieren y cuando su hijo se reencarna en Pinocho, no puede verlo; lo que he aprendido como padre y como hijo es que el mayor tesoro para un hijo o un padre es ser visto por el otro. Es tan elocuente y conmovedor”.
Por ello, la esencia del alma es lo que prevalece, “Geppetto aprende a amar a Pinocho por lo que es; Pinocho es un elemento tan puro que cambia la alquimia de todos a su alrededor, para bien o para mal, irrita a las figuras de autoridad y se gana el corazón de su padre cuando reconoce su esencia. Así que esas son cosas que eran importantes para mí”, agregó.
Aunque la paternidad es un telón de fondo muy diferente, no hay que olvidar que esta versión de Pinocho tiene como contexto la guerra y la llegada al poder de Mussolini; así que, “este concepto es realmente diferente, muy letal, de control, creo eso que tiene una profundidad y una resonancia que serán muy propias y conmovedoras”, explicó Del Toro.
Guillermo compartió la dirección con Mark Gustafson, quien habló de que lo mejor de esta colaboración fue el nivel de entendimiento que lograron, “lo que encontré más satisfactorio fue lo comprensivos que éramos los dos, nuestras sensibilidades y nuestras nociones de cómo debían suceder las cosas estaban en la misma página, fue un desafío fantástico”, dijo.
El alma del muñeco
Pinocho y Frankenstein fueron dos historias que definieron la infancia de Guillermo del Toro, ambas exploran lo que pasa con dos seres que son introducidos a un mundo que desconocen: Pinocho es un muñeco de madera que cobra vida, Frankenstein nos habla de un médico que ensambla un cuerpo con miembros de cadáveres, al que le da vida.
“Esta idea de que te lanzan a un mundo que apenas entiendes y al cual tratas de darle sentido a medida que creces me impactó. Y son historias sobre padre e hijo o son historias que tratan de ese vínculo y esa sombra. Son personajes que, en la historia de la narración humana, son universales, lo mismo que Tarzán y Sherlock Holmes”, comentó Del Toro.
Las adaptaciones de Pinocho hasta ahora conocidas muestran a un personaje que debe ser bueno para convertirse en un niño de carne y hueso, Del Toro le da un giro a esta premisa, “la mayoría de las demás historias de Pinocho son sobre la obediencia, esta se trata de la desobediencia, la desobediencia es un factor primordial para convertirse en humano”, dijo.
“Convertirse en humano no significa cambiarse a sí mismo, sino comprender, el primer paso hacia la conciencia y el alma es la desobediencia. Es la diferencia entre ideas e ideología, una idea la construyes a partir de la experiencia, la compasión y la comprensión, y una ideología es algo que te dicen que obedezcas ciegamente”, agregó Guillermo del Toro.
'Stop motion' del mundo
Pinocho es un musical animado en stop motion que se realizó gracias a la colaboración de talentos procedentes de Estados Unidos, Inglaterra y México, “hubo muchos desafíos e imprevistos más allá de solo hacer los títeres; trabajamos durante una pandemia, la idea siempre fue escuchar”, explicó Georgina Hayns, supervisora creativa de marionetas.
“Lo sorprendente de trabajar con McKinnon & Saunders en Inglaterra y con Guadalajara (en El Taller del Chucho) era el conjunto de mentes brillantes; el taller es un estudio creado solo para esto liderado por la pasión de Guillermo por su país y por la animación, es una especie de familia allá”, agregó Hayns, sobre la colaboración con los talentos tapatíos.
Producción de primera
La versión en inglés de Pinocho cuenta con las voces de Ewan McGregor, Gregory Mann, Christoph Waltz, David Bradley, Cate Blanchett, Tilda Swinton, Ron Perlman, Tim Blake Nelson, Burn Gorman, Finn Wolfhard y John Turturro. La música es de Alexandre Desplat, quien colaboró con Del Toro en La forma del agua, con la cual ganó el Oscar por la banda sonora.
caov