El actor Orson Welles dijo alguna vez que “el escritor necesita una pluma, el pintor un pincel y el cineasta todo un ejército”, cuestión que el director lagunero de 25 años, Ian Elizalde, conoce a la perfección, pues junto a él se mueve un equipo de jóvenes que organiza, graba y convierte sus sueños en material cinematográfico.
En marzo de 2018, el Teatro Nazas de Torreón proyectó la primera versión del cortometraje Frecuencia, las butacas estaban llenas y había personas sentadas sobre los escalones. Las primeras escenas llevaron a la audiencia hacia la vasta arena de las Dunas de Bilbao, lugar que fungió como escenario postapocalíptico.
“Hicimos lo que dicen que nunca debes hacer en cine, trabajar con animales y con niños”, recordó Ian entre risas. La historia de Frecuencia retrata los días de un pequeño, interpretado por el joven actor José Pablo Montaña, en compañía de su perro en un llano desolado que habita bajo las estrellas".
Luego de dos años de su estreno, Ian Elizalde y el equipo de Surè Films recibieron la noticia que el material competiría como selección oficial en tres certámenes internacionales: Boca Do Inferno en Sao Paolo, Brasil, el Venice Shorts en Los Ángeles, California y el Feratum en México, principal festival de cine fantástico de Latinoamérica y con el cual también ganarían un lugar en las principales plataformas de streaming nacional, FilminLatino y Cinepólis Klic.
“Uno de los retos en Frecuencia fue el momento en que tú estás creando un mundo, que la gente te crea que hubo una guerra mundial masiva y que ya no queda nadie más que un niño en todo el planeta y luego transmitir eso a las personas”.
Realizar Frecuencia, cuenta, fue un proceso largo, primero se tuvo la concepción de la idea y la escritura del guión que se realizó de dos a tres meses, pero no terminó de pulirse hasta cuando iniciaron el rodaje, en diciembre de 2017.
“La versión que presentamos en el teatro Nazas duraba 40 minutos y le faltaban efectos visuales y corrección de color. Lo hicimos para que la gente viera lo que estábamos haciendo, pero, en realidad la posproducción realmente terminó hasta mayo de este año, que fue cuando lo propusimos en festivales”.
Desde entonces, la pieza elegida en los festivales ahora suma una nueva musicalización por Antonio González y una mejora en efectos especiales. El trabajo nunca termina.
El joven director trasladó sus pasiones narrativas hacia el complejo lenguaje del cine y llevándose de paso el mito de que fuera de las metrópolis en México se puede hacer cine.
“De algo que estoy muy seguro es que me gusta contar historias, desde niño que dibujaba historietas en el cuaderno, siempre he buscado la manera de contar historias. Así descubrí que el cine englobaba todo y a mí me gusta crear estos mundos, estos espacios”.
Además, dentro de su camino en la narrativa visual, Ian encontró una forma de transportar la cultura mexicana hacia todas partes y hacia el mismo México.
“Nuestro país tiene una cultura muy rica por donde la veas y es algo que me gustaría explorar”.
Dentro de su rol como director, Ian afrontó la labor de dirigir al crew para plasmar la idea y ejecutar su sueño, “estuvo padre, aunque había días que en las mañanas pensaba ‘y ahora qué les diré’, todo mundo depende de lo que vaya a decirles y tú debes ser el más convencido de tu trabajo para que los demás te sigan”.
Ian Elizalde y Surè Films trabajaron en tres cortos más, uno de los cuales, El Gallo, se realizó durante el 2019 gracias a una campaña de financiamiento en línea a través de la página Kickstarter.
Fue en esta producción donde Ian trabajó en torno a uno de los íconos de la cultura mexicana: el mariachi.
“En este reto queríamos contar con actores de talla nacional, más valor de producción, fue un proyecto grande porque hicimos más en forma todos los procesos”, explicó el director, quien adelantó que esta semana estaría quedando el producto final y para el próximo año esperan posicionar a los dos cortos en más festivales del mundo.
CALE