Joker, Arthur Fleck, un enfermo mental, un payaso profesional sin amigos que vive en casa de Penny (Frances Conroy) su madre enferma también, en Gotham una ciudad acribillada por huelgas de basura e invadida por ratas mutantes tiene la ilusión —fallida como se verá— del amor de una atractiva vecina que lo ignora —como era de esperarse— y de ser un famoso cómico del stand up. Pretende hacer reír al público, contrariamente a nuestro Garrick, que solo busca evitar el 'spleen'. Joker no consigue cura sino convertirse en asesino en serie: tres en el subway, después a ex compañero y cierra como broche de oro, en su debut en televisión, disparándole en la cara a un famoso presentador.
La película podría pasar por una no gringa por su carencia de efectos especiales, todo es natural, lo oscuro, la violencia, los extravagantes sueños de Arthur que conectan dos mundos distantes entre sí, el cotidiano que vivimos y el de la imaginación de los transgresores pleno de dogmas y exclusiones, diferencias, incertidumbres, temores, sin sostén, desasido, diferente al de nuestro Joker que ha llegado blandiendo las armas de la justicia y, en último extremo, el camino de la fuga.
La vida de Arthur, una figura fuera del tiempo y del espacio, lánguida que transcurre entre silencios, cigarros y risas dolorosamente incontrolables, aún en el mejor de los casos es la de la transgresión.
La propuesta de Todd Phillips —director y guionista— recurre al terror oscuro solo para explorar de paso el convulso mundo de un contexto inevitable de cambio social. Es el espejo roto de Travis en Taxi Driver, que vaga sin meta para escapar de la vaciedad de su vida. Lo único que no cambia, ni cambiará, es lo efímero, el cambio por el mismo, el agua, lo líquido inasible.
Queda atrás el Víctor Romero, el primigenio Joker, triste, hundido y fracasado por la leyes imperantes en la época, sin lugar el el mundo real, capaz solo de producir enojo, ensimismamiento y ridículo inútiles. Es el favorito de los viejos fans. De otros menos viejos Nicholson el terrible asesino de Tim Burton, que recuerdan como se adueñó del Joker, sin traicionarlo, con uno surrealista, eterno que nos dio en Batman (1989). Heath Ledger en El caballero oscuro de Christopher Nolan nos enseño la esencia de la maldad, su ausencia de fondo, todo es superficie. Lo que vemos es líquido. Todo.
Sin embargo nos trajo novedades. Su origen y el de Batman apenas insinuado, que permite la vida inmortal del personaje. Acrecentarla si se puede decir. La clarificación de la sujeción del destino de los humanos a los caprichos del mercado laboral, representados por Thomas Wayne (Brett Cullen) que llama "payasos" a los empobrecidos de la ciudad de Gotham, sus palabras, un sinfín creciente de odio en pantallas de televisión. Wayne proporciona un 'leitmotiv' a la masa; el sentimiento que la mueve a vengarse: la furia, la anarquía, una sociedad expuesta a los caprichos del destino creado por los ricos en tanto Arthur es un herido social que busca venganza, con la médula a la vista en dolor y rabia, con el hartazgo de perder, y haber perdido, hora tras hora, de saberse en la última fila de la vida moderna, donde el esfuerzo y el trabajo de ayer, aún los éxito no ofrecen y menos garantizan futuras victorias, acompañado con la música de Rock and Roll Part 2', que pertenece a Gary Glitter, un pedófilo convicto.
El Joker de Joaquín Phoenix es un payaso enfermo desesperado que experimenta, rumiando atención, una convulsión epiléptica gelástica—carcajeante irresistible —con la marca de un agravante de destino: no pierde la conciencia en sus convulsiones porque ni siquiera esa paz le es concedida. Para construir al personaje del Joker, Joaquin Phoenix perdió 24 kilos, gracias a una puntual dieta tan estricta que, asegura, comenzaba a volverle loco.
La metamorfosis diseñado por el actor en colaboración con Tood Phillips se prolongo durante duro seis meses para obtener una imagen de un ser humano demacrado y enfermizo, la carcajada fue uno de los aspectos en los que más se concentraron.
Phoenix es un actor que le permitió al personaje vivir en el mismo cuerpo. Sólo intenté hacer algo que creíamos que era honesto y único.
"Hoyt's Office", pieza de la chelista Hildur Guðnadóttir, compositora islandesa de Smile de Jimy Durante, temas de Frank Sinatra, The Who, Cream, y Creedence Clearwater Revival y hasta Jimi Hendrix. Estas canciones que aparecen en la cinta tienen referencias a payasos y sonrisas. “Send In The Clowns”, suena dos veces: es cantada por los tres hombres de Wall Street que atacan a Arthur en el metro, y más tarde, la interpretación de Frank Sinatra durante la proyección de los créditos. La ahora famosa escena donde el Joker festeja su identidad bailando en las escaleras mientras los dos detectives lo observan desde arriba, teniendo de fondo "Rock n Roll (Part 2)" de Gary Glitter se ha hecho famosa.
Sus carcajadas nos dejan un mensaje primitivo: Joker podría ser cualquiera de nosotros, su grito, es una petición o exigencia de liberación de la cárcel que nos hemos construido o mejor dicho en la que hemos permitido nos metan y solo de consuelo suena la rola "White Room", del mítico grupo de rock, Cream: tu risa suena en los rincones de la casa/ la lluvia te llora y nunca pasa/ tú ya no estas aquí tu ausencia arrasa/con todo lo que fuimos tú y yo.
epc