Joseph Kosinski, el arquitecto que dirige 'Top Gun: Maverick'

El nacido en Wisconsin busca dejar atrás la nostalgia y poner su propio sello a la secuela del gran clásico de acción.

Joseph Kosinski (EFE).
Editorial Milenio
Ciudad de México /

Arquitecto de formación y cineasta por pasión, Joseph Kosinski fue elegido como el responsable de dirigir el regreso de Top Gun a los cines 36 años después del debut de la mítica película de acción protagonizada por Tom Cruise.

"Son dos mundos relacionados. En ambos casos, los planos y los guiones son los documentos que inician los proyectos, pero tanto la arquitectura como el cine no pueden ser ejecutados por una sola persona", analiza el cineasta en una entrevista con EFE en Los Ángeles antes del estreno de Top Gun: Maverick.

Con tan solo cuatro películas a sus espaldas, Kosinski (Wisconsin, 1974) fue el cineasta escogido por los estudios Paramount para devolver a la gran pantalla ese combinado de acción, altos vuelos, chaquetas de cuero y testosterona que hizo de Top Gun una de las cintas emblemáticas de los años 80.

Expectación absoluta

La expectación por el filme es absoluta: Han pasado 36 años desde el debut de la primera película, la pandemia obligó a Paramount a aplazar su estreno, inicialmente previsto para 2020, y este mes se convirtió en uno de los platos fuertes del Festival de Cannes, con homenaje del ejército francés incluido.

Finalmente, y tras más de diez años de trabajo desde que se aprobó el proyecto, la película debuta este viernes en cines, dispuesta a convertirse en uno de los grandes éxitos de taquilla de 2022 y, quizás, asomarse como la opción más comercial en la temporada de premios.

"La presión estaba presente desde el día uno. Pero no solo para mí, creo que todos los que trabajaron en esa película sabían que el listón estaba muy alto y no querían fastidiarlo", argumenta un calmado Kosinski, graduado en arquitectura por la Universidad de Columbia de Nueva York.

El cineasta opina que ha jugado con ventaja, ya que su formación en arquitectura, disciplina que aún imparte como docente, le otorga "una perspectiva diferente" a la de otros directores a la hora proyectar sus ideas.

Especialista en imágenes generadas por ordenador, Kosinski se inició por todo lo alto en Hollywood: Su primer trabajo en el mundo del cine fue dirigir Tron: Legacy (2010), otra secuela de los 80 que logró convertirse en película de culto como su antecesora.

Luego llegaron Oblivion (2013), The Dig y Only The Brave (2017), hasta que recibió el encargo de dirigir uno de los papeles más famosos de Tom Cruise, considerado por muchos como última súperestrella global de Hollywood.

Renuncia a la nostalgia

La primera Top Gun no sólo encumbró al actor como una figura indiscutible del cine de acción, también subrayó el nombre de su director, Tony Scott (hermano de Ridley Scott), como uno de los más demandados de Hollywood.

Sin embargo, como si de la rehabilitación de un edificio se tratara, Kosinski evitó tirar de nostalgia y apostó por una renovación completa.

"Vi la primera cinta cuando era un niño, con 12 años, y me impresionó mucho el estilo de Tony Scott pero también sabía que tenía que hacerlo mío. Que tenía que llevar la historia hacia el futuro y no mirar hacia atrás", afirma el cineasta.

Tras su paso por Cannes y la Cinema-Con de EU, los comentarios sobre la apuesta de Kosinski son tan positivos que incluso sitúan a esta secuela por encima de la precursora, en principio beneficiada por el poso que deja el paso del tiempo.

"Los espectadores van a ver un lado de Tom Cruise que no se había visto en mucho tiempo", promete.

En Top Gun: Maverick, el piloto Maverick (Cruise) lleva más de tres décadas esquivando ascensos en el rango militar para seguir pilotando, hasta que se le convoca para ejercer como instructor de un grupo de pilotos jóvenes que deben participar en una compleja misión para destruir una peligrosa instalación nuclear.

"La primera película era la historia de un joven que pasa a ser adulto y en esta hay un hombre de 50 años en una etapa diferente de la vida", analiza Kosinski.

Testosterona y vulnerabilidad, juventud y madurez, acción y drama se cruzan en esta cinta que, de nuevo, presume de escenas trepidantes grabadas en aviones reales y con muy poco uso de técnicas digitales, insiste el cineasta.

"Cuando ruedas en escenarios de verdad logras algo es imposible falsificar. No puedes grabar lo mismo en un escenario. Y parece que la gente está respondiendo realmente bien a ello", valora el arquitecto.

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