La leyenda de Hollywood Kirk Douglas falleció ayer a los 103 años de edad, dejando un legado cinematográfico de más de 80 películas, un Oscar Honorífico en 1996 y tres nominaciones más al premio de la Academia, además de una vida dedicada a la filantropía.
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“Para el mundo era una leyenda, un actor de la edad dorada de las películas que vivió bien en sus años dorados, un hombre humanitario cuyo compromiso con la justicia y las causas en las que creía establecieron un estándar al que todos aspiramos”, escribió en su hijo, el también actor Michael Douglas, en su página de Facebook.
Y añadió: “Pero para mí y mis hermanos, Joel y Pedro, él era simplemente ‘papá’, para Catherine, un maravilloso suegro, para sus nietos y bisnieto su amoroso abuelo, y para su esposa Anne, un maravilloso esposo”.
Nacido bajo el nombre de Issur Danielovitch Demsky en 1916, fue hijo de un trapero judío que huyó de Rusia, y se convirtió en una leyenda con Senderos de Gloria y Espartaco.
“Seguiré siendo toda mi vida un hombre enfadado”, solía decir. “La ira fue el motor de mi vida, una ira inmensa contra la injusticia”.
Para empezar, ira contra su infancia. Una infancia miserable en la que sufrió en carne propia el antisemitismo y la indiferencia de un padre alcohólico y analfabeto, al que un día le tiró una cuchara a la cara.
“Y, sin embargo, a veces pienso que es una ventaja nacer en la miseria: no puedes llegar más bajo, solo puedes subir”, filosofaba al final de su vida.
Encarnó papeles que marcaron la historia de cine. Comenzó en el teatro con Kiss and Tell y como intérprete en la radio; pero su debut cinematográfico llegó con El extraño amor de Martha Ivers (1946), y tan solo un año después estrenaron Retorno al pasado y A Electra le sienta bien el luto.
En los 50 filmó más de una veintena de películas, destacando El loco del pelo rojo (1956) de Vincente Minnelli, donde encarnó a Vincent Van Gogh, que le valió su tercera nominación a Mejor Actor en el Oscar, ya antes recibida por Cautivos del mal (1952) y El ídolo de barro (1949).
En televisión su primera participación fue en 1973, cuando protagonizó una versión musical de Dr. Jekyll and Mr. Hyde; luego vinieron Cat and Mouse y la voz que hizo para Los Simpson como el personaje Chester J. Lampwick. En los 80 destaca por su trabajo humanitario y los reconocimientos que recibió: en 1981 el presidente Jimmy Carter le dio la Medalla Presidencial de la Libertad; en el 82 informó ante el Congreso sobre conductas discriminatorias y maltrato a ancianos, y visitó campos de refugiados afganos.
Aunque poco a poco se fue alejando de la pantalla grande, continuó con cintas como Los codiciosos(1994) e Illusion (2005) de Michael A. Goorjian. A mediados de los novelas sufrió una trombosis leve que le provocó serios problemas psicomotores y luego una apoplejía que le privó del habla.
“La vida de Kirk fue bien vivida, y deja un legado en el cine que perdurará durante generaciones venideras, y una historia como un reconocido filántropo que trabajó para ayudar al público y traer paz al planeta”, destacó Michael en su publicación, 103 años le alcanzaron para dejar un legado de arte y conciencia social.
Y concluyó: “Déjame terminar con las palabras que le dije en su último cumpleaños y que siempre seguirá siendo verdad. Papá, te quiero mucho y estoy muy orgulloso de ser tu hijo”.
LAS CLAVES
GLADIADOR
Espartaco, uno de sus grandes filmes, en el que demostró el talento que le llevó al éxito en la pantalla.
LA DISTINCIÓN
Recibió varias distinciones como actor y como filántropo.