'Litigante', el aguante de una mujer frente a la vida

El cineasta colombiano Franco Lolli creó esta cinta inspirado en su madre, quien además fue la protagonista de su propia historia.

Una cinta que cuenta la historia de Silvia. (Especial)
Ciudad de México /

El cineasta colombiano Franco Lolli (Bogotá, 1983) presenta su segundo largometraje, Litigante (2019), sobre una mujer, abogada, madre, hija, que aguanta todo y de todo. Su madre, Leticia Gómez, fue punto de partida y protagonista.

“Me inspiré en gente que conocí. Mucho tiene que ver con mi madre, más allá de interpretar uno de los papeles (Leticia), el de la madre enferma. Se inspira en muchas mujeres que conozco, mujeres potentes, con trabajos difíciles, a las que les cuesta conciliar todas sus vidas”, comenta Lolli en entrevista desde Colombia, cuya película llegó después de un periplo de festivales internacionales que comenzó con el pie derecho en la Semana de la Crítica de Cannes.

Litigante, con guion de Lolli y las francesas Marie Amachoukeli-Barsacq y Virginie Legeay, aborda la historia de Silvia (Carolina Sanín), apoderada legal de un Ministerio colombiano, madre soltera de un niño, Antonio (Antonio Martínez), al que deja al cuidado de su único amigo, un joven gay y su único apoyo emocional (Nicolás Desmaison) e hija de Leticia (Leticia Gómez), una anciana desahuciada por cáncer de pulmón con quien se la pasa riñendo, igual que con su hermana María José (Alejandra Sarra).

¿Cómo trabajó el papel de Carolina Sanín, para alcanzar ese nivel dramático?

Tiene que ver con muchas cosas. Primero, por el casting. Yo di clases en varias escuelas de cine. Lo importante fue encontrar a la persona correcta para cargarle los pesos del personaje. El trabajo con Carolina fue de intimidad, de acercarse a las emociones más profundas de un ser humano. Por eso, para mí fue importante no llamar a una actriz profesional, sino a una mujer que ha trabajado toda su vida como profesora, como periodista, como escritora, que está acostumbrada a conciliar tantas tantas cosas, en la vida real.


Lolli recuerda que Sanín (Bogotá, 1973), quien estudió Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes, con un posgrado en Literatura española y portuguesa por la Universidad de Yale; autora de tres novelas, ensayos, cuento y poesía. Pero, no es madre.

“Ahí nos tocó inventarnos esa ficción. Al final, ella decía una frase muy bonita: ‘Tal vez no he sido madre, pero he sido hija y tengo una madre y sé más o menos cómo es eso’. Eso nos ayudó mucho”, explica el también realizador de Como todo el mundo.

¿Cómo convertir una experiencia personal con su madre en temas universales?

Las películas tienen que salir de la anécdota, uno no hace un filme para contar una anécdota personal, sino para transmitir algo esencial, que saca de su vida o de la otras personas. Creo mucho en la estructura del guion y lo escribí con dos mujeres francesas, para ellas eran más importantes las relaciones personales, las relaciones humanas, y en eso sí tiene una universalidad muy grande. Y contar una historia que pueda entenderse en Japón, Corea o Australia.

En Colombia tuvo una buena recepción. ¿Conecta fácilmente con los espectadores?

Es una cinta que permitió al público sentirse menos solo. Muchos cuidadores de personas enfermas me vinieron a ver al final para agradecerme porque había contado su historia. Al contar mi propia historia cuidando a mi mamá enferma de cáncer, contaba la de otra gente. Eso volvió Litigante una película conmovedora también.

Las confrontaciones entre Leticia y Silvia son muy duras para ser madre e hija. ¿Cómo trabajó esas situaciones?


Tiene que ver con la inteligencia de las actrices, son mujeres dignas y muy fuertes, que al enfrentarse en esos espacios tan íntimos, tan difíciles, y a veces poco graciosos, tenían que luchar en contra del guion y generar una dialéctica que hacía que las escenas se sublimaran, que se hicieran algo más bello que las peleas en la vida real. Son peleas que parecen muy verdaderas, pero en ningún momento son reales, son sublimadas por la ficción y el arte, que es lo que yo busco hacer en todas mis películas y escenas.

En la Cineteca se reían en esas escenas, ¿por qué?

Dentro del drama hay humor, dentro de las cosas más graves hay risa. Esta cinta oscila en eso y se genera una risa nerviosa, de: “¡Mierda, no le hables así!”. Una risa protectora; el humor como elemento de protección. En Colombia hacemos muchos chistes sobre cosas atroces que pasan, y es la única manera de aguantar. Esta es una película del aguante de una mujer frente a la vida.

hc

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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