Lo que hay que saber de 'Megalópolis', nueva entrega de Coppola

The New York Times

La polémica que ha rodeado al director desde 'Apocalypse Now' se repite en su nueva cinta, incluidos un rodaje caótico, conducta indebida y dudas sobre su éxito.

El director Francis Ford Coppola posa para promover su película en el 77 Festival de Cine de Cannes, en Francia, Vianney Le Caer/ AP
Sarah Bahr
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Francis Ford Coppola mantuvo una guerra con los jefes de los estudios durante el rodaje de El padrino. La producción de su epopeya de la guerra de Vietnam de 1979, Apocalypse Now, fue tan problemática (hubo un tifón y un infarto casi mortal) que se realizó un documental al respecto.

Así que no es precisamente una sorpresa que su más reciente película, Megalópolis, una fábula futurista de casi dos horas y media sobre la batalla entre el arte y la codicia, protagonizada por Adam Driver, llegue a los cines envuelta en polémica.

El proyecto de pasión autofinanciado por el cineasta de 85 años, concebido en la década de 1970, ha acaparado titulares sobre un rodaje supuestamente caótico, acusaciones de conducta indebida y dudas sobre las perspectivas comerciales de la película. A la espera de saber si pasará a formar parte del canon de las obras maestras de Coppola o si será un error que costó 120 millones de dólares, he aquí una guía de la complicada historia de la película.

Así empezó todo

Hace más de cuatro décadas, Coppola tuvo una idea al final del rodaje de Apocalypse Now, a finales de la década de 1970. El nuevo proyecto, declaró a Film Comment en 1983, se enfrentaría a grandes preguntas: el porqué y el qué de la existencia. Coppola desechó y revisó el guion en cada década posterior, hasta que finalmente comenzó a rodarlo en 2022.

Coppola siguió a Apocalypse Now con Golpe al corazón, un musical romántico de 1982 que fracasó en taquilla, recaudando solo 636 mil 796 dólares con un presupuesto de 26 millones. Eso le obligó a hacer películas aptas para los estudios durante una década para poder pagar sus deudas. (Una película llamada Megalópolis, después de todo, no presagia un presupuesto pequeño).

Incluso después de que El Padrino III y Drácula de Bram Stoker le pusieran de nuevo en el buen camino, los estudios siguieron siendo cautelosos a la hora de firmar sus proyectos, temiendo que se repitiera la infame y caótica producción de Apocalypse Now.

Además, tras el 11 de septiembre, la idea de una película sobre la reconstrucción de la ciudad de Nueva York después de haber sido casi destruida resultaba demasiado sensible.

Tras experimentar el éxito en su última etapa como viticultor vendió parte de su propiedad vinícola en California en 2021— Coppola se autofinanció el proyecto de 120 millones de dólares.

Tampoco es la primera vez que apuesta por sí mismo: Coppola también volcó millones de su propio dinero en el rodaje de Apocalypse Now, y acabó en bancarrota por Golpe al corazón.

El director Francis Ford Coppola posa para promover su películaen el 77 Festival de Cine de Cannes, en Francia, Vianney Le Caer/ AP

Los problemas

La película es una historia épica sobre un arquitecto, interpretado por Adam Driver, que intenta reconstruir una Nueva York futurista y que, además, tiene la habilidad de detener el tiempo. Se enfrenta al futuro alcalde de la ciudad, interpretado por Giancarlo Esposito, al tiempo que mantiene una relación sentimental con la hija del alcalde (Nathalie Emmanuel).

La cinta también cuenta con Aubrey Plaza en el papel de una periodista llamada Wow Platinum, así como con Jon Voight y Shia LaBeouf.

La producción también fue poco convencional, por no decir otra cosa. Hubo desórdenes en el set. Pero Driver, la estrella de la película, ha defendido el proceso de improvisación, que ha calificado como una de las mejores experiencias de rodaje de su carrera.

“Parecía teatro experimental y eso es lo que lo hizo rebelde y emocionante”, dijo Driver en una rueda de prensa en el Festival de Cannes, donde la película se estrenó en mayo.
Ese mes, dos días antes del estreno de la película en Cannes, The Guardian, citando fuentes anónimas, informó que Coppola supuestamente había intentado besar a unas extras durante el rodaje de una escena en un club nocturno. El coproductor ejecutivo Darren Demetre salió en defensa de Coppola, declarando a The Hollywood Reporter: “Nunca tuve conocimiento de ninguna queja de acoso o mal comportamiento durante el transcurso del proyecto”.
Coppola, dijo Demetre, había “paseado por el set para establecer el espíritu de la escena dando abrazos amables y besos en la mejilla al reparto y a los actores de fondo. Era su forma de ayudar a inspirar y establecer el ambiente del club, que era tan importante para la película”.

En una entrevista publicada en The New York Times, el propio Coppola rebatió las acusaciones, diciendo a la crítica de cine Manohla Dargis que él no era “sensiblero” y sí “demasiado tímido” para haber hecho tales insinuaciones.

En julio, Variety publicó un artículo que incluía un video grabado por un miembro del equipo durante la escena de la discoteca, en el que se veía a Coppola caminando entre una multitud de gente bailando y pareciendo detener a varias mujeres para abrazarlas o besarlas en la mejilla.

En una entrevista publicada en agosto por Rolling Stone, Coppola reconoció haber besado a mujeres jóvenes en la mejilla durante la escena, aunque dijo a la publicación que eran “mujeres jóvenes que conocía”.

En septiembre, una extra que trabajó en la película, Lauren Pagone, quien se identificó como una de las bailarinas que aparecen en los videos de Variety, demandó a Coppola, acusándolo de agresión civil y asalto civil.

Coppola presentó su propia demanda dos días después contra Variety y dos de sus redactores, afirmando que el reportaje era falso y difamatorio. Pide al menos 15 millones de dólares por daños y perjuicios.

Penske Media Corporation, que publica Variety, emitió un comunicado en el que afirmaba que respalda a sus periodistas.

Las críticas desiguales de Cannes, unidas a las exigencias financieras de Coppola, hicieron que la película tuviera dificultades para encontrar distribuidor. Finalmente, Lionsgate adquirió los derechos nacionales en junio, después de que Coppola accediera a cubrir los costos de comercialización.

En agosto, Lionsgate lanzó un tráiler de Megalópolis, que se apoyaba en su polarizada recepción citando textos de conocidos críticos que inicialmente habían desestimado algunas películas ya clásicas de Coppola como El Padrino y Apocalypse Now. ¿El único problema? Las citas no eran reales, como informó ya la revista Vulture.

Lionsgate retiró el tráiler afirmando en un comunicado que había “metido la pata” al fabricar las citas y pidió disculpas a los críticos implicados y a Coppola.

En una parte muy comentada del estreno de la película en Cannes, un hombre se situó frente a la sala con un micrófono e hizo preguntas que el personaje de Driver respondió en la pantalla, imitando así una rueda de prensa.

Coppola dijo que esperaba incluir el momento en directo en las proyecciones de todo el país, pero el viernes aún no había detalles al respecto.

Giancarlo Esposito como el alcalde Cicero en una escena del filme. Lionsgate/ AP

Lo que dice la crítica

Megalópolis ha dividido a la crítica: algunos la han tachado de locura gigantesca, mientras que otros han elogiado su salvaje ambición. Su puntuación actual en Rotten Tomatoes es de 52 por ciento.

Sus posibilidades de ganar un Oscar no son muy buenas. Kyle Buchanan, columnista de la temporada de premios, dijo que es difícil imaginar a Megalópolis compitiendo en cualquiera de las categorías principales, aunque el diseño de producción, señaló, es “bastante impresionante”.

c.2024 The New York Times Company


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