En su colaboración anual con el Instituto Italiano de Cultura, Cineteca proyectará 14 largometrajes restaurados en formato digital, a diferencia de la muestra de 2004 que fueron en 35 mm. El ciclo arranca el viernes 6 de diciembre con la gran obra maestra El gatopardo (1963) y cierra el domingo 29.
Visconti (Milán, 1906-Roma, 1976), genio del teatro, la ópera y el cine, descubridor de Marcello Mastroniani y Claudia Cardinale, director de escena para la soprano Maria Callas e impulsor de Alain Delon, pasó del neorrealismo al melodrama exquisito, con soberbias adaptaciones de joyas literarias de Giovanni Verga, Fiodor Dostoievski, Giuseppe Tomasi di Lampedusa, Thomas Mann o Albert Camus, a películas que en promedio rondan las dos horas y media de duración y algunas hasta tres horas y media.
Nelson Carro, director de Difusión y Programación de Cineteca Nacional, y Gianni Vinciguerra, titular del Instituto Italiano de Cultura en Ciudad de México, destacan el valor de esta nueva retrospectiva.
El funcionario cultural italiano recordó en entrevista con MILENIO que la colaboración con la Cineteca Nacional ofrece dos grandes ciclos anuales: la Semana del Cine Italiano en abril-mayo, con una decena de filmes de reciente producción, ganadores de premios en festivales en Europa, que abarcan todos los géneros.
Y el otro ciclo es “un regalo navideño a todos los cinéfilos mexicanos”, que es la retrospectiva de alguno de los maestros de la cinematografía italiana: en 2022 estuvo dedicada a Pier Paolo Pasolini, en el centenario de su natalicio, en 2023 al genio del spaghetti western Sergio Leone y, ahora, a Visconti, que incluso representará en su inauguración un tributo al actor francés Alain Delon, fallecido este 2024, al igual que la conmemoración del 60 aniversario del estreno en México de la película 'El gatopardo'.
“La retrospectiva de Visconti es para una generación que no ha visto en gran pantalla sus películas lujosas, llenas de detalles, escenografías muy construidas, su afán de cuidado para que las escenas sean históricamente plausibles a nivel de decoración y de costumbres; en televisión muchos de esos detalles se pierden. Ver 'El gatopardo', 'La caída de los dioses' o 'Grupo de familia en un interior' es un regalo para todos los amantes del cine que hace 20 años eran niños y que han ido creciendo y cultivando su pasión cinéfila; esta vez pueden apreciar el cine de Visconti en versiones restauradas”, expuso Vinciguerra.
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Carro coincidió en que para cinéfilos menores de 30 años será la primera vez que podrán ver una retrospectiva completa en pantallas de cine de uno de los más grandes realizadores. Las funciones sólo pasarán en la sala 3 de la Cineteca en Xoco, para recibir a la mayor cantidad de público.
El también crítico consideró que Visconti es muy claro ideológica y políticamente en todo su cine.
“En Visconti se dan tres aspectos que en alguna medida podrían parecer contradictorios u opuestos: era homosexual, aristócrata y marxista. Esos tres aspectos se conciliaban perfectamente no tanto en la cuestión estética, como en la política, efectivamente, o más: sociopolítica. Muchas de sus películas abordan temas relacionados con la política italiana; o filmes como Bellissima, que toca un tema muy actual sobre la explotación de niños en los medios de comunicación y los concursos, en este caso, el cine. Un caso extraordinario es La caída de los dioses, sobre el nazismo, verdaderamente impactante”.
Otro de los grandes atractivos de sus películas es ver las grandes actuaciones de estrellas como Marcello Mastroianni, Burt Lancaster, Alain Delon, Claudia Cardinale, Anna Magnani o Dirk Bogarde.
“Como decía Jaime Humberto Hermosillo, que era buen director de buenos actores, eso mismo pasó con Visconti, con quienes esos buenos actores vieron algunas de sus mejores actuaciones”, dijo Carro.
A la retrospectiva se sumará la presentación de un libro alusivo al ciclo: Luchino Visconti, un cine del gesto, editado por Cineteca Nacional, escrito especialmente por la investigadora Karina Pérez Solórzano.
'El Gatopardo' 60 años después
Vinciguerra subrayó que la primera colaboración entre el Instituto y Cineteca se dió justo con la muestra de 2004 dentro del Proyecto Visconti, impulsado por la Escuela Nacional de Cine de Italia.
“Hace mucho no se pasan las películas de Visconti. Así que desde el año pasado decidimos armar un ciclo, que comprende sus 14 películas y será inaugurado con proyección de la versión restaurada de El gatopardo, también como un homenaje a Alain Delon, uno de sus protagonistas”; dijo Vinciguerra.
Después de la inauguración con El gatopardo (1963), 13 filmes más se proyectarán cronológicamente en dos funciones cada uno, uno por día y dos los fines de semana: Obsesión (Ossessione, 1943), La tierra tiembla (La terra trema, 1945), Bellísima (Bellissima, 1951), Livia (Senso 1954), Noches blancas (Le notti bianche, 1957), Rocco y sus hermanos (Rocco e i suoi fratelli, 1960), Sandra (Vaghe stelle dell’Orsa, 1965), El extranjero (Lo straniero, 1967), La caída de los dioses (La caduta degli dei, 1969) Muerte en Venecia (Morte a Venezia, 1971), Luis II de Baviera (Ludwig, 1973), Retrato de familia en interior (Gruppo di famiglia in un interno, 1974) y El inocente (L’innocente, 1976).
“Visconti es una figura bastante transversal en la cinematografía italiana; empieza como director de cine neorrealista, con Obsesión y La tierra tiembla, y luego desarrolla un estilo propio que tiene muchas referencias a la historia del arte”, refiere el director del Instituto Italiano de Cultura desde 2021.
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Vinciguerra recuerda que muchas de las escenas de Visconti están literalmente inspiradas en cuadros icónicos de la tradición italiana, principalmente del siglo XIX, y con muchas referencias musicales.
“Está su amor incondicional por Giuseppe Verdi y también por Richard Wagner. Es una rareza que en Visconti convivan su amor por Verdi con su amor por Wagner. Verdi fue la columna sonora de una película famosísima, Senso, inspirada en un libreto de Arrigo Boito (libretista wagneriano de Verdi). Y Wagner fue el acompañamiento musical de su trilogía alemana protagonizada por Helmut Berger, La caída de los dioses (como el título traducido de la ópera Götterdämmerung del ciclo El anillo del Nibelungo, de Wagner), para una introducción más general”, expone el funcionario cultural italiano.
La llamada trilogía alemana la completan Muerte en Venecia, con música de Gustav Mahler, y Ludwig.
Vinciguerra señala que películas de dos periodos diferentes de la cinematografía de Visconti, La tierra tiembla y El gatopardo, que cumplió 61 años desde su estreno en el Festival Internacional de Cine de Cannes de 1963 donde ganó la única Palma de Oro que obtuvo el realizador en 30 años de carrera, se ven en las escuelas de su país, se comentan, al ser parte del imaginario cultural italiano compartido.
“Un aspecto importante, si no el más importante, es la conciencia cultural colectiva de Italia. Una película como Il gattopardo está muy arraigada en la conciencia cultural italiana, es una referencia que todo mundo conoce; aunque no todo el mundo la haya visto, está muy presente en el imaginario italiano, quizás más que la novela de Lampedusa”, señala el director del Instituto Italiano de Cultura.
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En México, donde se estrenó en 1964, el gatopardismo ha definido a la política y a los políticos hasta la fecha, particularmente en el último cuarto de siglo y en el último sexenio, con la frase lapidaria que el príncipe Fabrizio dice a su sobrino Tancredi en la novela publicada en 1957, apenas siete años antes que el filme: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.
“Otra película importante que marcó la pauta hacia el neorrealismo, es 'La tierra tiembla', inspirada en la novela de Giovanni Verga, un escritor verista que tal vez con Alessandro Manzoni es el más grande novelista del siglo XIX. Visconti fue el primero en detectar, finalizando los años 30, la necesidad de traducir la realidad sin filtros, lanzando luego la época del neorrealismo, que tiene sus piezas cumbres con piezas con Vittorio de Sica, Roberto Rossellini y cierto Pier Paolo Pasolini”, añade Vinciguerra.
No obstante su relevancia para teatro, ópera y cine, Visconti está lamentablemente olvidado en Italia.
“Visconti no es un director que esté de moda, aunque es la referencia visual imprescindible para los cineastas. Su huella no es tan fuerte como la de sus contemporáneos Federico Fellini o Pasolini. Su estilo es tan peculiar y tan personal, tan visualmente lujoso, que el minimalismo de cierto cine italiano del año 90 al 2010 no se acoplaba bien con su magnificencia escenográfica, visual, y con esos actores icónicos que en su época se peleaban por aparecer en las películas de Visconti”, explica Vinciguerra.
“En el cine contemporáneo, tal vez en el muy hiperrealista, como el de Paolo Sorrentino, vemos en esos colores hipercargados, en esa manera onírica de traducir momentos de la historia reciente, algo de Visconti, sobre todo en algunas atmósferas de películas como 'Il Divo' o 'La grande bellezza'”. Fuera de Italia, para cineastas como Francis Ford Coppola, Visconti es referencia imprescindible, expone.
Cine literario y operísitico
Carro apuntó que, como todos los directores de su generación, Visconti se inició en el neorrealismo, para luego apostar por un melodrama exaltado con mucha influencia de la ópera, su otro gran amor.
“A partir de Senso, esa va a ser la constante en casi todo el resto de su obra, con excepción de El extranjero, una película extraña en su filmografía, sobre todo por el tono”, comenta a propósito de la versión de Visconti de la novela homónima de Albert Camus, protagonizada por Marcello Mastroianni.
Y subrayó que Visconti incorporó en su cine su trabajo en el teatro y, sobre todo, con la ópera, un género en el que destacaron sus puestas en escena para la soprano Maria Callas en la Scala de Milán, como La traviata, Anna Bolena, Ifigenia en Táuride o La sonnambula. La música de óperas de Verdi y Wagner están presentes en varias de sus películas, en particular Senso y en la llamada trilogía alemana.
“Visconti era un cineasta muy completo. Yo destacaría su trabajo sobre el melodrama, sus películas suelen ser melodramas muy exacerbados, muy barrocos, muy cargados, en algunos casos, con una gran influencia de la ópera, tanto por la utilización de la música como por el tono exacerbado. Los mejores ejemplos serían Senso, La caída de los dioses, Ludwig, incluso en una película que no es de sus obras mayores, al final de la carrera, El inocente, son películas donde Cine, ópera y música se mezclan de una manera muy efectiva, tanto así que todas esas fueron películas enormemente exitosas”, sostiene Carro.
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Su cultura literaria fortaleció su cine con adaptaciones de novelas de Giovanni Verga, Los Malavoglia; de Dostoieviski, Las noches blancas; de Lampedusa, El gatopardo; de Camus, El extranjero; o de Mann, Muerte en Venecia. También su trabajo como director teatral, en que montó lo mismo obras de escritores clásicos, como Eurípides, Anton Chéjov, August Strindberg, Carlo Goldoni, Vittorio Alfieri o William Shakespeare, que de sus contemporáneos: Jean Cocteau, Jean-Paul Sartre, Arthur Miller, Harold Pinter, Natalia Ginzburg o Tennesse Williams. Por este último, de hecho, descubrió al actor amateur Marcello Mastroianni para su Stanley Kowalski cuando montaba Un tranvía llamado deseo.
“Sin duda, hay mucho trabajo sobre la literatura, que le significó un apoyo sólido sobre el que basaba toda reelaboración cinematográfica. Visconti es un cineasta, un creador muy completo. Además, con un trabajo de puesta en escena, visual, sonoro, que al ver sus películas en copias nuevas, restauradas, en formato digital, hace una gran diferencia en este caso por la calidad de color y sonido”, apuntó Carro.
Y destacó que la celebración por los 50 años de la institución se cierre con la nueva retrospectiva de Visconti, después de una serie de muestras importantes a lo largo del año, que tuvo de protagonistas los filmes de Fernando de Fuentes, Nicholas Ray, Márta Mészáros, Akira Kurosawa y Jean-Luc Godard.
Agradeció el apoyo del Instituto Italiano de Cultura para los derechos de proyección de esta retrospectiva, la última preparada en la administración de Alejandro Pelayo y cierre del festejo por el 50 aniversario de Cineteca Nacional, y la primera que se verá con Marina Stavenhagen en la dirección.
MGR