Soy malencarado, pero me dan miedo las películas de terror: Joaquín Cosío

ENTREVISTA

El inefable Cochiloco, está en promoción de Belzebuth, película de terror del director Emilio Portes, género hacia el que el actor se declara "sensible".

“Mi carrera es un bálsamo, si no actúo, yo creo que sí me enfermo”. Jorge González
Roberto López
Ciudad de México /

Primero El infierno, luego el Lucifer de Pastorela y ahora Belzebuth. Parece que alguien tiene pacto con...

“Con el demoño (risas). Pues sí, creo que tiene que ver con el casting que doy, con la imagen que propongo ante las cámaras”, cuenta el actor mexicano de cine, teatro y televisión, quien también ha trabajado en producciones de Hollywood como 007 Quantum, El Llanero Solitario y Salvajes.



¿Cómo es esa imagen?

Una imagen ruda, que asusta; cuando yo soy una persona afable, un malo con corazón.

¿Como espectador, te gusta el género de terror?

No, no consumo películas de terror; soy sensible a esos temas, soy… asustadizo, digamos.

¿De plano?

¡Sí, sí, sí! Tuve una infancia muy católica, con abuelas y tías contando historias fantásticas de demonios y ángeles; y sí: me asusto con facilidad. Por lo tanto me quedé en El Exorcista, no he visto otras películas; intenté ver El exorcismo de Emily Rose, la empecé pero estaba fuertísima. No las tolero demasiado.

Quién lo pensaría...

Sí, me veo muy grandote y malencarado, pero no.

Cuéntame alguna experiencia sobrenatural que te haya impactado.

En alguna escuela teatral cerca de Santiago Tianguistenco, en unos viejos edificios, nos concentramos algunos actores para trabajar el proceso de montaje de una obra.

Sus habitaciones fueron habitadas por monjas, de hecho las propietarias aún son monjas. Me tocó una habitación en el último piso y al final de un pasillo. Los baños estaban a mitad del edificio. Tuve problemas para abrir el candado de mi cuarto, cuando del baño vi salir a dos monjas vestidas de blanco, de una tela áspera, como antigua. Las vi claramente cómo iban susurrando, hablando entre ellas, y dieron vuelta hacia el otro extremo, opuesto al mío, nunca les vi el rostro. Parecía que flotaban como a dos centímetros sobre el piso, no caminaban propiamente, como que se deslizaban.

Cuando bajé con el encargado para resolver el problema de mi llave, le dije: acabo de ver dos monjas arriba, no sabía que había monjas con nosotros. Y bueno, parece un lugar común, pero me dijo lo que me tenía que decir: "No hay monjas en este momento, solo están ustedes; puros actores". —Pues yo acabo de ver dos. —No, no puede ser, no hay. Y ahí me quedé con eso; no dormí como tres días.

Belzebuth tiene imágenes muy fuertes, ¿la pudiste ver completa?

Sí, sí la vi completa porque más allá del trabajo sobrenatural o de los efectos (especiales), hay un trabajo dramático y una gran narración. Van dos veces que la veo, el personaje (que interpreto) me gusta sobre todo porque tiene conflicto dramático, es un personaje atormentado que sufre durante toda la historia, hasta un final terrible.

Por lo que se ve en la película, en México ni el anticristo se salva del narco.

Así es, es una realidad que permea todo nuestro momento, a pesar de que los tratamientos han sido muchos, las historias han sido muchas, no podemos evitarlo. Creo que la corrupción y el crimen organizado son un flagelo que nos condiciona la vida diaria.

Y en Belzebuth, como en la realidad, da más miedo el crimen organizado que el mismo Satanás.

Ya lo decían las abuelas: hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos.

¿A cambio de qué estarías dispuesto a venderle tu alma al diablo

Mmmmm...tal vez no haya nada por lo cual se la vendería, porque soy un hombre de mucha fortuna, no solo de fortuna material sino de mucha suerte. En este momento no tengo más aspiraciones que las que tengo ahora; he dedicado mi vida a esta profesión desde joven, estoy bendecido por un hijo y tengo una mujer maravillosa. No tendría por qué entrar en tratos con semejante sujeto.

¿Cómo enfrentas tus demonios personales?

Pues son bastantes y los enfrento con cierta debilidad, tal vez me faltaría un poco más de energía para afrontarlos. Me concentro mucho en mi carrera y tal vez les doy la vuelta de esa forma. Demonios personales como la inseguridad, el miedo o la duda, que son bastante humanos y supongo que todos los tenemos; pero en mi caso tal vez preferiría no tener esas vacilaciones. Sin embargo, mi carrera es un bálsamo, si no actúo, yo creo que sí me enfermo. 

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