En The Fabelmans, de Steven Spielberg, y Showing Up de Kelly Reichardt, Michelle Williams interpreta a mujeres para quienes la vida — con obstáculos impuestos por la sociedad y contratiempos cotidianos — se entromete con el camino de la autoexpresión.
Mitzi Fabelman, una matriarca de comienzos de la década de 1960 basada en la propia madre de Spielberg, abandona su carrera como una talentosa pianista para dedicarse a su familia. Es un sacrificio que la obsesiona. También un don que irradia de ella.
“Pienso en ella como el piano que amaba tanto”, dijo Williams. “Ese rango estaba dentro de ella. Esa musicalidad. La destreza. Ese era su arte. Esa música fluía a través de ella y afectaba qué tanto podía sentir. Ella era el tornado hacia el cual se dejó ir”.
Si hay un papel en el que Michelle Williams ha demostrado el alcance del notable rango actoral de Williams – su “destreza emocional” que pega justo en cada nota – es Mitzi.
La película ficticia con inspiración autobiográfica, que se presenta actualmente en cines de Estados Unidos y llegará en febrero a Latinoamérica, se centra en la juventud de Spielberg que lo llevó a ser cineasta. Pero Mitzi es el alma en pena de la película. Por momentos desanimada, juguetona en otros y efervescente, el estado de ánimo de Mitzi cambia con una melancolía veloz, atrapada entre la devoción eterna por sus hijos y sus sueños frustrados.
De muchas maneras ella se los entrega a su hijo. Mitzi es quien le regala al joven Sammy/Spielberg su primera cámara de cine. “Las películas son sueños que nunca olvidas”, le dice ella en su primera ida al cine.
Cómo la vida se filtra en una obra está bastante imbuido en la vida emocional de Williams como actriz, en la que ha tomado inspiración de la memoria personal y se ha iluminado con el tipo de metamorfosis que se le negó a Mitzi. Cómo se relacionan ambas estaba en su mente al hablar en una entrevista reciente por Zoom desde su casa en Brooklyn.
Ocasionalmente, el bebé recién nacido de Williams (no se ha revelado su sexo), su tercer hijo y segundo con su esposo, el director de teatro Thomas Kail, se podía escuchar en el cuarto contiguo. Hacer malabares entre un bebé y una gran película puede ser desconcertante. En los Premios Gotham donde recientemente recibió un homenaje, Williams estaba de pie sorprendida en el podio: “¿Qué pasó? No debería estar fuera de casa. Acabo de tener un bebé”.
Pero eso podría ser apenas el comienzo. La actuación de Williams en The Fabelmans – luminosa, cautivadoramente teatral, delicadamente desgarradora — es considerada por muchos el papel que le dará a Williams su quinta nominación en los Premios de la Academia. Ese es un honor que la artista de 42 años todavía debe conquistar y que parece cada vez más injustamente negado.
Pero lo que impulsa a una actriz como Williams, con tal intensidad interior que no ha visto su trabajo en pantalla en más de una década, es algo más cercano a su personaje en Showing Up. En ella, Williams interpreta a una escultora de figuras humanas modestas, con pocas esperanzas de atraer a un gran público.
El papel es casi la antítesis de Mitzi, el personaje de Williams, Lizzy, es solitario y menos expresivo. Sus obras hechas a mano, realizadas en medio de inagotables interrupciones, son casi lo opuesto de algo tan grande y deslumbrante como una producción de Spielberg. Pero ella está comprometida.
Cómo era la relación de Steven Spielberg con su mamá
La madre de Spielberg, Leah Adler, falleció a los 97 años en 2017. El padre del director, Arnold Spielberg, murió en 2020 a los 103 años. Hacer The Fabelmans, que Tony Kushner y Spielberg escribieron durante la pandemia, se convirtió en una manera de rendir homenaje a dos de las figuras más influyentes en la vida del director.
Al prepararse, Spielberg — quien había puesto su mirada en Williams desde una década antes tras verla en acción en Blue Valentine — le dio bastantes películas caseras y fotografías de su madre para que las revisara. La impresión que sacó Williams sentó meticulosamente la base para su interpretación de Mitzi.
“La información resonante que esta mujer transmitía a través de una fotografía era suficiente para mí para trabajar con ella, para encarnarla”, dijo Williams. “Así de fuerte era su espíritu. Lo podías atrapar en una imagen congelada tomada hace 60 años”.
amt