Una gran ovación cerró este miércoles la proyección en Cannes de Extraña forma de vida, un cortometraje que es un "capricho" de Pedro Almodóvar, protagonizado por el actor de moda, el chileno Pedro Pascal, junto a Ethan Hawke, y que además le sirve para preparar su primer largometraje en inglés.
Con la presencia de Hawke y la ausencia de Pascal (en pleno rodaje de la segunda parte de Gladiador), el corto se proyectó fuera de la competición del festival pero en su sección oficial, en una sala llena a rebosar y con invitados como Catherine Deneuve, Xavier Dolan, Blanca Li o el ministro español de Cultura y Deporte, Miquel Iceta.
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Todo el auditorio se puso en pie para celebrar el que es el segundo cortometraje en inglés del director y que explora la relación de dos cowboys, que se complica con un asesinato y que está rodado con su reconocible estilo preciosista y lleno de detalles.
Un proyecto que surgió de una propuesta de Anthony Vacarello, el director creativo de Yves Saint Laurent, que actúa como productor del filme y que quería trabajar con el realizador manchego.
"Inmediatamente" pensó en un relato corto que había escrito y que eran tan solo "los diálogos de los cowboys después de tener una noche loca", explica Almodóvar en una entrevista antes de presentar su filme en Cannes.
Así que regresó a España y escribió "lo que ocurría antes de esa noche y después". Y lo hizo en forma de western porque ya en los diálogos que había escrito le parecía "mucho más interesante que dos hombres hablaran de su propio deseo en un género que nunca había tocado y en un género que era muy masculino".
Un corto que empieza de forma muy poética, con el fado que da título al filme, de Amalia Rodrigues en versión de Caetano Veloso, y en cuyo texto se sugiera que no hay existencia más extraña que vivir dando la espalda a los propios deseos.
Pedro Pascal y Ethan Hawke
Para esta historia pensó rápidamente en Pedro Pascal y Ethan Hawke porque los conocía y porque son física y culturalmente opuestos, algo que era bueno para el filme. "Los llamé y la suerte es que dijeron que sí de inmediato. Solo tuve que esperar unos meses a que Pascal terminara de rodar The Last of Us, luego se vino aquí y pasado el verano lo hicimos".
Almodóvar resalta la buena relación que mantiene con los dos actores, a los que ya conocía antes de este rodaje. A Hawke le había visto en teatro en Madrid, haciendo El jardín de los cerezos y se hicieron amigos en esos días en los que estuvo por la capital española. También el teatro le unió a Pascal, en su caso en un King Lear (Rey Lear) junto a Glenda Jackson, además de tener amigos comunes que habían trabajado con el chileno en la serie Narcos.
Junto a ellos, en pequeños papeles, Manu Rios, que se hizo muy popular tras su participación en Élite, Pedro Casablanc, Sara Sálamo, José Conessa o Jason Fernández.
Con una temática LGBT+, la historia de Extraña forma de vida puede recordar a Brokeback Mountain, aunque para Almodóvar son muy diferentes. El filme de Ang Lee, que el cineasta español considera "una excepción dentro del cine que ha hecho Hollywood", se centra en pastores de ovejas, más que en ganadores o vaqueros, y no es comparable con su corto ni por longitud ni por las implicaciones que la historia del largometraje tiene con las familias de los protagonistas.
Sí se parece en que está rodada en inglés y que lo que cuenta es la historia de amor y deseo de dos hombres.
Decidió que fuera en inglés, primero porque el western es un género absolutamente estadunidense y además porque quería ejercitarse para cuando haga su primer largo en ese idioma, algo que cada vez está más cerca.
"Los dos cortos -dice en referencia a La voz humana, con Tilda Swinton, y este Extraña forma de vida -, además de ser dos caprichos que me he podido permitir y que me ha dado mucho gusto y mucha libertad hacerlos, también eran ensayos para ver cómo me movía en la lengua", dijo.
Primer incursión en Hollywood
Porque el año pasado hasta se anunció que adaptaría el libro Manual de mujeres de la limpieza, protagonizado por Cate Blanchett, pero se bajó del proyecto porque le "caía grande", asegura sin sentimentalismos.
"Era una gran producción, era viajar mucho y yo tengo una movilidad limitada, no se me nota al andar, para estoy operado de espalda y lo mejor no era hacer tantos viajes", explica Almodóvar, que también precisa que el guion de esa película sigue siendo suyo.
Desde entonces, como ya avanzó la prensa estadunidense especializada hace meses, ha escrito otro guion, ya terminado, que se desarrolla en Nueva York.
"Y este es mucho más abarcable, con pocos personajes. Son básicamente dos mujeres, en una situación extrema y todos es contemporáneo, no hay que fabricar trastiendas y eso es muy importante para mí, que todo el atrezzo sea asequible".
Ya han comenzado el proceso de localización y tiene a las actrices -"me tienen prohibido que diga los nombres", asegura entre risas- y confía en no volverse atrás en el último momento. "Ya lo he hecho más de una vez y voy a quedar muy mal", agrega con una media sonrisa.
Mientras, disfruta de la buena recepción del corto en Cannes, algo que antes de la primera proyección le tenía expectante, pese a no estar en la competición.
Y además, afirma convencido: "A la hora de bautizar el corto, no hay lugar mejor para hacerlo que en el Festival de Cannes".
hc