Plantean el retrato de ‘un amor senil’

Arturo Ripstein alista la cinta El diablo entre las piernas, que abordará la relación entre dos adultos mayores.

La guionista y el director platicaron con estudiantes del CCC. (Alfonso Manzano y Especial)
Una reunión de “dinosaurios” en Festival de Venecia. (Alfonso Manzano y Especial)
Eduardo Gutiérrez Segura
México /

Arturo Ripstein y Paz Alicia Garciadiego rodeados de las nuevas mentes creativas en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) lograron una conexión total, arrancaron carcajadas con su natural forma de expresar su ingenio y al mostrar la relación y complicidad que los une en lo profesional y lo personal; en ese ambiente el director y la guionista celebraron al cine nacional.

Ripstein y Garciadiego repasaron su historia fílmica en conjunto, como Imperio de la fortuna en la que reinterpretaron a Juan Rulfo, que se rodó días después del terremoto del 19 de septiembre de 1985 y que hizo al cineasta expresar una de sus frases más celebres: “A mí no me para un sismo”, o una de las más recientes: La calle de la amargura (2015), donde retomaron la historia de las goteras.

El cineasta también recordó que “¿Dónde pongo la cámara?”, fue la pregunta que le hizo a Gabriel García Márquez, previo al arranque de Tiempo de morir (1966), el “primero de mis cientos de errores, que es filmar películas”.

La respuesta del director fue contundente: “Donde quiera que se vea la cosa”, y desde entonces es la fórmula que sigue.

Otro de sus interrogantes se la hizo a Luis Buñuel: “¿En qué consiste el arte?”, a lo que la mente detrás de Los olvidados (1950) presuroso le dijo: “Que fluya”, desde entonces Ripstein confía en que “todo cae en su lugar” y constantemente hace preguntas y exhortó a los estudiantes a no tener miedo de realizarlas también.

Garciadiego recibe constantemente las interrogantes de su colega y esposo, por eso cuando llegó el momento de elegir el siguiente proyecto: El diablo entre las piernas, su consejo para el realizador fue que continuara la costumbre y plasmara sus miedos.

“Es de una pareja ya senil, pero que tiene todavía el diablo entre las piernas”, adelantó Paz Alicia a ¡hey!

Esta será, una vez más confesó la guionista, una historia “cerrada, que es el tema de Ripstein por sobre todas las cosas, con cinco personajes para abundar en ellos, es el tipo de películas en las que en los últimos años nos hemos estado enfocando, baratas, se pueden levantar, corresponden al cine más intimista, será blanco y negro, confinada en tres espacios”.

Garciadiego compartió que sus protagonistas serán Sylvia Pasquel y Alejandro Suárez: “Ella tiene una carrera escasa en cine y él hizo mucho en el género de comedia, con nosotros será su tercera película”.

Los actores fluirán en una temática en la que la vejez se ve “como el futuro que no queremos que nos alcance.

“Ripstein me ha dicho que filma lo que le da miedo, lo que le aterra, ambos estamos en la edad en la que es algo inmediato, nos interesa hablar de lo que ya no se charla”, abundó la escritora, quien confirmó que será por el rodaje de esta cinta que el realizador no viajará al Festival Internacional de Cine de Venecia.

En dicho certamen, considerado uno de los festivales más importantes del mundo, Ripstein estuvo postulado al León de Oro, en 1996, por su labor en la película Profundo carmesí. De igual forma, recibió una mención especial del premio San Marco por La virgen de la lujuria en 2002.

UNA REUNIÓN DE “DINOSAURIOS” EN FESTIVAL DE VENECIA

Arturo Ripstein aceptó que del cine disfruta la etapa de filmación, pero resiente “las humillaciones” que se pasan cuando se está en el proceso de recaudar fondos e incluso ante la negativa de algún festival por darle la bienvenida al largometraje recién realizado, por ello, ahora que El lugar sin límites (1977) optará a dos premios de la sección Venecia Clásicos, tiene una particular opinión.

“Es una muestra de viejos dinosaurios, de los cuales yo ya soy parte, es muy afortunado poder permanecer en esto tantos años. Tengo recuerdos formidables de la película, porque hablaba de este tema, tan complicado, con seriedad, las mariquitas del cine mexicano, siempre habían sido caricaturas, grotescas, y fácilmente lo que hice fue decir: ‘No son distintos’”, explicó.

El filme que escandalizó al Festival de San Sebastián en 1978 por la escena del primer beso gay visible en el cine mexicano, entre Roberto Cobo y Gonzalo Vega, le trajo a la postre varios motivos de alegría, aunque su objetivo tan solo era contar la historia de La Manuela y Pancho.

“De las primeras marchas gay que hubo en este país, se llamó México, lugar sin límites, eso siempre era enormemente grato, yo nunca pretendí ni mover, ni hacer, ni definir cosas, mi trabajo es contar cuentos, mis películas no tienen un valor sociológico, político o antropológico, sino contar un cuento y si toca una fibra, eso pretendía, no convencer sino conmover”, explicó el creativo.

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