Carla Gutiérrez se reflejó en Frida Kahlo frente a su Autorretrato en la frontera entre México y Estados Unidos cuando migró con 19 años de Perú; dos décadas después, debuta como cineasta con un retrato de viva voz de la artista, con el que quiso “bajarla de su pedestal de símbolo y conocerla como mujer”.
Editora de un puñado de documentales icónicos, como el Chavela Vargas (Chavela. A Singer, A Fighter, A Symbol, 2017) y el de la jueza estadunidense Ruth Bader Ginsburg (RBG, 2018, nominado al Oscar), Gutiérrez volvió a México en abril a inaugurar el Sundance Film Festival CdMx 2024 con su primer largometraje como directora, Frida (2024), que se estrena en el país este 9 de mayo y que en enero se llevó el gran premio de Edición del Sundance, en Utah.
De sonrisa amable, transparente en sus respuestas, la novel realizadora, y veterana editora, no sabe si a Frida Kahlo le habría gustado o no asistir a la alfombra roja de su documental en un cine de Polanco, pero está segura en la entrevista con MILENIO que la artista “trató de humanizarse con su arte”.
¿Por qué te sentiste reflejada en ese cuadro de Frida?
Como inmigrante hay un choque cultural, sentía el choque del consumismo en Estados Unidos, la riqueza, la desigualdad económica entre pobres y ricos, que refleja Frida en esa pintura. A Frida también la veían como exótica, una latina joven, ella percibía también eso.
En esa pintura ella está vestida de rosa, en un pedestal, y atrás están las fábricas y las industrias, algo bastante seco, ante toda la naturaleza y herencia indígenas. Además, como inmigrante extrañas mucho tu hogar, y a veces uno romantiza nuestros países. Para mí, todo eso me reflejó esa pintura de Frida.- Te recomendamos TANE lanza su colección más extensa en un tributo a Frida Kahlo Estilo
¿Qué buscabas cuando decidiste filmar Frida?
Estaba buscando escucharla como una mujer, como humana. Una de las cosas que más me sorprendió al leer sobre ella es que los académicos, especialmente los hombres, trataban de buscar evidencias de que era una mujer extraordinaria, una genio, y que por eso pudo ser parte de ese grupo artístico de genios hombres. Para mí, el valor que tiene el arte de Frida es que se dio a conocer como mujer humana; sacó sus sentimientos internos y los puso en pinturas.
Frida afirmaba que buscaba rodearse de hombres y gente más inteligente que ella...
Sí, también era una mujer muy insegura, y eso es lo que yo quería encontrar: a la mujer compleja, que no sea un símbolo perfecto de un icono artista, sino la mezcla que todos nosotros tenemos adentro, no somos perfectos, somos difíciles a veces, inseguros, somos muy complejos. Y también escuchar la fragilidad que tenemos como mujeres cuando estamos enfrentando la vida cotidiana. Lo que me encanta de su arte es que hizo lo cotidiano, que son nuestros sentimientos íntimos, importante.
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Como mujeres a veces nos silenciamos a nosotras mismas por las presiones de la sociedad, y no pensamos que lo que estamos viviendo detrás de las puertas de nuestras casas, en nuestras relaciones personales, no es lo suficientemente importante como para expresarlo abiertamente, quizás quejarnos de nuestros sentimientos o compartir nuestro dolor.
Tienes una sólida carrera como editora, ¿por qué lanzarte como directora?
Los editores, en la producción de documentales, tenemos el rol de escritores de la película, en colaboración muy cercana al director, pero nosotros escribimos la narrativa, porque los documentales no tienen un script previol. Yo estaba muy contenta con este rol creativo, me daba mucha satisfacción editar y colaborar con otros cineastas. Pero, creo que esta historia fue la que me llevó a lanzarme al abismo, sentir que tenía ya una conexión emocional con la historia, pero que también estaba teniendo la experiencia como editora y que yo debía contar esta historia de la manera en que quería contarla y que no la había yo visto contada antes, en el formato de documental. La historia me llamó a convertirme en directora, no es que yo anduviera buscando dirigir algo.
¿A quién estabas buscando: a Frida o a Carla?
Es una pregunta difícil. Realmente estaba buscando a la mujer detrás del símbolo; me sentí capaz de contar la historia de esta manera. Así que quizás me encontré a mí misma también.
¿Algo te sorprendió del proceso?
Siempre supimos nuestro acercamiento, la manera de contar la historia; queríamos hacerla en primera persona, sin utilizar entrevistas a expertos, sino más bien las voces de Frida y de personas cercanas a ella, que la amaban y que habían sido testigos. Y creíamos que Frida sólo iba a contar parte de su historia, leyendo fragmentos de sus escritos en otros libros. Pero cuando comenzamos a leer su voz completamente, la gran sorpresa fue que ella iba a poder contar casi toda su historia. Y utilizamos otras voces sólo cuando fue realmente necesario. Esa fue la gran sorpresa.
En cuanto a detalles de su vida, todo se ha estudiado tanto, y no hubo sorpresa, pero sí un descubrimiento muy bonito al escucharlo de su propia voz. Como te dije, estaba buscando a esa mujer humana, con complejidades y fragilidad, y eso pude escuchar cuando leí las cartas enteras de cómo se sentía después de su accidente o cuando estaba encarando su embarazo y no sabía si quería continuar con él o no. Su voz cuando citaba a personas. Aunque no son grabaciones de su voz, es como escuchar la manera en que hablaba; realmente puedes acercarte a profundidad y sentir que era una persona que podía estar conversando contigo. Era bajarla de su pedestal de símbolo y conocerla como mujer.
¿Qué querías: hacer una biografía, un retrato o descubrir una Frida nueva?
Queríamos enfocarnos en las emociones y no en los hechos de su vida. Es importante conocer varios de esos hechos, pero siempre desde la perspectiva emocional de cómo ella los estaba sintiendo. Hay biografías que son a veces un listado de lo que una persona ha logrado en su vida; a mí me interesaba más capturar el espíritu y la personalidad de Frida de una manera íntima y emocional. No sé si hay un nombre o concepto específico que describa esto. Pero, sí, al final de cuentas es una biografía, pero vista a través de sus propios ojos y su propio corazón.
El filósofo rumano Cioran escribió: “Resulta increíble que la perspectiva de tener un biógrafo no haya hecho a nadie renunciar a tener una vida”. ¿No tuviste miedo con Frida de caer en este tipo biógrafo?
Ja, ja, ja. Todo el equipo siempre conversó sobre cómo ella nos estaba guiando. Era la guía de sus escritos (de Frida) pero con mucho conocimiento de los hechos de su vida, cómo han sido estudiados, cómo los académicos han pensado de sus pinturas y qué pensaban. Toda obra artística, todo proceso creativo, lleva un poquito la voz de los que lo están haciendo. Definitivamente puedes ver algo de mis intereses, por ejemplo, enfocarme en una niña que estaba viviendo en un ambiente muy católico, porque esa es una experiencia muy común de las mujeres en América Latina. Este enfoque quizás fue un poquito por mi vida personal, porque yo sentí esa presión católica o aceptar ideas sin preguntar cosas. Pero tratamos de escucharla lo más posible. De cualquier manera estamos escogiendo rasgos de su vida, porque estamos contando una vida, estamos presentando un espíritu en sólo 90 minutos. Espero que en el proceso hayamos logrado acercar a Frida de alguna manera muy personal.
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Muestras una Frida muy precisa con las palabras y se habla de Frida como “feminista”. ¿Por qué usar un término que ella quizás no se adjudicaba?
El término no existía como se usa hoy, pero los sentimientos humanos, querer hacerse preguntas como niña católica, el sentimiento de no querer depender de un hombre financieramente y valerse por sí misma, responder a sus deseos y placeres desde que eres joven, esos son sentimientos compartidos a través de todas las épocas. Quién sabe si Frida se habría llamado a sí misma “feminista”, queríamos mostrar esos sentimientos que tiene Kahlo, que muchas de nosotras, mujeres, quizás no nos conectamos a esos sentimientos.
Y creo que por eso Frida se ha convertido como en un símbolo feminista. Su pintura sobre su aborto espontáneo: yo lo miro desde mi punto de vista como mujer moderna. Para mí el hecho de que ella haya pintado la escena en sí, sucediendo, de una manera muy cruda, es un gran coraje contra el silencio que tenemos las mujeres, porque nosotras no hablamos de esas experiencias, ni entre nosotras mismas. Y no lo hablamos aun ahora. Feminista o no, Frida está haciendo una cosa que es muy común entre todas las mujeres. Y por eso le tengo mucho respeto, y por eso quería expresarlo en la película.
¿Con qué archivos trabajaste?
El fideicomiso que tiene los derechos sobre la obra física y los escritos de Frida Kahlo y Diego Rivera lo maneja el Banco de México. Tuvimos permisos para mostrar el arte y las frases que utilizamos en la película. Son muchos, y están físicamente en distintos archivos, no sólo en México, también en el extranjero.
¿Qué material fue de más utilidad?
Encontramos entrevistas que ella hizo al final de su vida, muy cortas, y las tuvimos todas, con periódicos, con reporteros; hizo una entrevista con un crítico de arte que era su amigo, todo eso nos dio mucho material para trabajar. Y las cartas, porque ella se dirigía a gente muy querida y escribía con mucha sinceridad. Sus opiniones sobre los ricos, los ricachones de Nueva York, vienen de las cartas que le mandaba a su mamá desde Estados Unidos. La carta que le mandó a su doctor en San Francisco, con el que se hizo muy buena amiga; esas cartas son muy frágiles, porque le estaba contando todos sus problemas físicos. La carta que le mandó a su primer novio. Las cartas tienen cosas muy intensas y muy bonitas. Pero realmente tomamos de todas partes. También tomamos partes de un ensayo que ella escribió sobre Diego que apareció en una exhibición de Rivera. Esta película es un rompecabezas de 10 mil piececitas.
¿Por qué incluiste animación en Frida?
Lo pensamos mucho. Fue una decisión que tomamos al principio, porque el concepto de nuestra película era enfocarnos en su voz. Veo el arte como parte de su voz, como una herramienta narrativa, es otra manera de que ella hable y se exprese. Quería que el concepto de animar el arte era para que el público tuviera la sensación de, literalmente, zambullirse en la piscina de emociones, su corazón, nadar en todos esos sentimientos.
También lo pensé mucho porque he tratado de ir a los lugares donde he tenido acceso a ver las pinturas de Frida en vivo, en los museos, en las exhibiciones; la experiencia de estar enfrente de una pintura que te da mucha emoción, y es una conversación entre tú y la pintura que está frente a ti, esa misma experiencia emocional yo quería llevarla a un espacio cinemático, que se mueve a un tiempo distinto. Hay distinto ritmo cuando estás teniendo esa experiencia en el cine, en una historia y estás siguiendo la historia, es una forma artística totalmente distinta. Quería tener la opción de guiar a la audiencia, a los ojos del público, al contenido emocional de estas obras, y que la historia siga avanzando. De todas maneras, fue con mucho respeto, fueron conversaciones de qué es lo que estaba tratando de decir en esas pinturas. Y por ahí nos fuimos”.
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Ofelia Medina, Salma Hayek y hasta Madonna hicieron su Frida. ¿Cuál es la tuya tras el documental?
Quise humanizarla lo más posible. Pensando en nosotros como personas muy complejas, que estamos felices, pero también con otros sentimientos; en mis manos, quise darle espacio a esa complejidad, a una mujer normal.
¿Crees que una artista como Frida necesitaba ser humanizada?
Yo creo que sí, porque la vemos como símbolo. Por eso me encantan los documentales, porque tienen el poder de presentar la imagen de esa misma persona y contar algo que puede ser con riesgos creativos, pero a fin de cuentas es una vida que sucedió. Yo la conocí por su arte; algunas personas la conocen como un símbolo, pero ni siquiera conocen su arte. Y ¿sabes qué? Yo creo que eso hizo ella con su propio arte: ella estaba tratando de humanizarse, de decir: “Estos sentimientos que yo tengo son importantes, quiero pintarme a mí misma”. Quizás lo especial de ella es que en su época fue una mujer que se dio a sí misma el permiso de no callarse. Y quizás todas tenemos esos mismos sentimientos, pero muchas de nosotras no lo hablamos.
¿Te imaginas a Frida Kahlo en la alfombra roja de tu cinta?
No sé si le hubiera gustado. Para mí lo importante de sacar esta película en México y poder estar en una plataforma de streaming es darle atención a la historia de una manera creativa, porque no comprometimos nuestra idea creativa, tomamos bastantes riesgos. En la alfombra roja, para mí lo principal era tomarme una foto con el equipo que hizo Frida, mostrar el orgullo que tengo por la colaboración, cuyo resultado es esta producción; y, de forma privada, que mis papás estén orgullosos y yo también lo esté.
Sobre la relación de Frida con Diego, ¿por qué crees que lo perdonaba y seguía con él después de sus infidelidades y su machismo?
Me he hecho la misma pregunta con relaciones complicadas que he tenido, que me han costado años y años salir de una relación. ¿Por qué? Porque amamos, porque queremos, porque dependemos. Y eso sí existía entre ellos dos.
MGR