Cuando la periodista japonesa Shiori Ito acusó a un prominente corresponsal de la televisión de violarla fue ignorada por la policía, los fiscales y buena parte de la prensa. Pero su persistencia la convirtió en una excepcional voz del #MeToo en su país.
Desafiando tabúes, ella investigó su propio caso, grabó de forma secreta llamadas y reuniones, y reunió suficiente evidencia para sustentar una demanda civil por daños y perjuicios en un tribunal en Tokio que falló a su favor concediéndole una compensación de 30.000 dólares.
Esta impresionante victoria, que tuvo repercusión internacional y fue seguida el año pasado por el endurecimiento de las anticuadas leyes de violación en Japón, es el tema de "Black Box Diaries", un nuevo documental dirigido por Ito que estrena en el festival de cine de Sundance.
"Quería contar [la historia] desde el punto de vista del sobreviviente. Lo que realmente ocurrió. No quería que nadie más contara mi historia", dijo Ito a la AFP antes del debut de la pieza.
¿Qué expone el documental?
Ito afirma que Noriyuki Yamaguchi, un experiodista de televisión ligado al entonces primer ministro Shinzo Abe, la violó luego de invitarla a cenar para conversar sobre una oportunidad de empleo en 2015.
La policía inicialmente le dijo a Ito que había suficiente evidencia y que arrestaría a Yamaguchi. Pero después, de la nada, se echaron para atrás.
En la cinta, Ito graba a uno de los investigadores cuando le dice que la orden vino de "arriba" y que lo habían removido del caso.
"Al comienzo, comencé a grabar las conversaciones con la policía para protegerme", dijo Ito."Si el sistema funcionara de forma perfecta, no tendría que haber hecho esto. Estaría satisfecha si ellos hubiesen investigado, pero no fue así. Por lo que tuve que seguir inquiriendo".
La criticaron por romper el silencio de su abusador
La producción también aborda los ataques que la mujer sufrió tras romper el silencio. Víctimas de violación en Japón rara vez reportan los ataques a la policía. De acuerdo con una encuesta del gobierno de 2017, apenas 4% de las mujeres denunciaban.
Ito recibió amenazas de muerte y tuvo que dejar su país temporalmente. Incluso su familia "odió" que ella no se quedara callada.
"Decidí grabar la cinta luego de hacer pública mi historia y ver lo negativa que la reacción había sido en Japón", dijo.
No hubo cargos criminales contra Yamaguchi. El experiodista niega los señalamientos de Ito a quien contrademandó por difamación. La Corte Suprema de Japón respaldó el fallo del tribunal de Tokio a favor de Ito.
Adicionalmente, el año pasado, luego de manifestaciones nacionales contra absoluciones en varios casos de violación, fue aprobada una ley para eliminar la obligatoriedad de que los fiscales probaran que las víctimas habían sido incapacitadas por la violencia.
La edad de consentimiento sexual en Japón también fue elevada de 13 años (una de las menores del mundo) a 16. Ito conmemoró las reformas en el marco legal contra cargos de violación, pero dijo que "no fue suficiente".
La periodista dice estarse preparando para dejar el país de nuevo, por temor a la repercusión que la cinta tendrá cuando estrene allí: "Quizás esta vez será diferente. Las cosas están cambiando", concedió.
"Pero siempre que hablamos contra la violencia sexual o a favor de la igualdad de géneros, especialmente en Japón pero me imagino que en el resto del mundo, hay muchas amenazas".
Su paso por el movimiento del #MeToo
Ito denunció por primera vez su caso en 2017, poco antes de que el movimiento #MeToo explotara a partir de las denuncias contra los abusos de poder del productor de cine estadounidense Harvey Weinstein.
"Realmente me ayudó", dijo Ito, pero en Japón la lucha, afirma, se sintió solitaria. "Siempre me sentí muy aislada. Me señalaban como 'esa persona del #MeToo'". "Sabía que había otras voces, pero nadie hablaba de eso. Sentía como si yo fuese un mal ejemplo de lo que pasa cuando abres la boca".
Desde entonces, más mujeres han salido al ruedo. En diciembre tres exsoldados japoneses fueron declarados culpables de atacar sexualmente a su colega Rina Gonoi.
"Rina me habló antes de romper el silencio. Si ella no hubiese hablado, su caso estaría cerrado. No habría pasado nada", dijo Ito.
Algunas señales menores muestran que el movimiento del #MeToo finalmente aterrizó en la industria del entretenimiento japonesa.
La mayor agencia de bandas juveniles admitió el año pasado que su fallecido fundador, Johnny Kitagawa, abusó de jóvenes prospectos.
Y el comediante Hitoshi Matsumoto fue acusado por dos mujeres de atacarlas, algo que él niega. Ito afirma que la batalla es "continua": "No podemos parar nunca. Hay avances pero no podemos retroceder".