Recientemente se estrenó la cinta Ted Bundy: Durmiendo con el asesino, que muestra un pasaje de la vida de uno de los asesinos seriales más famosos y peligrosos de la historia de Estados Unidos.
En el filme, protagonizado por Zac Efron y Lily Collins sólo se cuenta la historia de cuando Bundy fue descubierto, detenido y enjuiciado por el asesinato de 14 mujeres. Durante toda la película, se nos muestra al asesino como un hombre encantador, seductor e irresistible, sin embargo, la historia de Ted Bundy va más allá de las sonrisas coquetas y de las mujeres que lo amaron.
Theodore Robert Cowell nació el 24 de noviembre de 1946 en Burlington, en el estado de Vermont, Estados Unidos. Su infancia no fue sencilla, pues vivió dentro de un ambiente hostil, en el que creció criado por sus abuelos y creyendo que su madre, Eleanor Louise Cowell, era su hermana mayor. Su abuelo, era un hombre violento que maltrataba a las mujeres de la familia y también a él.
Cuando tenía 4 años y por fin entendió que sus abuelos no eran sus padres, él y su mamá se mudaron a Tacoma, en Washington donde ella contrajo matrimonio con Johnnie Culpepper Bundy del que él heredó el apellido.
Cuando creció, Ted se convirtió en un ciudadano ejemplar, se matriculó en la Universidad de Puget Sound para estudiar psicología en donde conoció a su primera novia, Stephanie Brooks, y realizaba servicios comunitarios e incluso, fue condecorado por la policía por salvar a un niño que se ahogaba.
Dos años después de haber iniciado su noviazgo, Brook terminó la relación por la personalidad extraña de Ted.
Los primeros crímenes
Tras tomarse un año sabático en el que perdería varios empleos, decidió iniciar una nueva carrera, inscribiéndose a la carrera de Derecho en la Universidad de Washington. En esa época, conoció a Elizabeth Kloepfer, quien estaba divorciada y tenía una hija y con quien comenzó una relación.
Sin embargo, su noviazgo no evitó las atrocidades de Bundy. Antes de empezar a asesinar, Ted inició robando casas y comercios. Cuando esto no fue suficiente, empezó a buscar víctimas.
La primera fue Joni Lenz, quién después de que Bundy la golpeara en la cabeza con una palanca mecánica y la violara, logró sobrevivir, aunque con un daño cerebral irreparable.
Después de aquello, el asesino ya no se detuvo, Su primera víctima mortal fue Lynda Ann healy, una estudiante universitaria de 21 años, a quien dejó secuestró y cuyos restos fueron encontrados un año después de su desaparición een una colina cercana.
Modus operandi
Ted Bundy, como la mayoría de los asesinos seriales, tenía una rutina ensayada para atraer a sus víctimas. Actuaba en campus universitarios o en centros comerciales a plena luz del día y seleccionaba a jóvenes que según relatan, tenían un parecido físico a su exnovia de la universidad.
Lograba que las mujeres se acercaran o entraran en su vehículo, un volkswagen amarillo, con engaños, haciéndoles creer que estaba lastimado de un brazo, para después golpearlas, secuestrarlas y llevarlas a lugares alejados en donde terminaba con sus vidas.
Con esta táctica secuestró, violó y asesinó de forma violenta a estudiantes de varias universidades de los estados de Utah, Oregón, Colorado y Florida y a varias menores, entre 1974 hasta 1978.
No se conoce a ciencia cierta el número de mujeres asesinadas por Bundy, ya que él confesó haber asesinado a 28 mujeres, pero sólo se encontraron los cuerpos de 14. Sus víctimas identificadas son:
- Carol Valenzuela, 20 años; su cadáver fue encontrado siete meses después
- Nancy Wilcok, 16 años de quien nunca encontraron los restos.
- Donna Mason, 19 años.
- Susan Rancourt, 18 años.
- Roberta Parks, 20 años, quien quedó con amigas para ir a tomar un café y nunca llegó.
- Brenda Ball, 22 años.
- Gerogann Hawkins, 18 años.
- Janice Ott y Denise Naslund. Sus restos fueron encontrados un mes después en el lago Sammamish.
- Melissa Smith, la hija de un sheriff.
- Laura Aimee, 17 años. Su cadáver fue encontrado en los montes Wasatch.
Para no ser identificado después de sus crímenes, Ted modificaba su cabello o se dejaba crecer la barba, así los testigos de sus crímenes no podían identificarlo.
El arresto, escapes y sentencia a la silla eléctrica
Ted Bundy era también un conductor imprudente, por lo que fue detenido y la policía encontró en su auto material incriminatorio, que lo señalaría como el asesino al que llevaban tiempo buscando. Fue encarcelado en espera del juicio.
Su compulsión y ansia de matar lo llevaron a escapar de prisión para poder seguir concretando sus crímenes. Debido a que solicitó representarse a sí mismo en el juicio, se le permitió el acceso a la biblioteca, de la que escaparía saltando por la ventana.
Después de haber sido capturado de nuevo, en 1977, Bundy logró escapar otra vez escalando por el techo de su celda y saliendo por la puerta principal de la prisión.
En esa ocasión, Ted Bundy asesinó a Lisa Levy y Margaret Bowman, estudiantes de la universidad de Florida y secuestró a Kimberly Leach, de 12 años. Sus restos fueron encontrados ocho semanas después en Lake City con señales de abuso sexual y tortura física.
Las autoridades capturaron otra vez al asesino y, a pesar de sus esfuerzos por mostrarse como una víctima ante la prensa, que documentó el proceso desde la detención hasta su muerte, y tras declararse inocente en repetidas ocasiones con tal de retrasar su sentencia, Bundy fue declarado culpable por los asesinatos.
El juez lo sentenció a la pena de muerte gracias a la prueba concluyente de un odontólogo forense, quien identificó la morfología de su dentadura en una de las víctimas.
La sentencia se cumplió 9 años más tarde, cuando se sentó por fin en la silla eléctrica la mañana del 24 de enero de 1989 cuando tenía 42 años, entre vítores de alegría de los ciudadanos norteamericanos.
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