Hace poco más de dos décadas Ciudad de Dios sorprendió al mundo con una historia cruda, pero realista en cuanto al tema de la representación, sobre la vida en las favelas de Brasil; la película logró cuatro nominaciones al Oscar y pasó a la memoria colectiva como un audiovisual de culto. HBO revivió lo ocurrido con sus protagonistas, 20 años después.
Ciudad de dios: la lucha no para es una serie que nos lleva de regreso a ese Brasil pulsante de los barrios marginados, donde hay una vida que va más allá de la ola de violencia.
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“En ese entonces la gente hablaba mucho sobre el tema de las favelas, decían que era muy violento. No se trataba de eso, se trataba de representación”, dijo a MILENIO Roberta Rodrigues.
Por ello, volver a habitar la piel de Berenice se vuelve un privilegio, no sólo por retomar el personaje con el que debutó en cine, sino también por hacer eco de una voz que ya escuchada en el mundo: “Así como Berenice vuelve empoderada, yo tengo también un privilegio de poder hablar hoy de la historia, y también de política; algo que antes creíamos aburrido”.
Veinte años después, “tenemos una generación que tiene plena conciencia, no sólo racial, sino también política; se ha entendido que sólo a través de la política podemos lograr grandes cambios, aunque lleve tiempo. Soy una mujer lucha por sus derechos, por los de quienes me rodean, y creo que mi arte transforma”, agregó Roberta, en una videollamada desde Brasil.
El poder de la visibilidad
Con el estreno de Ciudad de dios en cines se levantó la bandera de la representación digna, no solo se retrató una historia sobre la violencia en los barrios, fue más allá para mostrar la vida de las personas que habitan las favelas; de hecho, varios de los actores que formaron parte del proyecto nacieron ahí, y sus vivencias se quedaron como una huella en el ADN.
“Nací y crecí en Morro do Vidigal, hace cinco años que no vivo allí; hace siete años tuve a mi hija, pero no me fui porque era una favela. Esta historia hizo que mi comunidad se sintiera representada por primera vez, se creó una energía de autoestima, la gente decía: ‘Ellos están ahí, existimos, maldita sea, ya no somos invisibles’, ese era el sentir”, explicó.
“Los negros que viven en otros países que nunca estuvieron representados, con Ciudad de Dios —una película latina que no está en inglés y es la más vista del mundo,— se sintió esa representación. Son esas caras, esos negros en la pantalla y yo estaba allí y fue revolucionario. Espero que la serie también venga con este impulso sobre la diversidad”, agregó la actriz.
La mujer negra en la pantalla
La situación de disparidad en la industria del entretenimiento no solo es cuestión de género, también es racial, explica Roberta Rodriguez, quien de no ser por Ciudad de Dios hace veinte años, no habría tenido una oportunidad en el cine, “ha llegado el momento de que las mujeres también destaquen, las mujeres negras en este lugar de poder, en este lugar de protagonismo.
“Sabemos que vivimos en los márgenes de la sociedad, siempre estamos al final de la fila, y las mujeres negras todavía están debajo. Tener a Berenice en este lugar de protagonismo en la serie y también en este lugar de fortaleza dentro de la comunidad es un gran privilegio, lo es defender a esta mujer que representa a otras”, agregó.
DAG