Hace un mes, Daniel Giménez Cacho no pudo ir al Festival de Venecia a la presentación de su última película como actor, El jockey, por un motivo importante: faltaban tres días para concluir el rodaje de su ópera prima como director de un largometraje: Juana.
Con el rodaje ya terminado, y tras haber visto un primer corte del material en bruto “prometedor”, Giménez Cacho viajó a San Sebastián a la presentación de la película argentina, con coproducción mexicana de Piano, que compite en la sección Horizontes latinos del festival del puerto vascoespañol.
Giménez Cacho tiene un papel pequeño pero importante en el filme, poco convencional, extravagante y humorístico, que podrá verse en México en el próximo Festival de Morelia.
“Es una película con lecturas filosóficas, metafísicas. La transmutación del espíritu, la reencarnación, la muerte”, explicó el actor que dijo “no creer en la muerte pero sí en la reencarnación”, en entrevista con MILENIO en el lujoso e histórico Hotel María Cristina de San Sebastián.
El consagrado actor aceptó el proyecto del joven director argentino Luis Ortega (El Ángel) en el que interpreta a un personaje del “bajo mundo”, que porta un bebé en brazos, con un perfil “afectado por los cambios sociales de hoy, de sexo, de género” según Giménez Cacho. “También el bajo mundo se está moviendo” señaló el actor.
“Estoy abierto a todo, a experimentar, a probar cosas. Me interesa mucho hacer cosas que no haya hecho, que sean diferentes. Se me hace importante porque es bueno recordar que hay distintas maneras de narrar, y la diversidad es muy importante. Hay que trabajar y luchar para que no se nos instale una cosa muy homogénea de este sistema de producción que tiende a eso” comentó el actor de 63 años y cerca de 60 películas, según sus cálculos.
“Con la que yo dirigí, intenté salirme un poco, pero no estoy seguro de que lo logré y además todavía no la termino” agregó Cacho sobre Juana, su primer largometraje como director que debería estar listo para marzo del año próximo; buscará ser seleccionado en festivales internacionales.
El protagonista de Bardo, que anteriormente había dirigido algunos episodios de series, reconoció que rodó su primer largo con “inseguridad”, casi acomplejado por no dominar el lenguaje fílmico, y tomando en cuenta las opiniones de los miembros del equipo, como “capitán del barco”, pero atento a las sugerencias de su equipo y escuchando opiniones, entre ellas la de Alejandro González Iñárritu.
“Iñárritu leyó el guion, me dio sus opiniones. Yo tenía mucha inseguridad, soy inexperto, tenía mis ideas y no sabía si iba a funcionar, ni porque ya hice 15 películas, sobre todo de lenguaje, movimientos de cámara. Ahí yo tenía muchas dudas” confesó Giménez Cacho.
Proceso interior
El guion de la película salió de una obra de una escritora española que vive en México y cuenta, desde una perspectiva interior, la historia una periodista que está investigando un caso de abuso sexual de un político.
Según su director, no busca narrar su situación, sino indagar en los motivos que llevan a los periodistas a arriesgar sus vidas por su trabajo.
“La película es sobre un proceso interior. No es narrar la historia tan dramática que sufren los periodistas, si no es ella, su proceso interior, porque se mezclan las cosas entre lo profesional y lo personal” explicó Daniel Giménez Cacho.
“Me interesaba entender por qué un o una periodista sacrifican sus vidas a pesar de amenazas, a pesar de todo; se ponen en riesgo y hacen su trabajo. Es esta averiguación, de qué motores personales, profundos hay para hacer eso” agregó recordando que México es el país donde mueren más periodistas asesinados sin estar en guerra.
“Es un muy triste este récord. Y creo que se trata de un tema personal, yo también soy víctima de esto; lo relaciono con el patriarcado, con el sistema patriarcal, autoritario, del que yo también he sido víctima” dijo.
“En el fondo, hice la película —sí por el tema de la injusticia—, porque he encontrado muchas cosas del pasado, de mi infancia, que se expresan a través de esta personaja, que la actriz interpreta de forma sobrenatural. Eso lo hace para mi muy personal; la película no se trata de describir ese contexto, eso lo conocemos, está ahí, sino sobre lo que hace esta mujer para salir adelante. Se instala en la víctima o lo transforma y trata de dejar de ser una víctima. Todas esas cosas son delicadas como para que uno de recetas a los periodistas” explicó Giménez Cacho.
“Esto lo hago por mí, porque llevo años en esto, es un proceso mío que va más allá de si va a haber justicia o si va a servir de algo. He platicado con muchos periodistas y se preguntan si sirve de algo lo que hacen, si dando su vida van a cambiar algo. Sus maestros les dicen que sí por la memoria, el registro, la denuncia, la conciencia colectiva” añadió.
Hacia el futuro
El ahora director no tiene claro su futuro como actor. Si inclinará su balanza hacia atrás o delante de la cámara.
“Zapatero a tus zapatos. Como actor eres el muñeco de la vitrina, llegas te colocas y te vas. Y como director vas jalando la carreta, con cara de político, diciendo todo está bien”, describió Giménez Cacho apuntando que decidió entrar en la dirección buscando su desarrollo creativo.
“No sé (si actuar o dirigir); vamos viendo. Ahora no estoy listo para la que sigue. La historia siguiente me buscará” apuntó Giménez Cacho, quien en San Sebastián se reencontró después de mucho tiempo con el gran director Alfonso Cuarón, con el que trabajó en Solo con tu pareja.
Cacho reconoció que goza actuando. “Hice un papel pequeñito en esta película porque no encontrábamos al actor y me di cuenta de que lo disfruto mucho”, señaló.
Sobre los desafíos como comediante que le quedan en su ya larga y prolífica carrera dijo que le gustaría rodar en varios idiomas.
“Como actor el desafío que me quedaría sería rodar en italiano, en francés y en alemán. Me encantaría que me sucediera antes de que muriera” señaló el ahora también director.
AJR