En La sustancia, Demi Moore interpreta a una estrella que, después de ser desechada por la industria, consume una sustancia que la convierte en una versión más joven de sí misma, lo que conlleva consecuencias aterradoras. Más allá del horror y el gore, la película explora un tema profundamente humano: la autopercepción destructiva y la manera en la que cada uno de nosotros podemos convertirnos en nuestros peores críticos.
“Cuando leí el guion, pensé: ‘Wow, esta es una forma única de profundizar en este tema’. La parte que me resonó más fue la violencia que podemos ejercer contra nosotros mismos; el juicio, la constante comparación. Sentí que era algo que nunca había visto explorado con esta profundidad, y es algo con lo que todos nos identificamos”, reflexiona Demi Moore durante el panel en el que recorrió su filmografía y su significado en el Santa Barbara International Film Festival (SBIFF).
Una de las escenas más poderosas de la película dirigida por Coralie Fargeat muestra a la protagonista, Elizabeth (Moore), frente al espejo intentando arreglarse para una cita, pero nada parece convencerle; cada accesorio, cada ajuste, cada trazo de maquillaje le provoca rechazo, mostrando una profunda desesperación e insatisfacción consigo misma. El momento refleja la lucha interna del personaje, y llevó a la actriz a confrontarse con su propio reflejo. Durante mucho tiempo, ella tampoco aceptaba lo que veía en el espejo, cuenta, ahora comprende que el verdadero obstáculo nunca estuvo en la industria, sino en que ella no se valoraba lo suficiente a sí misma.
Para interpretar a Elizabeth, Demi Moore se sumergió en una preparación emocional intensa. Este personaje carece de amigos y familia, por lo que quería asegurarse de que su contexto se sintiera real.
“No sabemos de dónde viene, pero eso no significa que no tenga una historia. Aunque el guion no lo mencione, para mí era crucial darle una vida interna, porque cuanto más realista fuera, más identificable sería para la audiencia”, apunta la actriz.
Una de las escenas más impactantes de este trabajo que ya le ha valido el reconocimiento de coronarse ganadora en los Critics Choice Awards, el Golden Globe, y el SAG, muestra a la actriz desnuda frente a un espejo, en un momento de absoluta vulnerabilidad.
“Definitivamente no fue cómodo. Todas tenemos una experiencia distinta cuando nos miramos en el espejo solas. Lo que es interesante es cómo la mayoría, casi por tendencia humana, solemos enfocarnos en lo que está mal. Es doloroso darnos cuenta de que somos nuestros peores críticos, porque nadie podría hacernos algo más cruel de lo que nos hacemos a nosotros mismos”, confiesa.
Aún así, Demi Moore no lamenta los años en los que no se sintió valorada, pues ahora entiende que el cambio tenía que venir desde ella misma.