Ernesto Gómez Cruz murió el sábado 6 de abril a los 90 años, pero su grandeza histriónica ha quedado para la posteridad. Personajes como “El Azteca”, en Los Caifanes; “Don Ruti”, en El Callejón de los milagros; “José Reyes”, en El Infierno; y “El comandante Treviño” en el musical Aventurera, entre muchos más, son testimonio del actor que encumbró con los años, tras sus estudios en la escuela Andrés Soler de Bellas Artes, luego de abandonar su natal Veracruz para desarrollar su oficio de fotógrafo.
El actor que nació en 1933 y sus últimos días no fueron nada fáciles, compartió su hija, Victoria García Barrientos, en la agencia funeraria, donde ayer se veló y después sería cremado.
“Les agradezco mucho haber venido a acompañar a mi papá. Su salud ya no le permitía trabajar, el Alzheimer estaba muy avanzado, ya no caminaba y últimamente su salud cayó mucho, sufrió muchos dolores, dejó de comer, de tomar agua, y ya no quería nada, le dolía mucho su cuerpo, pero ya está descansando”, dijo la hija del actor.
Varios arreglos florales llegaron a la funeraria, donde su familia recibió el pésame de familiares y amigos del actor, que también destacó en la televisión, como “El padre Gallo”, del melodrama homónimo, que también da cuenta de su gran talento, el cual siempre contrastó con la sencillez del actor, quien hizo escuela en el terreno de la actuación y en la escuela de la vida.
“Siempre estuvo muy cercano a la familia, Ernestesuelo, como le llamábamos; con él viajé, hice cine, teatro, siempre fue muy amoroso, nos divertíamos mucho, tenía un sentido del humor fantástico, era alegre, veracruzano. Platicaba como desde joven se subía a los camionesa tocar la guitarra y lo bajaban; siempre con el sueño de ser artista, y se vino a la capital a realizar su sueño. Es un ícono dentro de la actuación, con la muerte de Ernesto se va un legado maravilloso”, destacó Roberto Sosa, quien llegó a la funeraria, acompañado de su mamá, Evangelina Sosa, para despedir al amigo con quien ella compartió créditos en El padre Gallo.
Salvador Sánchez, otro de sus amigos, destacó que lamentablemente a veces por la edad, ya no se considera el talento de los grandes actores.
“(Ernesto) fue un gran amigo y compañero, lo admiraba mucho. No pude verlo… Llega una edad en la que ya no hay papeles para uno, él pudo haber hecho algo más”, precisó.
Apasionado por la actuación, pero también por el respeto y reconocimiento al trabajo actoral, formó parte del Consejo Directivo de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) y siempre veló por el bienestar de sus compañeros; el sindicato le brindó el apoyo en sus últimos días para ser atendido, dijo su hija.
AJR