La tormentosa vida de Édith Piaf, la fragilidad de su cuerpo y la fortaleza de su alma artística siguen conquistando a los mexicanos, que la noche de ayer se dieron cita en el Gran Teatro Molière para ser testigos del recorrido que hizo la virtuosa actriz e intérprete Mariaca Semprún por el día a día de la mujer que salió de las calles parisinas para conquistar el mundo entero.
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Así como Piaf embelesó, el 3 de febrero de 1956, al centro nocturno El Patio, también lo hizo Sémprun, al hacer gala de su instrumento vocal con tan solo aparecer en el escenario para recrear la agonía de Édith, que ni en ese momento dejó de ofrecer tributo a Talía: "A un teatro hay que rendirle devoción", recitó la actriz de acuerdo a su guion.
Desde aquellos días en los que Édith Giovanna Gassion se transformó primero en El Gorrión de París, para luego renacer como Édith Piaf, Mariaca los contó a través de música representativa como "Les Amants D'un Jour", "Bravo pour le clown", "Sous le ciel de París", "Padam, Padam" o "La Foule", porque Piaf, voz y delirio es la combinación de un monólogo y un concierto.
Los aplausos fueron constantes para reconocer el talento de Semprún, a la que arroparon hombres y mujeres que no hablaron, algunos solo movían las manos o estuvieron al servicio de la histrión y su trama, pero también un amplio panel en el que imágenes de la época de Édith se sucedieron y sorprendieron por su valor histórico.
La primera risa que le arrancó al público fue gracias a la frase: "Mi es corazón es francés, pero mi culo internacional", que el rol de Piaf soltó al contar que una amiga suya respondió así a la acusación de "colaboración horizontal" con los alemanes. La escenografía, sencilla, cubos que representaron puertas, ventas o habitaciones se movieron según era necesario.
"C'est L'Amour" marcó el recuerdo de Édith a Marcellin Cerdan, pero pronto llegó, con Mariaca más que nunca encarnando a Piaf, la favorita "La Vie en Rose", que la cantó también en español, lo que provocó una ovación mayor. La muerte del ser amado desató la locura en escena y la buena actuación y voz de Mariaca en "Hymne a L'Amour".
Antes del fin, el mensaje fue directo: lo fundamental en la vida es amar, que musicalizó con "Mon Dieu", para seguir con "Autumn Leaves" y luego un recuento de amantes, amigos famosos y su "gira suicida" con "Milord", para cerrar sonó "Je ne Regrette Rien", palabras que seguramente Édith Piaf pronunció antes de partir, a pesar del dolor y la tragedia, pero gracias a su voz delirio y al amor.
La labor de Sempún le valió el aplauso de pie de los presentes y para agradecerlo ofreció dos sorpresa a todos. "Gracias México por el recibimiento, por abrirnos las puertas, estamos honrados de estar aquí", expresó Sémprun, que mostró una bandera mexicana y una venezolana.
EL SHOW
La dirección de Piaf, voz y delirio corre a cargo de Hildemaro Álvarez.
La dramaturgia del montaje es de Leonardo Padrón.
El espectáculo teatral/musical se presentará hasta el 29 de abril.