“Todo empezó cuando te vi pasar. Sentí algo tan bonito que no sé explicar”. Son los primeros versos que le canta Christian Nodal a Ángela Aguilar en la canción que lanzaron juntos, “Dime cómo quieres”, en noviembre de 2020. El video presenta un mundo de caricatura donde Ángela, vestida de Minnie Mouse, repela con inteligencia y altivez los acercamientos románticos de Nodal, quien a su vez parece un imitador de Jack Sparrow.

Ni las limitaciones del video ni las de la letra fueron impedimento para que terminara siendo un hitazo: más de 300 millones de reproducciones en cada una de sus dos versiones y casi 90 millones de vistas en YouTube.

En ese entonces la carrera de Nodal en la música ranchera iba en un ascenso meteórico y guardaba bajo el brazo dos Grammy Latinos a sus 21 años. Además, empezaba una relación hipermediática con la cantante y actriz Belinda, después de haberse conocido en el reality La Voz México, entonces con gran audiencia en la televisión.

¿Y si te llevo rosas? (como quiera se me van a marchitar)
¿Y si te llevo serenata? (como quiera te va a correr mi papá)

Ángela Aguilar en cambio tenía una carrera incipiente, pero ya había participado dos años antes en una gira con su padre, Pepe Aguilar, un consolidado cantante y productor de música ranchera –y con el propio Nodal–. Ella era reconocida ante la prensa de espectáculos mexicana como la heredera dulce y buena de las últimas “dinastías” de estrellas de la farándula, pues en ella recae la tercera generación de celebridades de la familia Aguilar.

Dime cómo quieres 

Cuatro años después, “Dime cómo quieres” volvería a marcar el destino de los dos cantantes. Durante un concierto el 13 de junio de 2024, Nodal presentó en el escenario a Ángela Aguilar como una invitada especial y eso en sí mismo ya causaba polémica. Apenas un mes antes el cantante sonorense había hecho público su rompimiento con su pareja, Julieta Emilia Cazzuchelli, Cazzu, cantante argentina con quien tuvo una relación por dos años. 

Nodal en ese momento recibió muchas críticas en la prensa y las redes sociales porque su divorcio se daba a menos de un año después de haber tenido una hija con Cazzu, en septiembre de 2023, y había rumores en los tabloides de que el motivo de la separación se debía a que Nodal había empezado a ver a otra mujer.

Sin embargo, en su concierto Nodal seguía cantando como si fuera ajeno a lo que se decía sobre él. Mientras se acercaban al estribillo de la canción, Christian y Ángela acostumbraban re-escenificar el coqueteo de aquel video pero arriba en el escenario. “¿Por qué eres tan coqueta, Ángela?”, le pregunta. Y ella responde: “¡Porque eres mi novio, Christian!”.

El hecho terminó encapsulado en un video de menos de 20 segundos que fue agresivamente viralizado, lo mismo en TikTok que en la televisión y marcaría una nueva narrativa para Ángela Aguilar donde, para el público, dejaría de ser la princesa de la canción ranchera para transformarse en la villana-roba-maridos de la música regional.

Este génesis sirve para sintetizar el affair Aguilar-Nodal en sus partes esenciales –precipitado, moralista y tan público como sea posible–, que dice más de las audiencias que de los propios involucrados. En este caso, la pregunta central no es: ¿qué hizo Ángela para que la odien tanto?, sino ¿qué hay en Ángela que despierta una necesidad en el público de ver que acabe su carrera?

Nodal y Ángela Aguilar: una historia de telenovela ranchera

En un inglés impecable Ángela Aguilar ofreció una entrevista a la cadena estadounidense ‘ABC’ en octubre de 2024. La cantante juega con el movimiento de la silla mientras va hilando su respuesta frente a la pregunta de cuál es la verdadera historia de su relación con Christian Nodal.

“No es la que están contando los medios”, dice y sigue haciendo pequeños movimientos de izquierda a derecha mientras está sentada. “Están convirtiendo en villanos a las personas, pero lo entiendo porque eso es lo que vende”. Continúa y la edición del programa aprovecha la tensión generada para acercarse al rostro de Aguilar.

“Lo único que te puedo decir es que todos los involucrados estamos en la misma página. A nadie le rompieron el corazón y todos tenemos la conciencia tranquila”, sentenció y la respuesta fue gasolina para un relato que se ha contado en clave, de la pelea de dos mujeres: una mala y una buena. La que se entromete con la familia de una y la que aguanta con dignidad porque tiene un deber con su hija. 

Aunque siguieron otras entrevistas aclaratorias por parte de todos los involucrados, las versiones sobraron: sus seguidores ya se habían construido un relato de infidelidad y entonces, ¿por qué esperar que exista una revelación que los cambie?

Ángela Aguilar reflexiona sobre su carrera y próximos proyectos, entrevista con ABC News

​César Galicia, sexólogo y escritor, y Paola Aguilar, educadora sexual, conducen un exitoso pódcast, Rico y bonito, donde buscan “repensar las formas en que amamos, cogemos y nos relacionamos” y ambos coinciden en que la causa de que un problema personal se convirtiera en debate nacional son las “relaciones parasociales” que como audiencia establecemos con los artistas. Se refieren a ese vínculo que establecemos con una celebridad donde sabemos tanto de su vida, que creemos que conocemos a esa persona.

Para Galicia el affair Nodal-Ángela no es un asunto sólo del público y su forma de consumir contenido, sino de la industria del entretenimiento en su búsqueda porque los artistas exhiban partes de su vida para convertir estas relaciones parasociales en una ventaja de comercialización.

La narrativa de Nodal como 'el chico malo'

“Con quién andan, se casan, se divorcian o tienen infidelidades genera una metanarrativa donde surgen personajes, como en la lucha libre, y, por ejemplo, Nodal con todo lo que sabemos de él sigue el arquetipo de ‘chico malo’ y entonces eso se refleja en su música y esperamos ver, a través de sus próximos discos, si sigue siendo un ‘chico malo’, si engaña y cambia de relación o si se redime”, reflexiona Galicia y lo dicho no se acota sólo a México.

Ejemplo de ello es el álbum Reputation, de Taylor Swift, que se entendió por parte de la audiencia como una respuesta a los conflictos entre la cantante y Kanye West y Kim Kardashian, o también todo lo ocurrido alrededor del divorcio de Shakira y Gerard Piqué que alcanzó un clímax comercial en la canción que la colombiana hizo con el productor argentino Bizarrap. 

Estos productos marcados por las relaciones parasociales se vuelven éxitos comerciales, explica Galicia, porque como audiencia sentimos que esa traición que dio origen a una canción es también nuestra.

Sin embargo, Paola alerta que el relato que se nos cuenta en esta historia no necesariamente es positivo. “Hay una frase de la investigadora Esther Perel que dice que la infidelidad es un tabú universalmente condenado y al mismo tiempo practicado. Entonces, al volverlo un espectáculo estamos diciendo que la infidelidad es tan excepcional que hay que comentarlo, como si no ocurriera en nuestra propia historia. Estamos negando el hecho de que esto es común y aprovechamos que son celebridades para reafirmar nuestras ideas y posicionarnos moralmente superiores”, explica la educadora sexual.

Tan no es excepcional este triángulo amoroso que se le imprime una narrativa machista. “Aquí está presente esta idea machista de ‘la peor enemiga de una mujer es otra mujer’ porque se parte de que ‘así son los hombres’ y las mujeres tenemos el deber de ser más virtuosas que ellos y ponerles límites, si un hombre quiere ser infiel tú tienes que cuidar esa relación ajena a ti. Estamos tratando de buscar culpables en lugar de preguntarnos qué está pasando en la sociedad que no se está respetando estos acuerdos de pareja”, reflexiona Paola.

La General Social Survey es elaborada por la Universidad de Chicago desde los años setenta y es clave para entender cómo ha cambiado la sociedad respecto a su percepción de las relaciones. “Hemos cambiado nuestra perspectiva respecto al matrimonio igualitario, por ejemplo, pero la monogamia se mantiene. En Estados Unidos, la infidelidad es peor hoy que hace cincuenta años”, señala y entonces, ¿quiere decir que las generaciones nuevas son más conservadoras?

Amor en blanco y negro: la Gen Z adora la monogamia

The Kinsey Institute lanzó un estudio liderado por el Dr. Justin Lehmiller, “El estado de las citas: Cómo la Gen Z está redefiniendo la sexualidad y las relaciones”. Uno de los hallazgos de dicho reporte es que la Generación Z, que va de 1997 a 2010, adora la monogamia: 8 de cada 10 centennials fantasean con ella y 23% de ellos dice es el mejor tipo de relación que existe.

Una de las explicaciones que brinda el reporte es que, si bien la Gen Z es una generación más abierta a la diversidad, ve en la monogamia una relación idealizada porque la mayoría de las personas en esta edad, prácticamente 50%, nunca han estado en una relación así. Sin embargo, el reporte también señala que detrás de la fantasía respecto a la monogamia hay una inclinación a mirar con deseo roles tradicionales porque parecen simples y seguros en un mundo que se ha complejizado gracias a las redes sociales.

¿Cómo es posible que sea esta generación al mismo tiempo conservadora y fluida en su sexualidad? Para Paulina Millán, profesora de la escuela de Humanidades y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey, la respuesta está en la forma en que las redes sociales han forjado las discusiones para la Gen Z.

Ángela Aguilar vs. Cazzu: las redes sociales monetizadas y polarizadas

“Las generaciones jóvenes llegaron ya a unas redes sociales monetizadas, que están diseñadas desde el algoritmo para darles el contenido al que ya están acostumbrados a ver y con el que están de acuerdo”, analiza. Esa mirada más conservadora en los jóvenes también se explica desde el hecho de que no vivieron de primera mano el momento de denuncia que significó el movimiento #MeToo y los avances más institucionales del feminismo, como el proyecto HeForShe de ONU Mujeres.

“Entonces llegan a unas redes polarizadas, donde la verdad se dicta desde la cámara de eco y donde toda la información proporcionada por los algoritmos me van a decir quién es la víctima”, explica y añade que lo peligroso de ese presente polarizado es que además de que se pierde el foco sobre el origen de las violencias, se genera una discusión individualizada que termina por sacar de la discusión a Christian Nodal, deja como la mala a Ángela Aguilar y por victimizar a Cazzu, siempre y cuando permanezca como una figura doliente y atenta a su hija.

“Vivimos tiempos complejos. Con un feminismo y un patriarcado igualmente latente e intenso, en un contexto donde se habla del fin del mundo por el medio ambiente o las guerras, y con todo esto pasando nos detuvimos en este caso y tiene que ver con lo anterior: con la sobrevigilancia, con el miedo a experimentar. Si hay algo que se puede sacar de este caso quizás sea apelar al juicio, a tomar esta oportunidad para formar un criterio propio”, concluye Millán. 

Así la mirada al efecto Ángela Aguilar en las redes sociales.

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