Como cada momento importante en su vida, este 2023 Adriana Barraza celebra 52 años de trayectoria con Madre, una obra de teatro dedicada a los desaparecidos, en particular a las madres buscadoras mexicanas. A lo largo de medio siglo, la actriz nominada al Oscar por su personaje en Babel conserva grandes recuerdos, mismos que han marcado su vida personal.
Tal como ha ocurrido con cada fecha especial en su carrera, Adriana Barraza busca celebrar, pero no con una fiesta pomposa, sino a través de historias que inviten a la reflexión, para sus 40 años como actriz decidió montar un monólogo titulado Me doy el gusto en el que compartió escenario con su familia, y para los 50 pensó en algo similar.
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La pandemia impidió el festejo de sus cinco décadas como actriz, pero este 2023 se propuso que el festejo por los 52 años sería con una historia que hablara de México, “en particular de las madres buscadoras, de las patronas y de todas las mujeres que están en busca de un hijo, tienen todo mi respeto por todo ese trabajo heroico que hacen en contra de todo”.
“Algunos amigos me decían que no tocara ese tema, por lo doloroso que resulta, pero lo más honesto para mí era seguir mi corazón, después de una gran investigación es que llega esta obra titulada Madre, porque no se puede hacer de otra forma, ellas han hecho todo lo posible por saber dónde están sus hijos, el duelo no se acaba nunca, eso es lo peor”, agregó.
La obra se montó en Miami hace algunos días, espera montarla también en México y en Argentina, “porque conozco también el caso de las madres y abuelas de la Plaza de mayo, de las madres cubanas que están en las mismas condiciones, por eso el texto habla de este una madre milenaria, desde Grecia hasta este momento, porque no hay época”.
“Es una mujer que llega al inframundo a buscar a su hijo, porque ya no sabe dónde buscarlo, ella habla de cosas generales como calles de cemento, de comisarías, de palacios de justicia, no solo es un monólogo es un espectáculo multidisciplinario, con bailarines y músicos poco convencionales que crearon un campo sonoro atemporal, eso es Madre”; dijo Barraza.
Media vida
En entrevista con MILENIO, Barraza abrió su corazón para recordar cómo fueron sus inicios, desde que asistió a una función que el Ballet Bolshoi realizó en México cuando ella tenía ocho años: “Vi el ballet Bolshoi y dije: ‘Yo quiero ser bailarina, yo quiero eso’; luché y luché, pero mi mamá murió, después no se dieron las condiciones adecuadas”, recordó la actriz.
El ballet quedó descartado como profesión, lo practicó varios años por disciplina. Al poco tiempo, el teatro se hizo presente en su vida, “y desde la primera clase dije de aquí soy, era una adolescente muy sola, mi madre murió cuando yo tenía doce años y la situación familiar no era muy agradable que digamos, mi papá fue una persona muy violenta”.
“Éramos cinco niños que andábamos por donde podíamos; ahí me di cuenta de que había otras personas como yo y que había mundos maravillosos para explorar, donde podía ser otra y salir de la realidad para entrar en mundos lindos. No olvido mi primera clase con mi maestro José Trinidad Aguilar hace 52 años”, agregó la actriz.
Con tan solo 15 años, Adriana emprendió de manera no profesional su paso por el teatro, luego ingresó a la universidad para estudiar ciencias químicas, como su madre, pero no conectó y a los dos años de la carrera un embarazo le cambió la vida, “tuve que salirme para mantenerme, como toda buena telenovela mexicana”, explicó.
“Mi papá me corrió de la casa, imagínate eso en los años 70, en Toluca; nunca dejé de hacer teatro, trabajé de todo: en un hospital, en un salón de belleza donde entré barriendo el pelo y terminé cortándolo, vendiendo libros, cuidé niños en el Seguro Social… no le tengo miedo al trabajo, después aprendí a dar clases”, agregó sobre sus inicios.
La actuación como profesión
Fue en los 80, después del sismo de 1985, cuando Adriana tomó la actuación como una profesión real. Recuerda que Juana la Loca fue el primer personaje que formalmente le abrió paso sobre los escenarios, “era una obra de Víctor Hugo Rascón Banda, Voces en el umbral, nos llevaron al Jiménez Rueda, con Vicente Leñero que era cercano a mí; Eugenia Leñero es mi gran amiga, nos llevaron a México y yo era la protagonista”.
“Fue Juana la Loca, donde tenía una frase y era parte del coro, me acuerdo que algunos compañeros me decían que en otra obra era la protagonista, y recuerdo que les dije: ‘Sí, pero hay que vivir y comer”, fue lo mismo que cuando hice Macbeth con gira. Mi siguiente proyecto fue Al fin solos, con Olga Breeskin; en la rueda de prensa nadie me preguntó nada, porque ni me conocían. Cada personaje lo he hecho con el mismo amor”, agregó.
Con su primer sueldo como actriz, Adriana invitó a su hermana y a su cuñado “a comer tacos y pozole; también pagué mis deudas”, pero las dificultades en una carrera recién iniciada no terminaron ahí, “cuando estaba haciendo Macbeth, me estaba yendo muy mal, estaba viviendo en un cuarto de azotea, no podía estar con mi hija, la tenía mi hermana”.
“Me sentía muy triste y llegó un momento en el que nos pagaron una gira por toda la República, nos daban para el boleto de avión, iba con mi maleta y el ceño fruncido caminando y de pronto una señora me sonrió, tendría como 29 años; eso me cambió, entendí que es parte de la vida y eso recuerdo de todos estos años, la empatía”, dijo.
Sus pasos rumbo al Oscar
Su carrera en televisión y teatro tomó un giro cuando Alejandro González Iñárritu la convocó para Amores perros, y un par de años después para Babel, película por la cual fue nominada al Oscar, su nombre estuvo presente en toda la temporada de premios de 2007, junto a grandes talentos como Cate Blanchett y Jennifer Hudson, quien obtuvo el premio.
Desde entonces alcanzó visibilidad internacional y la gracia de ser reconocida en su país, donde no tenía oportunidades de trabajo constantes a pesar de su trayectoria. Babel la puso de vuelta en el set e incluso le dio la oportunidad de tomar la docencia como segunda profesión, a la cabeza de Acting Studio en varios países. Su carrera es una historia de éxito.
Hoy la tenemos presente en decenas de historias nacionales e internacionales, incluidas Capadocia, Arrástrame al infierno, Rambo: Last Blood y Bingo Hell, una historia de Blumhouse, uno de los estudios de cine independiente más importantes en Estados Unidos que contó con la dirección de Gigi Saul Guerrero y que estrenó en Prime Video.
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hc