Ángel Quezada, rapero de Santa Fe Klan, ha subido como espuma en la industria. El cantante ha destacado por su interpretación y por su carisma. Sin embargo, el éxito no llegó de forma fácil, pues en su historia de vida pasó por momentos complicados que lo impulsaron para soñar en grande. Prueba de ello fue la vez que vivió en un carro y en un estudio por varios meses, luego de que le quemaran su casa en Guadalajara.
Ésta dura experiencia la compartió en una reciente entrevista para el canal de YouTube ‘Casa Comedy TV’. De acuerdo con el testimonio del rapero de Santa Fe Klan, fue hace como tres años cuando le quemaron su casa en Guadalajara, la cual quedó en pérdida total.
“Hace como tres o cuatro años me quemaron una casa y estuvo cabrón. Tuve que seguirle. Yo andaba en Manzanillo, no sé dónde, en una playa en un concierto en el que andaba. Nos hablaron ‘no qué se está quemando su casa’ y llegamos al mero show, los bomberos y todo. Imagínate me dio pena, les dije es mi casa. Me dijeron que me pasara y que sacara lo que pudiera y ya no había nada”, comentó.
Al quedarse sin nada, el famoso tuvo que quedarse a vivir en su carro y a veces en un estudio, pues nadie le quiso rentar un lugar ya que al verlo tan joven, pensaban que no tenía modo de pagar.
“Compré un carro en ese tiempo y ahí me quedaba a veces. Trataba de que alguien me rentara, pero como me veían morrillo...Yo ya generaba dinero con mi música por algo ya estaba en Guadalajara, pero no me creían que sí tenía dinero.
Yo decía ‘tírame paro’, y me decían ‘cómo me compruebas’. Yo no podía y me quedaba a veces en el estudio con los de Alzada. Tenían un estudio, pero no tenían baño de regadera. Para bañarme me iba a hoteles, con amigas, amigos que me daban chance. Y así conozco un chingo de raza que conozco que me hizo el paro. Y así como por seis meses”, externó.
Sin embargo, ante la complicada situación, el joven mexicano no se dio por vencido, pues según explicó, estaba acostumbrado a vivir sin lujos. Además de que fue eso lo que lo impulsó a seguir adelante y ponerle más empeño a su sueño en la música.
“Yo no tenía ningún rumbo. No se me hizo raro porque en el barrio no crecí con lujos. Dije no hay pedo… le eché ganas, mi jefa me decía que me regresara y dije ‘no todo bien’. Y desde ahí me motivé más. No tenía ropa, no tenía calzones, no tenía… pero compré un carro lo bueno y ahí me quedaba”, agregó.
Finalmente, explicó que desde su carro escribió algunas canciones, desesperado, pues él se quería comer el mundo.
“Cuando empecé a comparar la cajuela era como mi mueble. Escribí rolas –en el carro– queriéndome comer al mundo, desesperado”, concluyó su anécdota Ángel Quezada.
grb