Sólo quería morir con dignidad: Danny Trejo

El documental se llama Inmate#1: The Rise of Danny Trejo y es la historia de un hombre que parecía no tener futuro, pero su vida dio un giro tan maravilloso como inesperado, convirtiéndolo en estrella del cine hollywoodense. Desde entonces, se ha empeñado en ayudar al prójimo, sobre todo a los jóvenes que viven sin esperanza, para que no sufran lo mismo que él: violencia intrafamiliar y en las calles, el infierno de las drogas, la experiencia carcelaria.

Producido por Universal y dirigido por el canadiense Brett Harvey, el documental muestra la caída, pero también la redención y el altruismo del popular actor mexicoamericano de 76 años, con quien conversamos, con muchas carcajadas de por medio, a través de una videollamada.

​Estos son tiempos muy difíciles para todos, pero vaya que has vivido muchos otros muy duros. Si hay alguien que quizás nos pueda dar un poco de perspectiva eres tú.

Hablamos de que ahora estamos confinados. En la prisión estuve 18 meses en el hoyo (celda de castigo) completamente solo. Por eso pienso: “Esto no es confinamiento. Tengo a mis perros, mi casa, mi jardín. Sólo me dieron un descanso”.

Sé que es un problema que la gente no esté trabajando, pero todo saldrá bien. El único absoluto en la vida es el cambio. Estos momentos son impactantes, pero el cielo está cambiando, nuestros lagos están más limpios. Dejamos de contaminar por un rato. Fue casi como si la madre naturaleza dijera: “¿Sabes qué?, estás arruinando el planeta. ¡Vete a tu cuarto!”, y aquí estamos. 

Aquí estamos, en efecto. Pero no tuviste que pasar por una pandemia para tener momentos de gran claridad. En el documental se ve tu niñez, tus problemas con la ley, tu ascenso en Hollywood, tu labor en la comunidad latina. ¿Cómo fue la travesía?

En 1958, el 5 de mayo, Ray Pacheco, Henry Quijada y yo estábamos en la prisión y tuvimos un gran pleito; varias personas resultaron lastimadas y nos mandaron al hoyo, aunque creo que querían enviarnos a la cámara de gas. Estaban muy molestos porque habíamos quemado su prisión. Recuerdo haberle pedido a Dios: “Déjame morir con dignidad y diré tu nombre todos los días y haré todo lo que pueda por el prójimo”. Pensé que cuando mucho en un par de años me matarían, pero Diosito dijo: “Ok”, y me dio otra oportunidad.

Tuvimos un juicio y los testigos dijeron: “Lo hizo Mickey Mouse” o “lo hizo tu abuela”. Así salimos de la cárcel. Pero yo había hecho un trato. No era un trato para salir de ahí, era para morir con dignidad, porque pensé que iba a morir. Así que, básicamente, debo mi vida. 

Por eso creo que este documental será perfecto para estudiantes, perfecto para prisioneros, perfecto para chicos que quieran ser gángsters, cholos. No critico a nadie que no quiera ayudar, alimentar a quien no tiene hogar, comprarle calcetines, que no quiera ir a las escuelas a hablarles a los muchachos. Muchos actores no quieren hablar en escuelas. Pero yo estoy en deuda. Hace unos días le pregunté a Diosito: “¿Cómo voy?”, y me dijo: “ya casi estás fuera del infierno, mantente así”.  

​¿Y ahora, como está todo?

A mis hijos les va de maravilla. A mis negocios les va de maravilla. Empecé un sello discográfico llamado Trejo Music. Todo lo bueno que me ha pasado ha sido como resultado directo de ayudar a alguien más. Una mujer estaba tratando de que su hija, que es cantante, grabara, así que empezamos el sello y sacamos un disco hermoso que se llama Chicano Soul Volume One. 

Tuviste una infancia muy ruda, pasaste por lo peor del sistema, y saliste. ¿Qué le dirías a la gente que no sabe cómo salir?

Me gustaría decirle: “Ya vi tu futuro”, yo estaba como tú, y ahora estoy donde estoy. Ya pasaste por todos los sistemas penitenciarios para jóvenes y ahora te tocan nueve o diez años en prisión. Y eso si vives, porque solo hay dos tipos de personas: depredadores y presas. 

¿Cómo sobreviviste a la presión de saber que con solo mirar a alguien, y no le guste, puede ser tu fin?

Eso es, tienes razón: todo está en una mirada. Cuando empecé en el cine, Eddie Bunker, mi mentor, me dijo: “Danny, ¿sabes qué?, tienes que suavizarte. Tienes que apaciguar a la gente de inmediato”. Por eso siempre les dejo saber que no soy una amenaza, porque yo entrené esto (apunta hacia su cara) para que diga: “Te mato. Y también puedo matar al tipo de tu tintorería. Así es como tienes que ser”. Pero Eddie me dijo: “No puedes hacer eso, porque la gente te va a rechazar. Y ellos no saben. No saben…”. 

No puedo dejar de pensar que esa fue una forma muy extraña, pero efectiva de entrenarte como actor.

¡Ser actor es la cosa más fácil del mundo! El director decía: “¿Danny, podrías ponerte más…?” Y yo: “Sí, como que lo quiero matar, ¿verdad?” Una vez un director me pidió que entrará a una escena con puros extras y stunts que jugaban póker, quería que los asaltara, como si fuera en serio. Que pateara la puerta y me los acabara. Entonces lo hice y me preguntó: “¡Wow, Danny!, ¿dónde estudiaste?” Le respondí: “En Safeway, Vons, Thrifty’s” (farmacias y supermercados). 

Esa parte como actor era real. Mi hijo Gilbert me dirigió en From a Son, y ahí sí me puso a trabajar, me hizo hasta llorar. Mostrar todas mis emociones. ¡Se supone que los hombres no lloran! Y él logró que lo hiciera, porque se la pasaba hablando de cuando era pequeño, así que empecé a llorar y creo que lloré por todas las veces que no lo había hecho en toda mi vida. 

​amt