Édith Giovanna Gassion vivió una infancia desdichada y una melodramática vida. Para su suerte, tuvo una voz doliente y desgarradora que la ayudó a sobrevivir, además de moldear el estilo lírico de la cantante francesa más famosa del siglo XX. La cantante nació el 19 de diciembre de 1915, presuntamente en la calle Belleville del distrito 20 de París, durante la Gran Guerra.
Hija de una cantante callejera y de un contorsionista de mano larga, su vida no fue precisamente de 'color rosa' como en sus canciones. La criaron en un burdel, donde la pequeña Edith había sufrido a los cuatro años una queratitis (inflamación de la córnea) que le ocasionaría una ceguera temporal.
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Ceguera de la que se recuperaría milagrosamente tras una peregrinación protagonizada por las ‘trabajadoras’ del lupanar a Lisieux, decían que un milagro de Santa Teresita de Lisieux le devolvió la vista. Tras esto fue explotada por su padre, del que logró finalmente escapar gracias a que un empresario parisiense la sacó de las calles.
Tras dar esquinazo a la prostitución y la miseria, el Môme Piaf (gorrioncito en español), logró convertirse a expensas de su portentosa y trágica voz en un fenómeno mundial. La trémula voz que brota de la garganta de la joven de frágil y escuálida apariencia con tan solo 15 años, logra llenar con su presencia el escenario de cabarets en Paris.
Su leyenda se empieza a formar gracias a peculiares circunstancias que rodean su venida al mundo. Los secretos que envuelven la vida de Edith Piaf son complejos. Su semblanza desde su nacimiento a su muerte se ha mantenido como una incógnita.
Al día de hoy, la mayoría de las fuentes fijan la fecha de su defunción el día 11, pero de acuerdo con la biografía definitiva – Piaf, de Pierre Duclos y Georges Martin (1995)–, el pequeño gorrión falleció el 10 de octubre de 1963 en su vivienda del barrio periférico de Grasse, en los Alpes-Marítimos, a los 48 años, tras ser víctima del cáncer.
Edith cargaba con un karma de enfermedades y tragedias muy densas, a los 16 años quedó embarazada de su primer amor, Louis Dupont, pero desgraciadamente su hija Marcelle muere a los dos años de meningitis.
Siguió cantando en cafés y cuchitriles de la calle Pigalle y alrededores hasta que, en el otoño de 1935, Louis Leplée, gerente del cabaret Gerny’s en los Campos Elíseos se convierte en su benefactor. Edith confiada, lo adopta como figura paterna.
Su éxito no tardó en llegar. Grabó su primer disco en 1936, y es como pasa a ser conocida como Môme Piaf. Sin embargo, una vez más el drama vuelve a su vida; en un oscuro suceso, Leplée aparece muerto de un disparo. La cantante considerada sospechosa dentro del caso, ve su carrera truncada.
De vuelta a Pigalle, canta de nuevo en tugurios cambiando de amantes frenéticamente y bebiéndose la vida de forma desmesurada. Sobrevive a la Segunda Guerra Mundial, de la mano del prestigioso letrista Raymond Asso, que la enseña a cantar, se convierte en la musa de intelectuales y artistas en el París existencialista de los años cincuenta.
Su enorme éxito le proporciona dinero, que carente de cariño, emplea en contratar a hombres que venden su cuerpo y sus afectos a la mejor ‘postora’. Incapaz de controlar su necesidad afectiva, su vida amorosa se torna un caos, una granada de amantes. El fracaso de su primer matrimonio y un fallido intento de maternidad le sumen de nuevo en una profunda crisis existencial.
A muchos de sus ‘queridos’ les impulsa al estrellato, entre ellos, Yves Montand, Charles Aznavour, Gilbert Bécaud o Georges Moustaki. Otros ya eran famosos como Eddie Constantine, Paul Meurisse o el ciclista Louis Gérardin. Pero la gran pasión de su vida es el boxeador Marcel Cerdan. Pero una vez más, la fortuna le esquiva: el hombre muere en un accidente aéreo en octubre de 1949, tres años después de haberse conocido.
El gorrioncito se hunde. Padece una profunda depresión que supera a base de drogas y tranquilizantes. El dolor y la pena la llevaron a una rápida decadencia. Curiosamente, al mismo tiempo logra sus mayores éxitos: La vie en rose, Les trois cloches o Milord.
Edith vuelve a sus fueros y a coleccionar amantes. Tras una pasional relación con el ciclista Louis Gérardin , en 1952 se casa con el también cantante y actor Jacques Pills. El matrimonio se rompe cuatro años después, en 1956.
Hasta que en septiembre de 1958 Edith sufre un accidente de coche, que la convierte adicta a la morfina. Un año más tarde el cáncer toma las riendas en su sistema inmunológico, que sumado a sus problemas hepáticos y a una artrosis reumatoide va deformando progresivamente su pequeño cuerpo.
Pese a su maltrecha salud continua cantando. En muchas ocasiones se ve obligada a interrumpir los conciertos y guardar reposo. Pero una y otra vez, logra sobreponerse al dolor y volver al escenario.
En 1960, es intervenida en cuatro ocasiones; la morfina le permite actuar en el Olympia de París. Un año antes de morir, el 9 de octubre de 1962, contrae matrimonio con su peluquero, Théo Sarapo, un joven griego de veintiséis años. La ceremonia es el último acontecimiento parisino protagonizado por la gran Piaf en vida.
La mañana, del 14 de octubre de 1963, el cáncer se lleva a Edith, de tan solo 47 años. El cortejo fúnebre es seguido por más de 40.000 personas, que rinden homenaje a través de las calles de París al coche que la transporta hasta el cementerio de Père Lachaise.
Pese a que el arzobispo de París había negado concederle un funeral religioso por su vida amoral y llena de excesos, el abate Leclerc, capellán de la gente del espectáculo, le otorga su bendición final en el momento en que el ataúd desciende a la tumba.
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