Eduardo Yáñez tiene una reconocida carrera en la televisión gracias a sus destacadas participaciones en melodramas como Dulce desafío, Yo compro esa mujer, Destilando amor o Amores Verdaderos. El actor nació en Toluca, pero una semana después se trasladó junto a su mamá a la Ciudad de México. Tuvo una infancia complicada, pues pasó la mayor parte de ella en la entonces penitenciaria de Lecumberri.
"Me crié entre la cárcel y la calle Pensador Mexicano", confesó el histrión en una entrevista para el programa El minuto que cambió mi destino con Gustavo Adolfo Infante.
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Eduardo Yáñez contó que su mamá era celadora de Lecumberri, por lo que lo traía "para arriba y para abajo todo el tiempo".
"Era la única cárcel mixta en México", mencionó el cantante, quien desde la primaria se vio obligado a trabajar vendiendo gelatinas y lustrando zapatos.
El histrión, de 61 años, tuvo que quedarse a dormir con su mamá en Lecumberri varias ocasiones, ya que los turnos como celadora en la penitenciaria eran de dos días sin interrupción por 8 horas de descanso.
"La mayoría de los artistas venimos de extracción humilde, del barrio. A todos nos ha tocado trabajar desde chavitos. A mí me tocó vender gelatinas, vender paletas, bolear zapatos, y luego acompañar a mi mamá cuando le tocaban esos turnos impresionantes de 48 horas de trabajo por 8 (horas de descanso), entonces dormía yo con ella en Lecumberri", dijo.
Mencionó que si bien la prisión era conocida como El Palacio Negro, en realidad la única zona realmente sombría u oscura era el Tapanco, un lugar que era utilizado para torturar a ciertos presos "que tuvieran una liga con el mundo muy bajo o ex políticos o ex gente que trabajó para el gobierno y que de alguna forma había incurrido en algún tipo de traición".
Eduardo Yáñez recuerda cómo fue vivir en Lecumberri
Sin embargo, el actor reconoció que no fue testigo de esos violentos episodios, sino que le tocó "el mundo bonito". Incluso, presenciaba los desayunos, comidas y cenas de los presos, quienes se comportaban de manera amistosa con él y le daban consejos de vida.
"A mi edad, todo mundo me quería cargar, jugaba conmigo. Me daban buenas lecciones de vida, me platicaban sus vidas y lo que debía o no hacer. Fui aprendiendo mucho de la vida y a defenderme ante ella", dijo.
Relató que algunos presos le contaron los motivos por los que habían sido apresado en Lecumberri: "Recuerdo a uno que se llamaba Héctor, que no sé dónde está ahora, espero que esté libre. Era muy enamorado de mi mamá y un hombre que había matado a golpes a su esposa y al amante de ella porque los sorprendió".
Y continuó: "Este hombre era cinta negra en karate y llegó a su casa, los agarró a golpes y los mató".
amt