Franco Escamilla es un comediante que goza de mucho éxito a nivel Latinoamérica, pues además de que sus especiales de Netflix han sido muy bien recibidos, sus contenidos en YouTube – La mesa reñoña, Gatada de vatos, entre otros – suelen tener millones de visualizaciones.
Pero llegar a esta nivel no fue fácil para el nacido en Morelos, pues comenzó desde abajo: cantando en camiones y contando chistes no solo los fines de semana, así lo recordó en entrevista para el podcast Creativo, de Roberto Martínez.
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Primero, Escamilla dijo que cuando le dicen que le fue bien porque se volvió viral, “estoy totalmente de acuerdo con eso, tuve la fortuna que un video pegara y luego pasó todo lo que pasó”.
“Pero no me canso de decirlo: antes de ser viral ya estaba pagando mi casa y trabajaba todos los días; cuando los demás comediantes jalaban viernes y sábado, yo trabajaba desde los martes, y los otros días veía a ver qué hacía”, acentuó.
Luego, señaló que para lograr el pleno desarrollo profesional “tienes que buscar más cosas. Hay gente que se queda en un solo trabajo, hay gente que te dice: ‘No trabajo porque no hay chamba’, le dices: '¿En serio no hay nada?’ y te dicen: ‘Sí, pero me quieren pagar tanto’. Te están pagando cero pesos por estar en tu casa, qué te parece si te metes a trabajar ahí aunque te mal paguen y mientras buscas otras opciones”.
Escamilla recordó cómo era su vida antes de la fama: “Yo subía mis videos y tenía mi canal porque según iba a ser un youtuber famoso, pero mientras tanto tenía que ching… a hacer comedia; mientras era comediante, me tocó ser músico de otros comediantes, me tocó volver a ir a cantar a camiones porque tenía que sacar lo de la mensualidad de la casa y de la escuela. Eso se tenía que hacer”.
hc