Honor Uloth, nieta de Benjamin Guinness, el tercer conde de Iveagh y cabeza durante décadas de Guinness, la famosa cervecera Irlandesa, falleció a los 19 años tras sufrir un accidente en la casa familiar del puerto de Chichester, en Sussex, al sur de Inglaterra.
La heredera de la compañía valuada más de mil millones de euros, había disfrutado de una asado en la mansión, junto con otras 18 personas, el 31 de junio pasado.
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Uloth, quien según la investigación no había bebido alcohol en el momento que perdió la vida, entró junto a dos amigas a un jacuzzi y después de un rato, sus acompañantes la perdieron de vista, según las declaraciones que dieron a la policía.
Su hermano Rufus de 15 años, fue quien la encontró en la alberca y sacó su cuerpo aún con vida, otros familiares la reanimaron y llamaron a una ambulancia.
La joven estudiante de historia del arte en la Universidad de Oxford Brookes, recibió atención médica en el hospital St. Richard en Chichester y fue trasladada al St. Thomas de Londres donde falleció seis días más tarde.
“Hemos perdido una hija y una hermana que trajeron luz y alegría incalculables a nuestras vidas. Estaba tan llena de diversión, risas, amabilidad y aventuras. Tenía la habilidad de unir a la gente y hacer que se sintieran bien”, expresó su padre Rupert Uloth, al diario británico Daily Mail.
El contexto del accidente es un misterio y existen tres hipótesis de cómo pudo ser. La primera presume que brincó desde una roca que se utiliza como plataforma de salto y al caer sufrió una fractura de un hombro y lesiones cerebrales, otra opción sostiene que perdió el conocimiento al resbalar en la superficie mojada, lo que la llevó a rodar al agua, y la última apunta a que se golpeó en la cabeza contra el borde de la piscina al tratar de salir.
“Atesoraremos tantos recuerdos sobre ella: el sonido de ella cantando y tocando el piano ... montando en Downs y Commons en Sussex en los caballos que amaba; bailar y cantar; tratando de mantenerse al día con ella fuera de pista en los Alpes; navegando sobre su amado puerto de Chichester, donde pasó tantas semanas felices durante su vida; viajando por el mundo con ella y compartiendo su asombro", escribió la familia en un comunicado de prensa.
"Su último día lo pasó montando caballos de polo por la mañana, viendo amigos en la playa por la tarde y disfrutando de una velada con amigos cercanos y familiares con una deliciosa cena al aire libre. Fue su tipo de día perfecto”, agregó.
La familia honró los deseos de la joven de ser donadora de órganos.
“Siempre dejó en claro que si algo le sucedía, le gustaría que sus órganos fueran donados a los necesitados”.
BGHL