Con lágrimas, Oscar Burgos recuerda a taquero que lo ayudó cuando "no tenía ni para comer"

En el podcast 'Creativo', Burgos recordó al vendedor de tacos que lo ayudó; desafortunadamente, cuando quiso agradecerle el favor, se enteró de una tragedia.

Esto lo contó en el podcast Creativo / Captura
Ciudad de México /

Oscar Burgos fue el más reciente invitado del podcats Creativo, que conduce Roberto Martínez, donde habló de sus proyectos como comediante y empresario, pero también abordó situaciones de su vida personal que no había contado en público.

Por ejemplo, Burgos recordó que en una etapa que “no tenía para comer”, un taquero lo ayudó. Y cuando el famoso quiso devolverle el favor, se enteró de una situación trágica.

La tragedia del taquero que ayudó a Oscar Burgos

Antes de hablar del taquero, Burgos explicó el contexto de su difícil situación: “Llegué a esta ciudad (Monterrey) tras un divorcio. Traía una maleta con como tres pantalones, me había ido sin nada. Ya había tenido mi antro, me iba muy bien y de repente pierdo todo”.

“Llego aquí a trabajar a Televisa con Héctor Martínez, a su oficina, y no me pagaba directamente Televisa, me pagaba la oficina de él. Y yo no sé, pero me retrasaba los cheques. Entonces, yo no ganaba dinero, no tenía para comer”.

El comediante vivía por la avenida Manuel L. Barragán en “un cuartito donde tenía una cama, una estufa eléctrica, un servibar y una regadera con excusado. Y en las tardes, cuando íbamos a una escuela, me robaba los canapés, porque íbamos a hacer premio al saber para radio”.

“Me la vi muy difícil porque no tenía ni para comer, a veces tenía el estómago pegado a la espalda”.

Entonces en un puesto de tacos cerca de esa avenida, “había un taquero, le decían El chino, que me iba guardando sobras y me las metía en un aluminio…. Esta historia es triste”.

“Yo llegaba con mucha hambre. Había salido a las 7 de la mañana de mi casa, eran las 11 de la noche y no traía nada en mi panza. Llegaba con el taquero y a escondidas me daba los tacos”.

Las lágrimas inundaron los ojos de Burgos cuando relató que “me empezó a ir bien, junté una lana, 20 mil varos, y me fui a buscarlo para regalárselos… Lo acababan de matar; le querían robar una cadenita y no se dejó, era bravo, lo picaron. Y nunca le pude dar las gracias. Es la primera vez que lo digo”.

“Por eso ayudo a las personas, porque sé lo que es tener hambre y no tener un cinco. Sé lo que es tener un hijo que te pida algo y que no se lo puedas dar. Cuando me llegan a pedir trabajo, no sé cómo le hago, pero se los doy. Sé lo que es no saber cómo resolver tu vida, que nadie te abra las puertas”, zanjó.

hc

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