Irán Castillo, conocida por telenovelas como Soñadoras, El bienamado o Clase 406, fue víctima de un secuestro en el 2015. Pasó tres días privada de su libertad y fue liberada tras el pagó de un rescate, al que ayudó a pagar Gloria Trevi. Mientras estuvo cautiva, la actriz asegura que desarrolló el síndrome de Estocolmo.
La actriz veracruzana contó en una entrevista con Mara Patricia Castañeda, cómo fue secuestrada y señaló que en un momento dado estableció un vínculo afectivo con el grupo de delincuentes, que le llevó a no querer denunciarlos.
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"Yo siento que tuve el síndrome de Estocolmo, un buen rato. Te voy a explicar por qué, a mí me tuvieron tres días ahí y fue muy intenso. Nunca me taparon cómo tal, pero siempre me decían: 'no nos voltees a ver, si nos volteas a ver, pues casi casi que te va fatal', entonces yo veía piececitos y de reojo, la voz, pero siempre estaban ahí, digamos que estaba con ellos, pues haces un vínculo", relató Irán Castillo.
La actriz indicó que lo que enfrentó es un tema que continúa resolviendo. Mencionó que hoy cree que "todos somos uno" y que "todos estamos conectados", por ello puede comprender por qué estableció un lazo con sus secuestradores: "Yo me conectaba con su miedo y era un miedo general".
Aseguró que nunca sufrió agresión física, lo que le hizo tener una perspectiva de los delincuentes muy alejada de la realidad; sin embargó, sí fue víctima de violencia psicológica por parte del líder de la banda.
"La verdad es que nunca me pegaron, no me violaron, no me tocaron, nada, algunos de ellos hasta me decían: 'flaquita, ¿qué te traigo de desayunar?', buena onda, hasta podría decir, pero obviamente sí hubo mucha cuestión psicológica porque su jefe o el que hablaba por teléfono, ahora ya sabemos que estaba en la cárcel, era el malo, él sí me violentaba mucho, de repente me ponían la pistola (en la cabeza)".
Por qué Irán Castillo no quería denunciar a sus secuestradores
Comentó que el no haber sufrido maltratos físicos repercutió de manera emocional en ella y estaba decidida a no denunciarlos, pues creía que le habían "salvado la vida".
"Como yo tenía esta cuestión de 'no me tocaron', entonces, ¿qué pasa? Yo regreso a mi casa, yo antes de llegar a mi casa, yo traía la idea de 'no voy a decir nada porque casi casi que me salvaron la vida ellos, no me hicieron nada, entonces les estoy agradecida y fueron súper lindos conmigo'".
Agregó que fue una situación difícil y compleja, especialmente la parte de la denuncia, ya que en un principio se negaba a hacerlo, por ello los miembros de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) que llevaban su caso la canalizaron con una psicóloga, que finalmente le hizo darse cuenta de lo que pasó.
"Están ahí los de la SEIDO, ya estaba toda la banda ahí, yo llegó y (le dijeron): 'tienes que decir', yo traumada porque les prometí que no iba a decir nada porque pues súper lindos ellos. Tuvieron que hablarle a una psicóloga para que fuera a hablar conmigo porque yo esta que 'no, no', casi casi que son mis cuates, hazme el favor, ¿puedes creer? (...) Empecé a abrir un poco mi campo de visión y dije: 'no manches sí, me paso esto'".
Y añadió: "Al final de cuentas, es que está mal... Yo era la octava, ya habían tenido a otras personas y a esas personas les habían hecho también mucho daño".
amt