Luz Elena Ruiz Bejarano, mejor conocida como Lucha Villa, es considerada un de las máximas exponentes de la música regional mexicana. Incursionó en el medio artístico como modelo y después hizo sus pininos como cantante tras incorporarse al grupo Dianas de Dillon. Saltó al éxito en la década de 1960 luego de lanzar su primer disco, pero décadas después se vio obligada a alejarse de los reflectores debido a una fallida cirugía.
En la década de 1980 y principios de 1990, la cantante se encontraba en la cúspide de su carrera. Además de sus multitudinarios shows, participó en reconocidas películas como Lagunilla, mi barrio, Central camionera, El fiscal de hierro, entre otras.
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A finales de la década de 1990, la Grandota de Camargo, como también era conocida Lucha Villa, decidió practicarse una liposucción, una cirugía estética que permite remodelar la silueta por medio de la extracción de tejido adiposo o grasa.
"Se acababa de divorciar de su último matrimonio y había subido mucho de peso, mi mamá. Entonces estaba muy desesperada porque quería bajar y tenía en puerta una novela y disco", contó su hija Rosa Elena Miller en una entrevista para Univision.
Un día antes, la cantante convivió con su amigo y músico Alberto Ángel El Cuervo, quien recordó la última conversación que tuvo con la famosa antes de la cirugía.
"Recuerdo que me dijo: 'al fin que mañana me voy al desgrasador, me enteré entonces de lo que venía en puerta, el proceso de la operación".
Lucha Villa sufrió parálisis y pérdida del habla
Fue en agosto de 1997 que Lucha Villa viajó a la ciudad de Monterrey para practicarse una liposucción en brazos, piernas y abdomen. Su hija explicó que recurrió a un doctor que había llegado de Brasil.
"Venía muy exitoso (el doctor), había operado a dos, tres gentes, amigas de ella, que la recomiendan", contó.
Poco antes de que concluyera la cirugía, Lucha Villa sufrió un paro cardíaco en la mesa de operaciones. Los médicos lograron mantenerla con vida, pero quedó en coma, de la que despertó varios días después.
La cantante sufrió parálisis parcial y pérdida del habla debido a la falta de irrigación sanguínea. Las secuelas no le permitieron volver a los escenarios. Hoy, tiene 87 años y disfruta de una vida tranquila y alejada de los reflectores junto a su familia.
amt