Carmen Salinas, quien falleció hace casi un año, siempre habló con la prensa sobre cualquier tema que le preguntaran, pero también abrió su corazón para contar sobre su más grande dolor: la muerte de su hijo Pedro Plascencia, a quien siempre recordó con mucho cariño.
Carmen Salinas se casó con el pianista Pedro Plascencia, durante su matrimonio la actriz tuvo problemas para quedar embarazada y lamentablemente perdió algunos bebés, uno de ellos falleció en el parto. Con el tiempo, la productora pudo convertirse en madre y le dio la bienvenida a su hijo Pedro, quien murió en 1994.
¿De qué murió el hijo de Carmen Salinas?
En entrevista con el programa Hoy, Carmen Salinas recordó el duro momento en que se enteró que a su hijo Pedro le diagnosticaron cáncer. En dicha entrevista, la actriz mencionó que la noticia de la enfermedad de su primogénito la afectó mucho.
Pedro Plascencia comenzó un tratamiento para combatir el cáncer que padecía, pero a los pocos meses su salud empeoró e incluso tenía fuertes dolores en el cuerpo ocasionados por el cáncer y la quimioterapia, razón por la que el hijo de la actriz, quien era músico, pensó en suicidarse.
Carmen Salinas recordó el momento exacto en que murió su hijo. Ella se encontraba con un padre, su nuera y un amigo de Pedro.
“Había un amigo de él, un músico que lo tenía agarrado de la mano y mi nuera le pone un tocadiscos, le pone una música relajante y de pronto yo estaba agachada y me dice el padre: 'Carmelita, ya se fue Pedrito'. Caí al suelo desmayada y me pusieron el oxígeno que tenía mi hijo”.
Los abortos que tuvo Carmen Salinas
En una entrevista con varios medios, la cual fue retomada por De Primera Mano, Carmen Salinas contó cómo fue que vivió los cinco abortos que tuvo y el momento en el que murió uno de sus bebés en sus brazos, poco tiempo después de haber nacido.
“Tuve la desgracia de tener 5 abortos. Yo lloraba mucho y era una tragedia que no los pudiera retener. Aborté uno de siete meses, quería revivir a mi hijo y les decía que me trajeran botellas de agua caliente, pero no sabía que tenía que quitarle flemas, meterlo en una incubadora y lo vi morir. Quería jalar aire, se me murió en las manos y lo alcancé a bautizar con el nombre de Jesús”.
PJG