La estrella de Euphoria enfrentó una ola de críticas luego de protagonizar una campaña para American Eagle que fue acusada de promover mensajes racistas y eugenésicos.
Tres meses después del escándalo, Sydney Sweeney habla por primera vez y revela cómo logró mantenerse firme en medio del caos mediático.
¿Por qué fue cancelada la campaña? El juego de "genes"
La controversia se originó en la campaña de American Eagle, que utilizaba un juego de palabras basado en la fonética similar entre “jeans” (pantalones vaqueros) y “genes” (rasgos genéticos) en inglés.
El motivo de la cancelación fue la interpretación de su mensaje en un contexto sociopolítico polarizado:
En uno de los spots, Sweeney, que es una mujer blanca, rubia y de ojos claros, pronunciaba una frase central que fue el detonante:
"Los genes se transmiten de padres a hijos... Mis jeans son azules" (haciendo referencia a sus ojos y sus vaqueros).
Los críticos interpretaron este juego de palabras como una peligrosa alusión a la eugenesia—la teoría pseudocientífica que promueve la "mejora" de la raza humana mediante la selección genética—, un concepto asociado históricamente con movimientos supremacistas.
Al ser una actriz que encaja perfectamente con el ideal estético ario/eurocéntrico, el mensaje fue percibido como un retroceso en los valores de diversidad e inclusión que otras marcas han adoptado.
El escándalo creció cuando el presidente Donald Trump apoyó públicamente la campaña, lo que la polarizó aún más al convertirla en un debate político-cultural en Estados Unidos, donde cualquier tema sensible puede ser etiquetado como "woke" o "supremacista".
American Eagle, por su parte, defendió la campaña afirmando que siempre se había tratado "solo de jeans" y de la autoexpresión.
La respuesta de Sweeney: "Simplemente guardé mi teléfono"
En una entrevista reciente para la revista GQ, Sydney Sweeney rompió su silencio y desestimó el impacto de la cancelación, señalando que el trabajo la mantuvo ajena al drama.
"Simplemente guardé mi teléfono", aseguró la actriz. "Estaba filmando todos los días... Realmente no vi mucho de eso. Yo sabía al final del día para qué era ese anuncio, y eran unos jeans estupendos, no me afectó de ninguna manera", afirmó.
Sweeney enfatizó que no es su deber "decirle a la gente qué pensar" y que su estrategia fue centrarse en su propio valor:
"Sé quién soy. Sé lo que valgo. Sé que soy una persona amable. Por eso, no dejo que otras personas definan quién soy," sentenció.
A pesar de la intensidad del debate, Sydney Sweeney no emitió una disculpa ni una retractación, eligiendo el silencio hasta esta reciente entrevista.
Esta estrategia, aunque arriesgada en la era de la "cultura de la cancelación", parece haberle permitido desvincularse del escándalo sin dañar su imagen a largo plazo.
Su argumento de que "no es su deber decirle a la gente qué pensar" y su enfoque en su ética de trabajo, han sido elementos clave para superar el backlash y demostrar su capacidad para navegar el turbulento mundo de las redes sociales y la publicidad moderna.