“Me dio miedo”: Yordi Rosado recuerda el día que rogó por su vida en un bar de Culiacán

En el programa 'Miembros al Aire', el conductor contó una amarga anécdota que vivió con un fan.

Yordi Rosado. (Instagram)
Ciudad de México /

Yordi Rosado acostumbra a sacar las anécdotas más polémicas de sus invitados en su programa dominical para YouTube, pero en la más reciente emisión de Miembros al Aire a él le tocó contar una experiencia donde rogó por su vida.

El ex conductor de Otro Rollo señaló que esto le ocurrió hace unos años.Voy a dar una conferencia y termino muy cansado. Estábamos en una parte de la República y me dice el empresario: ‘Vamos a cenar’. Fuimos a un lugar donde es cena y hay como fiesta”.

“Nos sentamos, estoy cenando, se paran varias personas para un autógrafo y empiezo a dar unas fotos. De repente estoy parado y al lado oigo un güey que me dice: ‘¡Yordi, qué pedo!’. Se me deja venir ya jarra y me dice: ‘Yo te adoro, me encantas’. De esas veces que te están diciendo y no sabes si es en serio o te están molestando”, recordó.


Asimismo, el conductor reveló que no soporta el roce físico: “O sea, estoy tranquilo, pero ya me avientas y me prendo cañón”.

“Sigo dando autógrafos y otra vez el güey se me vuelve a aventar, además me agarraba del cuello. Y a la tercera se sube arriba de una periquera. (…) En el momento en que cae yo estaba enojadísimo y en lugar de recibirlo, me muevo, lo agarro de la cabeza y lo aviento contra el piso. Se cae y entonces llegan los de seguridad, llegan sus brothers y los de seguridad lo sacan a él y a sus amigos”, dijo.

Tras esta situación, Yordi señaló que llegaron a decirle : “Es que hay un problema: ese güey te está esperando afuera”.

En ese momento me acuerdo que estaba en Culiacán. Me dicen: 'No hay puerta por atrás. Está en una troca esperándote y dice que no se va a ir hasta que bajes, y está armado'”, dijo Yordi, quien esperó durante 3 horas dentro del lugar hasta que optó por rogarle al tipo para que le perdonara la ofensa.
“Claro que me dio miedo, ya era papá. Ya las 4:30 de la mañana dije: ‘Ya me voy’. Salí, puse las manos juntas, me bajé casi hincado y desde arriba le dije: ‘Perdóname, soy un pendejo’. Fui bajando: ‘Discúlpame, estaba borrachísimo’. Me acerqué y me dice: ‘No hay pedo, quédate a chingarte unas chelas conmigo’ y me quedé como una hora en la troca chingándome unas cervezas con ellos, pero no me mataron”.

yhc

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