Desde hace 3 meses Yoseline Hoffman, mejor conocida como YosStop, se encuentra detenida hasta que se aclare su situación legal después de que Ainara Suárez la denunciara por difundir el video de su abuso sexual. Ahora, la influencer decidió abrir otra cuenta de Instagram para darle voz a las mujeres en prisión.
Desde que se encuentra privada de su libertad, con ayuda de Gerardo González, su novio, se han publicado mensajes en la cuenta de Instagram de la influencer que han sido escritos a mano por ella, pero ahora, abrió otra cuenta en la misma red social con el fin de apoyar a las mujeres que están encarceladas.
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En la nueva cuenta de Instagram, la cual se titula Una mujer en la cárcel, se subió una carta escrita por Yoseline Hoffman que fue escrita el pasado 16 de octubre en donde, como lo está haciendo desde hace unas semanas, dejó una reflexión a sus seguidores.
“¿Hay algo peor que la cárcel? Es una pregunta que me he hecho varias veces, yo pensé que después de la muerte de mi papá no habría nada peor que perder a un ser querido… y luego pasó esto. Una amiga tratando de consolarme me dijo: “ya no hay nada peor”; y me quedé reflexionando que sí, deben de haber muchas cosas peores que no me quiero ni imaginar y que no me gustaría vivir”.
Yoseline Hoffman mencionó que estando en la cárcel llegó a la conclusión que esto es lo peor que le ha pasado y que desea ampliar la voz de las mujeres que viven en prisión.
“Para mí, esto es lo peor que me ha pasado, pero otras personas han vivido cosas aún peores. Por eso quiero amplificar la voz de mujeres en la cárcel. Aquí les dejo una reflexión de una de ellas. Atentamente: Una mujer en la cárcel. Los quiero, Yoss”.
YosStop contó que decidió abrir otra cuenta de Instagram en la que publicará cartas de mujeres que se atrevan a contar sus historias en prisión.
En la primera publicación de la nueva cuenta de Instagram, la influencer compartió la historia de una mujer que al igual que ella está en la cárcel, pero que su momento más duro es haber tenido una fuerte adicción a las drogas.
“Una prisión mental y durante un tiempo en mi vida fui prisionera mentalmente y privé a mi ser, a mi cuerpo y a mi espíritu de muchas cosas, acciones y delitos que cotidianamente se deben hacer. Fui esclava de las drogas, de una en particular, de la más nefasta, cruel, dominante y miserable que pude traer a mi vida”.
PJG