Diana Bracho participó en Chin Chin el teporocho (1976), uno de los filmes más reconocidos de Gabriel Retes, quien falleció este lunes a los 73 años; el drama se basó en la novela homónima del escritor y cronista mexicano Armando Ramírez, la primera actriz lo recuerda como una ardua filmación, pues se desarrolló de noche y en el barrio de Tepito, que desde entonces era uno de los más peligrosos en la Ciudad de México.
“Era una película difícil, complicada, pero era muy emocionante, filmábamos de noche y salíamos de madrugada. Yo iba en mi cochecito, yo traía un Vocho, pero saliendo de la filmación hacíamos grupito para que nadie se fuera solo, entonces, generalmente Gabriel me esperaba. Filmábamos en una vecindad de verdad, nos metimos en casa de una personas, estábamos todos ahí, pasándola muy bien la verdad”, cuenta Bracho a M2.
En entrevista telefónica, la actriz menciona que uno de los mayores problemas del rodaje era la zona, más aún cuando la película habla de un joven que cae en el alcoholismo y la drogadicción; pero la presencia de Armando Ramírez suavizo todo, él era historiador de Tepito y todo un ídolo para los habitantes.
“Armando nos protegió mucho. Fíjate que ahí ya habían tratado de hacer otras películas, pero la gente era agresiva; incluso recuerdo que alguien más estaba haciendo una película y le aventaron una bacinica de orines desde una ventana, para que se fuera. A nosotros nos trataron de maravilla, nunca nos molestaron, al contrario, nos abrieron sus casas”, señala.
Los protagonistas eran Tina Romero y Carlos Chávez; “estaban maravillosos”, destaca. Bracho daba vida a la prima de Carlos, la única chica de ese medio que quería salir, que iba a la universidad y tenía otras ideas sobre la vida
“Fue una película memorable porque fue un trabajo de equipo hermosísimo, nos convertimos en familia Gabriel estaba estupendo, en plenitud, muy vital, muy contento. Fue un trabajo de Gabriel muy redondo (…) Gabriel y yo somos de la misma generación de cineastas, de alguna manera crecimos juntos. Siempre nos vimos como hermanos de profesión”, indica.
Antes de despedirse, subraya que el cine de Retes era “siempre muy propositivo, y fuera del lugar común”. Además, siempre estaba buscando temas interesantes y trabajando mucho con equipos, lo que le daba una cualidad muy especial a su cine.
Su vida en el teatro
Esa búsqueda de salir de lo común la plasmó también en el teatro, donde comenzó su carrera. Roberto Sosa estuvo bajo su dirección en la adaptación de Trainspotting, antes ya había trabajado en su productora, con proyectos para la SEP y Canal 11, y en los 80 se unieron en una de Juan Luis Buñuel, el hijo de Luis Buñuel.
“A finales de los años 90 me invitó a participar en Trainspotting, con Jesús Ochoa, Demián Bichir… el montaje se realizó a partir de una novela y una película icónico, que todavía podemos apreciar con mucha vigencia. Hacíamos acrobacias, ejercicios físicos, a partir de un texto muy enloquecido. (Gabriel) siempre fue muy creativo, con mucha locura, pero buen amigo, cariñoso, entrañable y lo recordaré así siempre”, recuerda en entrevista.
Sosa menciona que cada año encontraba a Retes en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, esperaba que este año sucediera lo mismo, pero el evento se suspendió debido al covid-19. Este año no pudieron verse, algo que le hubiera gustado.
“Yo sabía desde enero que estaba con fuertes padecimientos respiratorios. Estaba allá en Morelos, con su familia, con sus hijos, con sus nietos. Lamento mucho la perdida de un gran amigo, un gran artista, siempre produciendo su cine independiente, con casi 20 películas en su haber. No nos podemos reunir a despedirlo, pero por supuesto honraremos su memoria viendo sus películas, recordando su trabajo y con muchos momentos de aplauso por el legado que nos deja. Ahí están sus películas, hay que verlas. Dejó pendiente un Quijote, que quería realizar”, concluye el actor.