En la era en la que la nostalgia ha probado ser un negocio rentable, dos bandas que han conseguido mantenerse vigentes y exitosas en la cambiante escena rockera mundial, a base de una evolución sonora constante, consiguieron terminar su Rage & Rapture Tour por todo lo alto, con una presentación ayer en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México.
Rodeada de luces robóticas a juego con el rojo de su pelo, Shirley Manson provocó euforia con solo aparecer a las 20:45 horas. Su energía no disminuye a sus casi 51 años y se mostró sensual. El escenario, a diferencia de 1996, cuando pisó por primera vez México en el Teatro Metropólitan, fue mayor, pero lo llenó con la potencia de su voz con creces.
En el escenario Manson habló por todas las mujeres que como ella han luchado por alcanzar el triunfo. “Si nos podemos hacer entre nosotras un espacio en el mundo, está muy bien”, expresó tras recordar y aplaudir cómo incluso Deborah Harry se dio tiempo en uno de los conciertos para maquillar a una de sus colegas.
Sobre la líder de Blondie, Shirley dijo que era su “mentora”, a quien admiró desde 1977 y con quién se siente honrada de compartir este tour, que ayer ofreció su última fecha en la capital, tras 25 recitales en Estados Unidos y uno en Canadá. De por qué quiso finalizar aquí, entre lágrimas aceptó que “son enormes, ¿por qué jodidos lloro siempre que vengo?”, gritó emocionada.
Los alaridos de las 13 mil 500 almas reunidas eran ensordecedores, entre ellos estaba Jonathan Tapia, de 33 años, quien confirmó la pasión de Manson por nuestro país, al recibirla en el aeropuerto, el domingo a las 5 de la tarde. “Estuvieron (Manson y sus músicos de Garbage) muy agradecidos por el recibimiento. Fue una impresión verlos”, contó el hombre a ¡hey!
Con un coro monumental acompañándola siempre, Shirley regaló lo mejor de su repertorio, desde aquel 1994 hasta hoy, que tiene bajo el brazo el álbum Strange Little Birds. Así sonaron, entre otras las piezas “No Horses”, “Empty”, “Blackout”, “Stupid Girl” y “Vow”, que marcó su despedida, no sin antes verla tirarse en el escenario.
A las 22:22, hora capicúa, apareció el “ícono feminista”, como la nombró Manson. “¿Cómo estamos México?, hola”, saludó en español. “Este es la llamada de Blondie”, agregó Deborah Harry, quien a sus cercanos 72 años deleitó desde el arranque con “One Way Or Another”. Vestida de abeja, aprovechó para enviar un mensaje de apoyo a estos insectos, de evitar su extinción.
“Este es el último show, así que vamos a divertirnos”, pidió la intérprete. “No chingues por el mundo”, gritó después de “Call Me” y antes de “Gravity”, cerrando con un grito de “Viva México” en español y haciendo vibrar a su público con “Maria”, “Atomic” y “Dreaming”.
Fanáticos
Benjamín Salcedo, director de la revista Rolling Stone, y Pepe Návar, especialista musical, se dieron cita en el recinto para aplaudir a la banda estadunidense Blondie.
“Enfrentó la época más difícil del movimiento de los años 70. Frente al público del punk original estaba esta chavita. que vivió lo mejor”, mencionó Salcedo.
Návar recordó que esta es la tercera ocasión en la que Blondie se presenta en México.