Cuando Daniel Giménez Cacho se convirtió en protagonista de Bardo, la nueva película de Alejandro González Iñárritu no imaginó el nivel de conexión que generaría con la historia del protagonista y los guiños que tiene a la vida de su realizador; en el camino descubrió que su historia y la de Iñárritu tienen mucho en común. Se volvió algo personal.
“Ha sido muy curioso, me hace pensar en estas terapias de constelaciones familiares (representaciones de roles familiares que se vuelven espejo para quien constela), porque Alejandro puso en esta película muchas cosas personales, momentos de su vida, pero inmediatamente se convirtió también en algo personal para mí”, dijo Daniel Giménez Cacho a MILENIO.
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“Yo estaba pensando: ‘Voy a hacer el retrato de Alejandro y esta es su vida’, no, rápidamente se volvió la mía. Me hizo pensar en cómo están conectadas las cosas, cómo algo tan personal puede también ser personal para mí, lo que generó es empatía. A mí también me duele y me alegra lo mismo; y mostrar algo tan personal lo vuelve universal”, agregó el actor.
Giménez Cacho interpreta a un documentalista que, al volver a su natal México, le resulta inevitable reflexionar sobre temas como la identidad, la pertenencia, la paternidad y la pérdida, sentimientos que el mismo Alejandro explora a nivel muy personal con esta historia, siendo un cineasta que, junto a su familia, dejó su país hace más de dos décadas.
Tiempo atrás, Giménez Cacho dijo que al recibir la invitación para protagonizar Bardo lo pensó dos veces, debido a la fama de Iñárritu, pero luego de consultar el I Ching tuvo clara la respuesta, “es algo que hago cuando tengo una pregunta importante y me salió algo bellísimo: ‘Arriba la montaña, el trueno, el genio creativo, abajo el lago y la serenidad’”.
“Con el personaje que voy a interpretar, él se está reflejando, y para que esto suceda yo debo estar sereno, porque sin la serenidad, la laguna no puede reflejar la montaña. Así trabajé y así funcionó muy bien”, recordó el actor sobre el momento en el que le dio el sí a González Iñárritu y a partir de su decisión, el proceso de filmar Bardo fue “una fantasía”.
Más que su vida
Bardo no solo es una exploración íntima y personal, esa vida como mexicano lo llevó a transitar también por temas sociopolíticos que históricamente nos marcaron, y lo hace desde una narrativa un tanto delirante: vemos una conversación con Hernán Cortés, la recreación de la batalla de Chapultepec encabezada por los Niños Héroes y un guiño a los desaparecidos.
“Hay mucha belleza en mostrar las heridas, no solo las personales, las sociales, decir: ‘Miren lo que tengo aquí’, eso nos da una categoría de humanos, qué piensas de que haya tantos desaparecidos en tu país, cómo te sientes. Creo que eso es importante”, explicó Giménez Cacho, respecto a algunas de las escenas que aluden a momentos críticos del país.
El viaje con Bardo es sensorial e invita al espectador a no apelar a la razón y la lógica, así lo ha definido Iñárritu, y fue ese mismo viaje el que realizó con el elenco. Los castings, debido a la pandemia, fueron a distancia, hasta que llegó el rodaje; Giménez Cacho solo pudo leer el guión dos veces, cada actor recibía solo sus escenas, evitando así procesos convencionales.
“Fue mágico, como la película, empecé a hacer el casting a distancia sin saber que Alejandro era el director, ni cómo era la película, ni lo que tenía que hacer; me fui enterando un poco más a medida que iba avanzando y después conocí a Alejandro y a Daniel en Los Ángeles en un último casting que duró un día entero”, comentó la actriz Griselda Siciliani.
“Antes, vi a Alejandro por Zoom, estaba filmando en Barcelona. E ese casting entendí por dónde iba la imaginación de este hombre, el cuento que quería contar y por qué me tocaba a mí tremenda oportunidad, sentí que había algo de lo expresivo en la forma de abordar el oficio con la cual Alejandro comulgaba par contar su historia y yo me entregué”, agregó.
De qué va
En la historia, Silverio y Lucía, los personajes que interpretan Daniel Giménez Cacho y Griselda Siciliani, son padres de Camila y Lorenzo, interpretados por Ximena Lamadrid e Íker Sánchez Solano. Esta nueva generación de talentos habló sobre cómo ha sido formar parte de un proyecto que los ha llevado a recorrer el mundo y que se perfila para buscar el Oscar.
“La película lo dice bien: estamos siendo esos nómadas inmigrantes de primera clase, hemos viajado muy cómodos y aprendiendo muchísimo. Para mí Bardo ha sido un choque cultural, porque no había salido de mi país en toda mi vida, ir a Venecia, Londres y España fue una experiencia única y muy bella, estoy muy contento”, comentó Íker Sánchez Solano.
Respecto al Oscar, Ximena agregó: “No sabemos lo que va a suceder con la película, el arte es tan subjetivo; lo que sí sé es que se cuenta con mucho amor. Hablar de temas tan fuertes a través de un personaje, es algo que debemos hacer, temas como el racismo están presentes en la historia y el arte nos permite hablar de forma de forma profunda”.
DAG