“El humor es un espejo de la sociedad”: Gustavo Munguia

Uno de sus personajes más populares es el mesero 'Paul Yester' y en su currículum aparecen programas como ‘La Hora Pico’, ‘La Parodia’ y ‘El Privilegio de Mandar’.

Gustavo comenzó su carrera artística en la música. (MILENIO - Óscar Ávila)
Ciudad de México /

Antes de los chistes, para Gustavo Munguia hubo guitarras, mudanzas y rimas. Y es que el nacido en Mexicali, Baja California tuvo una juventud llena de música, de cambiar de residencia a Tecate y luego a Tijuana, y de los poemas que su mamá, quien en ese entonces declamaba en un programa de radio, le compartía.

Desde adolescente, Gustavo fue consciente que le apasionaban los escenarios y los aplausos. E incluso en su entorno sabían que estaba destinado a los reflectores; así se lo dijo a los 16 años una de sus maestras de la escuela, quien constantemente lo veía distraído en las clases: ‘Munguia, ya váyase a la Ciudad de México, usted es actor, usted es músico, váyase y haga su vida’.

Y Munguia hizo caso: se fue a capital e hizo su vida como actor, musico, cantante y escritor. Pero, sobre todo, comediante.

“Yo tenía otra idea de lo que quería hacer en mi vida, de niño yo soñaba con otras cosas. Mi estructura fue, de alguna manera, muy apegada a la religión desde los 4 hasta los 10 años. Pero fue hasta que llegó una guitarra a mis manos que me cambió la vida, me abrió otros horizontes. Y de ahí se desprendió la comedia”, recuerda Gustavo, quien señala como una de sus inspiraciones cómicas tempranas al programa Ensalada de locos.

Gustavo llegó a la Ciudad de México teniendo casi 30 años, luego de estar trabajando desde los 16 años con su guitarra en los bares. Destaca que en su trayectoria musical uno de sus momentos más destacados fue su participación en el reconocido festival OTI representando a El Paso, Texas.

“Yo me tardé un poco en venir a la Ciudad de México, pero al final lo logré a los 28, 29 años y empecé a hacer carrera, a conocer a la gente adecuada. Trabajas mucho, te apasiones y da como resultado algo”, señala.

Risas a cuadro

A su llegada a la capital del país, el también conferencista conoció al director Julián Pastor, con quien tomó un taller humorístico que le brindó los elementos necesarios para comenzar a trabajar en la televisión.

La Hora Lunática, Hechos de Peluche, Hoy, Cantando por un sueño, Fabrica de risas, Estrellados, El Coque va, Es de noche y ya llegué, Venga la alegría, La Parodia y El privilegio de mandar son algunos de los programas que figuran en el currículum de Mungia. Esto sin contar sus participaciones en telenovelas como María Mercedes y Una familia con suerte. Pero de todas sus apariciones en la pantalla chica, una que recuerda de forma especial es La hora pico (2000-2007).

“El tema musical (de La hora pico) lo escribí y lo cantamos Lorena de la Garza y yo. Estaba involucrado en todo al 100 por ciento. Gracias a Reynaldo López (productor) que todos entramos en un aprendizaje, porque sí fue algo nuevo”, indica.

Aunque Gustavo agrega que, al voltear a ver el programa después de tantos años, se pueden encontrar aspectos machistas y homofóbicos: “El mundo en ese momento era así y no estaba mal visto, no era tan abierto como ahora”.

Además, el comediante reconoce que su trabajo como escritor, actor y compositor en la emisión donde también participaron Consuelo Duval, Miguel Galván y Adrián Uribe, lo apartó de su familia: “Yo me perdí de ver a mis hijos crecer, de estar con ellos”.

Pero entre tantos aspectos que emanan al recordar esta etapa televisiva, Gustavo también agradece el haber podido colocar un personaje – el mesero Paul Yester, que se inspiró en las actitudes de su mamá cuando estaba enojada - que se quedó “en el gusto de la gente o en el disgusto, porque mucha gente ahora dice: ‘¿Qué es eso?’, y lo entiendo perfectamente. Creo que tenemos que evolucionar y a lo mejor voy a crear otro personaje, reinventarme, de eso se trata esto”.

Risas en evolución

El humor tiene que evolucionar. El humor es un espejo de la sociedad y los comediantes tenemos la obligación o intención de llevar ese reflejo hasta el público desde nuestro punto de vista. Por eso es importante que el comediante tenga punto de vista, que tenga muy claro lo que está viviendo esta sociedad”, afirma Gustavo

Además, especifica que lo que un comediante dice para provocar risas debe ser acorde su realidad: “Yo no puedo hablar como un chavo y decir: ‘El otro día me puse una peda’, sería falso estar haciendo eso, sería falso tratar de ser joven. Yo tengo que criticar al mundo desde donde yo estoy parado, desde mi experiencia”.

“Nuestra función es llevar las cosas complicadas de la vida y hacerlas sencillas para todo mundo, porque nuestro compromiso es con el público. Si el humor no se entiende, deja de serlo; si tengo que ir al diccionario para entender lo que quieres decir, ya valió madre”, agrega el también admirador del trabajo que realizan standuperos jóvenes como Carlos Ballarta y Fran Hevia.

Munguia destaca otro aspecto que ha modificado el proceso e impacto cómico: las redes sociales. “Ahí se han dado a conocer muchos comediantes con mucho valor, pero también se han escabullido comediantes que no tienen ningún valor mas que decir una sarta de sandeces”.

Por último, el cómico, quien a mediados de los años 90 dio, junto a su amigo Miguel Galván, uno de los primeros talleres cómicos en México siguiendo una metodología, indica que otro gran problema es la “contaminación” de los comediantes a partir de sobreestimulación.

Te empiezas a estimular tanto que no te das cuenta dónde estás parado. A mi me tocó trabajar en terracería, es decir, que trabajabas en todos lados, no te volvías selectivo. Ahora me han tocado standuperos millenials a los que les dices ‘Vamos a un teatro de pueblo’ y dicen ‘No, porque no es mi tipo de público’. Uno no podía decir eso. A lo mejor no gusta, pero tienes que buscar la manera de que guste, siempre será tu responsabilidad”, afirma el artista que siente una gran satisfacción al hacer reír a alguien.

yhc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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