Cuando Hilary Swank recibió el guión de Ordinary Angels, agradeció el hecho de interpretar a un personaje de la vida real que cambió la vida de una familia en Kentucky. En los 90, Michelle Schmitt, de cinco años, requería de un trasplante de hígado para sobrevivir y Sharon Stevens (Swank) se convirtió en el ángel que lo hizo posible.
Esta historia le abrió a Hilary la oportunidad de “interpretar a un personaje excepcional” que, como en otras películas, le permitió conectar con el tipo de emociones que busca en sus personajes “conectarme, aprender o entretenerme; esas son las razones por las que voy al cine, para ver algo que me haga sentir menos sola”, dijo Hilary Swank a MILENIO.
“Y cuando leí el guión de Ordinary Angels reí y lloré, me sentí unida a la humanidad. Pensé que era una película para sentirme bien, una historia que no había visto en mucho tiempo y sentí que era algo que como audiencia querría ver. Estamos en tiempos realmente difíciles y desafiantes en el mundo y contar una historia como esta se siente muy bien”, agregó.
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Lo que fue el comienzo de una acción loable para ayudar a Michelle se convirtió en su propia redención. La historia lleva a la pantalla el momento en el que Michelle se mantuvo a la espera de un donante que le salvara la vida, pero ese día llegó en medio de la adversidad, pues la onda gélida que pegó en Estados Unidos en 1994 impedía su llegada al hospital.
Sharon organizó colectas, consiguió la unión de toda la comunidad e incluso convenció a un empresario de prestar su avión para el traslado de la niña a un hospital en Nebraska. Sharon se desempeñaba como estilista, tenía problemas con el alcohol y una mala relación con su hijo, pero su fuerza y empatía la llevaron a ayudar desinteresadamente.
Y sin darse cuenta, al ayudar a otros, se ayudaba a sí misma: “Estoy completamente de acuerdo, esa fue una de las cosas de Sharon que me atrajo, el hecho de que, a pesar de pasar por la oscuridad de su alma pudo ayudar a los demás, obtuvo mucho al tener una segunda oportunidad y me encanta que la gente se pueda llevar eso de la historia” dijo.
“Es como un recordatorio sobre lo importante en la vida, tengo 49 años y lo sé bien, pero creo que es un gran recordatorio para mí y para todos el ser amables con los demás. Creo que hemos perdido algunos de nuestros buenos modales y la capacidad de tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros, es la regla de oro”, agregó la actriz.
La doble ganadora del Oscar por Boys don't cry y Million Dollar Baby compartió que Ordinary angels fue la forma perfecta para honrar a su padre, miembro de las fuerzas aéreas de Estados Unidos que requirió de un trasplante de pulmón. Después de convertirse en una de las actrices más prometedoras de Hollywood, se le vio en pocos proyectos: “Quería cuidarlo”.
“Falleció hace 2 años, era mi persona favorita y creo que el milagro fue el hecho de que alguien tan importante para mí fuera receptor de un trasplante de órgano. Por eso es que esta película también me conmueve tanto, porque es un recordatorio de que ser donante de órganos, no es nada que tengamos que hacer más que tomar una decisión”, comentó.
“Cuando la vida pasa, deberíamos estar dispuestos a donar nuestros órganos para que otros puedan tener una vida sana y una vida más larga y eso es un milagro para mí, que podamos realizar ese tipo de cirugías y prolongar la vida de alguien a través de ese generoso regalo”, agregó Swank, respecto al mensaje sobre la donación de órganos que comparte en la cinta.
La película llega a salas de cine mexicanas esta semana, con el visto bueno de los personajes reales, principalmente el de Sharon y Michelle, quien hoy lleva una vida como sobreviviente gracias al trasplante: “Sharon y su hijo también asistieron al estreno y todos están muy contentos con lo que vieron, era una gran responsabilidad”, dijo Swank.