La ganadora del Grammy y ex secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, regresó a estos premios con un papel que parece haber disfrutado.
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La ex candidata presidencial fue una invitada sorpresa en un segmento cómico del anfitrión James Corden, en el que supuestamente hacía una audición para la grabación de un álbum hablado del popular libro de Michael Wolff sobre el gobierno del presidente Donald Trump, Fire and Fury.
John Legend, Cher, Snoop Dogg, Cardi B y DJ Khaled también hicieron la audición para Corden. La última candidata comenzó con el libro cubriéndole el rostro, el cual bajó para revelar que era Clinton. Tras su lectura, Corden le dijo con entusiasmo que era perfecta para el trabajo.
"¿Tú crees?", dijo la contendiente de Trump en las elecciones de 2016. "¿Está asegurado el Grammy?".
Clinton ganó el Grammy en 1997 por su audiolibro It Takes a Village.
No todos estuvieron contentos con la lectura. La embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas Nikki Halley tuiteó que le arruinó su experiencia de los Grammy.
"Siempre me han encantado los Grammy, pero que los artistas leyeran el libro 'Fire and Fury' lo arruinó", tuiteó. "No arruinen la música maravillosa con basura. Algunos de nosotros amamos la música sin que la política entre en ella".
El productor Ken Ehrlich dijo tras bambalinas que Corden y sus productores convencieron a Clinton de que participara. Enviaron el guión y a los pocos días Clinton aceptó.
Neil Portnow, presidente de la Academia de la Grabación, dijo que sentía que la participación de Clinton fue más satírica que política.
"Los fragmentos que se leyeron del libro no eran realmente políticos", dijo. "Tenemos un historial de señalar cosas graciosas e inusuales sobre nuestro liderazgo".
Ese no fue el único momento político en la premiación. Y además todos estuvieron meticulosamente planeados, como el segmento grabado por Clinton.
Tres artistas country que participaron en el festival musical en el que ocurrió un tiroteo masivo en Las Vegas en octubre interpretaron una conmovedora versión de Tears in Heaven de Eric Clapton. Eric Church, Maren Morris y Brothers Osborne cantaron mientras al fondo aparecían los nombres de las víctimas.
La cantante Janelle Monae habló a favor de los derechos de las mujeres al presentar la interpretación de Kesha de Praying, una canción sobre la lucha contra el maltrato. Kesha acusó a su ex productor Dr. Luke de abuso sexual.
Los cargos fueron retirados después, pero la canción es una referencia obvia a su batalla. En el escenario, la cantante estuvo acompañada por cerca de una decena de cantantes femeninas que la apoyaron.
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"Para aquellos que se atreven a tratar de silenciarnos, les ofrecemos estas palabras: se acabó el tiempo", dijo Monae.
El rapero Logic interpretó una canción para crear conciencia sobre la prevención del suicidio acompañado por Alessia Cara y Khalid. "El negro es hermoso, el odio es horrible", dijo al final de su actuación.
Camila Cabello, hija de una pareja cubano-mexicana que llegó a Estados Unidos cuando ella era una niña, habló en favor de proporcionar protección legal a los llamados dreamers (soñadores), jóvenes que como ella inmigraron al país siendo niños.
"Este país fue construido por soñadores para soñadores", dijo Cabello, quien presentó a la banda U2. La banda irlandesa pregrabó su interpretación de "Get Out of Your Own Way", sobre una barcaza en el río Hudson desde donde se podía ver la Estatua de la Libertad.
DAPR