Virtuoso como pocos en el trabajo actoral, Héctor Suárez (CdMx, 1938) regresará a la televisión en breve con ¡Ahí va el golpe!, un programa que abordará los problemas actuales del país de forma directa y valiente, pero con su sello inconfundible de comedia y buen humor.
Parece que es el actor mejor calificado para recoger las pifias de los políticos y transformarlas en una sátira demoledora, cáustica, efectiva. Lo hizo ya en ¿Qué nos pasa? con extraordinarios resultados y lo hará ahora con este nuevo proyecto.
En entrevista con MILENIO, asegura que es un hombre feliz a sus 81 años, con una filosofía de vida que prefiere ver oportunidades donde otros ven problemas, y convencido de que todo lo malo que hacemos se paga… en esta vida o en otra.
“Cuando me preguntan si estoy conforme con lo que he logrado en mi vida y en mi carrera profesional pienso que, por alguna razón, la mayoría siente que merece más de lo que recibe, pero cuando llegas a viejo entiendes que todo lo que recibes, lo que sea, es grandioso.
“Aceptas que lo que tienes es exactamente lo que necesitas, lo que debes tener. Lo que no tienes llegará con el tiempo y lo que no, pues no llegará nunca. Punto. Comprender esto me reconforta y me da paz”, señala.
¿Quién es Héctor Suárez?
Un ser humano común, realizado, dichoso y profundamente agradecido con Dios y la vida por todo lo que me han brindado.
¿Profesión?
Actor, juglar, arlequín, mago, alquimista y vendedor de asombro.
¿Qué satisfacciones le ha brindado su profesión?
Todo tipo de vivencias. Momentos tristes, conmovedores y satisfactorios. Recuerdo cuando El milusos ganó el concurso internacional de cine en Checoslovaquia y yo obtuve el premio de Mejor Actor. También cuando la Universidad Mesoamericana de Puebla me honró con el honoris causa por mi labor actoral de 61 años. Solo Ignacio López Tarso y yo tenemos esa distinción en México.
¿Cree en la suerte?
No, la suerte la atrae uno mismo. El hombre crea su propio destino. Creo en la magia de la transformación: cambiar lo malo por lo bueno, la tristeza por alegría, la frustración por realización. Si tienes buenos pensamientos acarrearás el bien; si tienes malos pensamientos atraerás el mal. Así trabaja la mente: puede ser tu mejor amigo o tu peor enemigo.
¿Cree en Dios?
Creo en un poder que gobierna el universo. Es la causa de que los planetas giren, de que nuestro corazón trabaje, que nuestra sangre circule, que inhalemos y exhalemos. Esta energía o conciencia existe en todo el universo, en todos los tiempos. Estamos conectados y regidos por leyes universales y divinas. No hagas a otros lo que no quieres que te hagan, porque todo se paga... en esta vida o en la siguiente. Nadie escapa a esta ley. En ese dios creo.
¿Se puede vivir sin fe?
La fe es un apoyo espiritual, un alimento y una herramienta necesaria para vivir. La fe es creer ciegamente en algo. La fe te enseña a visualizar antes lo que anhelas, porque si no lo ves realizado en tu mente antes jamás se materializará. Esto es parte de la alquimia que todo ser humano posee y que nunca nos enseñan a llevarlo a cabo.
Regresa a televisión con ¡Ahí va el golpe!, ¿cuál es la propuesta?
El país necesita un programa analítico, en el que se aborden problemas como desigualdad, pobreza, bajo crecimiento económico, violencia, grietas del estado de derecho, jóvenes sin oportunidades. Además, la nación está polarizada. Unos siguen a AMLO, otros le temen, otros ya desconfían y otros lo detestan.
¿Por qué estamos como estamos como país?
Por ignorancia y falta de información. Desconocemos nuestros derechos y los gobiernos no respetan la Constitución. No acabamos de entender que los políticos son nuestros empleados, incluido el Presidente. Mientras el mexicano se asuma como víctima continuarán abusando de él. Nos urge ser una sociedad adulta y participativa que tome el futuro en sus manos. Para salvar a México no se necesita una carrera, se necesita amarlo. México es la madre que hoy clama por sus hijos. ¡Despierta México!
¿Qué le diría a AMLO?
Señor Presidente, ¡qué decepción! Votamos por un cambio, pero no es el que usted encabeza. Muchos estamos arrepentidos. Por favor, deje de dividirnos. Un estadista piensa en las futuras generaciones; un político común, en los votos. Comparto este mensaje de Abraham Lincoln: “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos durante algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”.
¿Su grosería predilecta?
¡Chingada madre!