A casi un año de su muerte (se cumplirá este lunes 30 de mayo), Jaime Almeida es recordado por sus amigos, compañeros y, como él, amantes de la música.
Luis de Llano Macedo habla de cómo iniciaron sus respectivas trayectorias, de cómo se convirtieron en impulsores de la música en la televisión. Quién no recuerda el clásico El estudio 54 que condujo el experto musical.
Mientras que Jorge, El Coque, Muñiz destaca la amistad de Jaime: “Almeida se convirtió en mi asesor cuando quise grabar música de trío”.
Martín Urieta, el creador de clásicos musicales como “Urge”, “Acá entre nos” y “Mujeres divinas” también compartió su experiencia con el chihuahuense y contó: “Al principio como que no creía en mí como compositor, pero poco a poco me fue conociendo”.
Fato, autor entre otros temas de “Por mujeres como tú”, destaca que la muerte del musicópata, como el mismo se autonombraba y que era título de su columna que se publicaba en esta sección, “no la debemos ver como una pérdida, sino como un ejemplo de vida”.
LUIS DE LLANO MACEDO
¿Cuándo nace tu relación con Jaime Almeida?
Lo más importante es que empezamos juntos en la televisión. Yo como productor creativo, él como escritor y periodista. Empezamos soñando unas cosas que luego logramos hacer, que es lo maravilloso. Empezamos hacer una televisión de trinchera con pocos recursos y con muchas ideas, con esa actitud que uno tiene de la bandera del cambio, de vamos a revolucionar. En los 70 nos hicimos muy amigos, hicimos muchos programas juntos, muchas producciones, en las que éramos conductores; a veces él me escribía algunas cosas. Yo lo invitaba a producir conmigo.
¿Seguían trabajando juntos?
Sí, el último proyecto que le había pedido era con Los Ángeles Azules, le había pedido que por qué no me escribía una crónica para un programa; y él era un hombre que nunca te decía que no, era un hombre propositivo, dinámico, era una magnífica compañía y un gran talento, y un gurú de música. No lo podías ver como experto de los boleros o de la música. No, él sabía de todo, pero aparte la manejaba de una manera que era simpático, no era de esos mamones que de repente todo lo saben y todo lo dicen en un tono. Y eso lo hizo ser un muy querido y muy cercano a mí.
JORGE MUÑIZ
¿Cómo nace tu relación con Jaime?
Nace por mi papá, fue mucho más amigo de él. Ellos se conocieron muchos años atrás, había una gran admiración mutua, mi papá tenía una gran admiración a la memoria de Jaime y a los cuentos, porque Jaime hacía cuentos.
De repente un cuento se dice que son historias que no tienen veracidad, pero no. Jaime te platicaba de algún artista, de algún personaje musical y te hacía un cuento, desde cómo nació, la mamá lo regañaba y entonces te llenaba de imágenes cada vez que te platicaba algo.
Tenía un don de palabra increíble, porque te hacía cuentos y a mi papá le encantaba sentarse con él a disfrutar de las historias que a veces mi papá le platicaba de cosas que vivió, pero que la memoria y la forma de decirlas de Jaime las hacían muy interesantes.
¿Tú cómo o por qué haces amistad con él?
Después yo me acerqué a él, porque empecé a grabar cosas de tríos y quería que me asesorara para un disco y me dijera quién y por qué determinada canción; y uno de los primeros discos que hice de ese género casi me dio todo el material. Me explicó quién era Toña, La negra, cómo fue el éxito de Los Panchos, como peleaban con Los Ases, me explicó de las canciones que cantaban hasta tres artistas al mismo tiempo; por ejemplo, “Bésame mucho” de Consuelito Velázquez o una de Agustín Lara, la cantaba un hombre y también una mujer.
Y entonces me dio una forma de ver la música de los tríos diferente a lo que yo había hecho; y después me acerqué mucho a trabajar con él. Hicimos muchos programas juntos, disfrutamos muchas cosas y compartimos otras tantas Jaime, mi papá y yo, pero él con un amigo asesor.
Además, me acerqué con él para pedirle que me presentara a Carlos (Marín) Por eso nos conocimos los tres, porque yo veía y veo que el espacio de MILENIO en la noche, a los que nos gusta las cosas de política es bien atractivo, pero rompía con la parte musical; cuando ellos se sentaban a cantar, me acuerdo que empezaban… Qué lejos estoy...” y estaban aullando no cantando.... Así fue que le pedí que me dieran chance de venir a cantar con ellos. Por eso guardo un gran cariño por ellos y me dio una enorme tristeza cuando nos enteramos de su partida.
MARTÍN URIETA
¿Cómo conoce a Jaime?
Resulta que Panchito González, quien es mi amigazo, le pidió que me presentara porque tuve una actuación en Monterrey, y lo hizo y dijo cosas muy bonitas respecto a mi trayectoria.
Pero lo interesante de esto es que como yo en mi show digo chascarrillos, anécdotas y eso le gusta mucho a la gente, pues él lo destacó en esa presentación, hizo toda una historia, un cuento, como los que él solía hacer de cada situación.
¿Tiene alguna anécdota especial con él?
Sí, cuando participé en festival de la OTI, todavía no éramos amigos, y como que él se incomodó por la maqueta que yo hice; él no creía en mí como compositor, pero a medida de que fue pasando y fue conociendo más mi obra, cambió y hasta me entrevistó en un programa de radio que tenía. Y así ya nos conocimos y nos hicimos grandes amigos.
FATO
¿Cómo conoce a Jaime?
Lo conocí en los 80 cuando había un programa que se llamaba Canto de Juventud que hacía la XEW; él era el director y yo era un muchacho de 21 años; en ese tiempo yo me llamaba Enrique Guzmán Yáñez, que es mi nombre, y mi hermana Santa Benith, competimos en el mismo evento. Y recuerdo que era muy ameno, muy sencillo con un conocimiento musical como pocos lo pueden tener en el mundo.
¿Que es lo que más recuerda de él?
Que era un hombre que amaba la música, un hombre que siempre tuvo una sonrisa y un ser humano que vivió la vida a tope.
A mí en lo personal desde que me conoció siempre auguró un futuro promisorio para mí, eso es real. Por eso digo que fue un hombre que está dentro de la gente, que quiso ayudarme.
Además, tuve la fortuna en la Sociedad de Autores y Compositores de México de que él dirigiera dos de mis clases máster, que fuera el intermediario entre el público y yo, pues sabía tanto de mi obra que hizo una presentación de mí, hermosa.
En realidad, lo único que puedo decir de Jaime Almeida es que es un hombre inmortal, de esos que jamás muere. Su muerte no es una gran pérdida, sino más bien es un ejemplo de vida que sembró la semilla de la verdad, del talento.
Yo cuando veo El asalto a la razón, porque me gusta mucho, al no ver a Jaime, siento que me falta algo, porque estamos hablando de un hombre que dejó una gran escuela y un amor entre todos los hacedores de la música y no hacedores, porque a él lo querían los escritores, los arreglistas de música clásica, pero sobre todo lo respetaban por su conocimiento.