Jambinai, un estruendo coreano que cimbró el Cervantino

En su primera visita a Guanajuato, el quinteto demostró que Corea no solo triunfa musicalmente con el K-pop

JAMBINAI Festival Internacional Cervantino | Ariel Ojeda
Guanajuato /

El concierto del Jambinai en El Trasnoche, como parte de la programación de Corea en el Festival Internacional Cervantino, comenzó cuando Lee Il-woo, líder del grupo coreano, salió al escenario en punto de las 23 horas y de inmediato hizo sonar su piri, instrumento similar al oboe que se fabrica con bambú.

Con este objeto tradicional de su país, el músico generó un sonido relajante e hipnótico, que se vio interrumpido a los pocos minutos cuando sus colegas – batería, bajo, haegum (similar al violín) y geomungo (similar a la cítara) – se sumaron a la melodía. Y así llegó el estruendo.

En su primera visita a Guanajuato, el quinteto demostró que Corea no solo triunfa musicalmente con el K-pop; sus proyectos de otros géneros, avant-rock en el caso de Jambinai, ostentan una gran calidad técnica y capacidad expansiva.

JAMBINAI Festival Internacional Cervantino | Ariel Ojeda

Durante más de 1 hora, la banda, que es presa de comparaciones con los canadienses Godspeed You! Black Emperor o los escoceses Mogwai, mantuvo a los espectadores en una especie de trance lúgubre, sobre todo gracias a los sonidos de los instrumentos tradicionales coreanos que utilizan.

En el mejor momento de la velada fue cuando los artistas repasaron algunos temas del álbum que los catapultó a nivel mundial, Difference (2012), pues ante el poder de estas canciones los espectadores abandonaron la pasividad y comenzaron a mover sus cabezas; la calma de los primeros minutos del show volvió pocas veces a El Trasnoche.

JAMBINAI Festival Internacional Cervantino | Ariel Ojeda

Gracias”, fue la única palabra en español que Lee Il-woo externó a los presentes, que le respondieron con aplausos, chiflidos y otras muestras de afecto que se suele dar en los conciertos… Curioso que a la salida del recinto alguien comentó: “Esa banda se merecía un Dr. Simi”.

Pasada la medianoche, los músicos manifestaron su gratitud y salieron del escenario, pero ante las peticiones de “Otra, otra” hicieron caso y volvieron para invocar un último estruendo que cimbró la noche cervantina.

Una grata sorpresa, que de esa tenue melodía del piri se desencadenó un viaje musical entre relámpagos y olas agresivas.

DAG

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.