Hace 20 años, The Ridebikers, el libro de fotografías sobre un club de motociclistas ilegales que hacían rugir su motor en Estados Unidos durante los años 60 llegó a las manos de Jeff Nichols, y de inmediato reconoció en sus páginas un material puramente cinematográfico y algo más: una historia sobre un grupo de hombres que responden a una filosofía de vida, a un sentido de identidad y pertenencia a través de las motocicletas.
Esta semana, la historia protagonizada por Tom Hardy y Autin Butler llega a las salas de cine como una oda al mundo biker, sumándose a otras grandes producciones que han dejado huella en la pantalla como Rebelde sin causa o Sons of Anarchy. Con The Bikeriders, Nichols nos lleva a un microcosmos que todos reconocemos, pero pocos han penetrado: un club ficticio de motociclistas del área de Chicago que se hace llamar The Vandals.
“Cuando vi el libro de Danny Lyon y cómo capturaba la amplitud de una subcultura, me fascinó; era casi como el trabajo de un antropólogo que estaba tratando de captar a las personas tal como las veía. Me pareció una gran historia con los ingredientes que necesitaba para hacer una película y llevar a la audiencia a un mundo detallado y específico, los bikers”, dijo Jeff Nichols a MILENIO.
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“La búsqueda de identidad es una de las fuerzas más poderosas, nos da un propósito, y eso es lo que los seres humanos buscan por instinto: un grupo. Muchas veces optamos por ese grupo para que nos proporcione identidad, y eso es un verdadero desafío, una fuerza positiva en la sociedad. Y también puede ser muy peligroso; los bikers realmente se preocupan por ambas cosas”, agregó.
Los Vandals de la película en realidad no existen, pero sus miembros, Johnny (Tom Hardy) y Benny (Austin Butler), se inspiraron en la colección de fotografías de Danny Lyon, imágenes en blanco y negro que sirvieron como materia prima para la historia que Nichols trasladó a la pantalla grande: “Estaba obsesionado con la gente que Danny entrevistó y grabó en 1965”, dijo.
“No conecto con la cultura de las motocicletas y muchas cosas me resultan ajenas, pero las personas representadas en su libro se sienten reales. Más allá de eso, Danny tenía un verdadero don para lograr que la gente se abriera, personas con las que gran parte de la sociedad no tenía interés en hablar y ver cómo operan, y Danny hizo eso y cuando ves su libro ves el comportamiento humano. Eso es lo que un cineasta como yo busca”, agregó.
La voz femenina
La película presenta un triángulo amoroso y una crisis de sucesión. Enciende el motor y abre la pista a un mundo en el que el líder de la pandilla compite por el afecto de su seguidor más duro (Benny) por la novia de este. La mujer en cuestión es Kathy (Jodie Comer), quien de hecho narra la historia, lo cual resulta gratificante al tratarse de una historia con sentidos tan masculinos, “no creo que la película pueda existir sin ella”, dijo Jeff sobre el personaje.
“Si piensas en esta película solo desde una perspectiva masculina, se siente demasiado pesada. Parte del subtexto es que los hombres son incapaces de expresarse, o son muy malos en eso, si pones a uno de ellos a cargo vas a tener muchas poses y cosas falsas, Kathy tenía una perspectiva tanto interna como externa, podía preguntarse por qué estaba cautivada con este mundo y específicamente con Benny”, explicó el director.
La masculinidad sobre ruedas
En algunas historias, el concepto de la masculinidad está ligado a una motocicleta; The Ridebikers lo reitera con la escena en la que se ve cómo el personaje de Tom Hardey decide fundar su club inspirado en Marlon Brando, en The Wild Ones. Aquí no hay reglas escritas, sobre la marcha se van delimitando, su propia democracia violenta está regida por la pregunta: ¿puños o cuchillos? Así se marca el destino de los miembros de la banda.
“Una moto encierra tensión y complejidad y los hombres también. Una motocicleta es hermosa y quieres subirte y conducirla, representa libertad, pero también puede matarte, ambas cosas están en conflicto. Hablando como hombre, hay muchas cosas hermosas sobre la masculinidad, cosas de las que se debe hablar y celebrar, pero pueden ser cosas muy, muy peligrosas, al igual que con la motocicleta y cuando las juntas, tiene sentido”, dijo Jeff.
Con los personajes “hay consecuencias de la elección que toman. Era importante mostrar un despertar al cambio en el club, si ves a los chicos que lo iniciaron, no tenían reglas, entonces, ¿por qué se unen? ¿solo por un sentimiento, no porque tuvieran un objetivo específico? En realidad, son estos grupos posteriores los que se unen con un propósito y esos tipos son más peligrosos, con seguridad”, agregó Jeff, sobre los códigos de honor